Antes de convertirse en una estrella mundial, May estudió física y matemáticas en el Imperial College London. Su interés por el universo era tan profundo que inició un doctorado en astrofísica, centrado en el estudio del polvo zodiacal: diminutas partículas que se acumulan en el plano del Sistema Solar y que revelan pistas sobre el origen y evolución de nuestro entorno espacial. Su investigación analizaba cómo estas partículas se mueven bajo la influencia de la luz del Sol, un tema clave en dinámica celeste.
La fama llegó primero que el título, y durante años su carrera musical ocupó casi todo su tiempo. Sin embargo, su vocación científica nunca desapareció. Décadas después, retomó su tesis con datos más recientes y la completó bajo la supervisión de investigadores del mismo Imperial College. En 2007 recibió oficialmente su doctorado, con una investigación totalmente válida dentro del campo de la física espacial.
Desde entonces ha colaborado en proyectos científicos reales. Participó como investigador asociado en la misión New Horizons de la NASA, dedicada a estudiar Plutón y el objeto Arrokoth en el Cinturón de Kuiper. Su trabajo se enfocó en análisis estereoscópico —técnica que permite construir imágenes tridimensionales a partir de fotografías reales— para estudiar la forma y estructura de estos mundos lejanos.
Desde entonces ha colaborado en proyectos científicos reales. Participó como investigador asociado en la misión New Horizons de la NASA, dedicada a estudiar Plutón y el objeto Arrokoth en el Cinturón de Kuiper. Su trabajo se enfocó en análisis estereoscópico —técnica que permite construir imágenes tridimensionales a partir de fotografías reales— para estudiar la forma y estructura de estos mundos lejanos.
Brian May nunca dejó de ser músico, pero tampoco renunció a la ciencia. Logró algo poco común: combinar una trayectoria artística extraordinaria con una carrera científica genuina, basada en investigación y trabajo académico.
No es una historia de “doble vida”, sino la prueba de que una persona puede dedicar su energía a todas las pasiones que la mueven. Que la creatividad no solo se expresa en un escenario, también en un laboratorio, en una ecuación o en la búsqueda de respuestas sobre el origen del Sistema Solar.
No es una historia de “doble vida”, sino la prueba de que una persona puede dedicar su energía a todas las pasiones que la mueven. Que la creatividad no solo se expresa en un escenario, también en un laboratorio, en una ecuación o en la búsqueda de respuestas sobre el origen del Sistema Solar.

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