Enviado por Brenda Fragoso
Los efectos secundarios de ingerir demasiada cafeína (por ejemplo, agitación, ritmo cardíaco acelerado y dificultades para dormir) son bien conocidos, pero investigaciones recientes han mostrado que el estimulante también tiene su lado bueno. Puede matar células cancerosas. Ahora, un equipo internacional de científicos ha comprobado que la combinación de un compuesto basado en la cafeína y de una pequeña cantidad de oro podría algún día ser utilizada como agente anticáncer.
La cafeína y ciertos compuestos basados en ella han estado recientemente bajo los focos como posibles tratamientos anticáncer. Pero conviene aclarar que beber litros de café, refrescos con cafeína y bebidas energéticas, no es la solución, y que la cafeína normal de esas bebidas, a los niveles necesarios para matar a las células cancerosas, empezaría también a tener efectos negativos en las sanas.
Por su parte, el oro puede asimismo eliminar células cancerosas, pero, como la cafeína, puede dañar a las sanas.
Ante todo esto, el equipo de Michel Picquet, del Instituto de Química Molecular de la Universidad de Borgoña en Dijon, Francia, y Angela Casini, del Instituto de Investigación Farmacológica de la Universidad de Groninga en los Países Bajos, decidió poner a ambos juntos en ciertas configuraciones, para ver si los nuevos compuestos basados en cafeína y oro pueden actuar de forma selectiva contra las células cancerosas, evitando su crecimiento, sin dañar a las otras.
Para ello prepararon una serie de siete nuevos compuestos en el laboratorio y los estudiaron. Los científicos encontraron que, en determinadas concentraciones, uno de los compuestos de la serie mató selectivamente células cancerosas de ovarios humanos sin perjudicar a las células sanas. Además, el compuesto actuó específicamente contra un tipo de arquitectura de ADN que está asociada con el cáncer.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Loic Stefan, Marc Pirrotta, David Monchaud, Ewen Bodio, Philippe Richard y Pierre Le Gendre, del Instituto de Química Molecular de la Universidad de Borgoña en Dijon, Francia, Elena Warmerdam, Marina H. de Jager y Geny M.M. Groothuis, del Instituto de Investigación Farmacológica de la Universidad de Groninga en los Países Bajos, y Benoît Bertrand de ambos institutos.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Loic Stefan, Marc Pirrotta, David Monchaud, Ewen Bodio, Philippe Richard y Pierre Le Gendre, del Instituto de Química Molecular de la Universidad de Borgoña en Dijon, Francia, Elena Warmerdam, Marina H. de Jager y Geny M.M. Groothuis, del Instituto de Investigación Farmacológica de la Universidad de Groninga en los Países Bajos, y Benoît Bertrand de ambos institutos.
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