lunes, 25 de enero de 2021

Dia del Biólogo

En 2021 se cumplen 60 años que en México se instituyó el Día del Biólogo, cuyo función, hoy más que nunca, es muy relevante para el estudio y el entendimiento de los problemas ambientales que afectan al planeta y pueden colapsar a la sociedad.

El 25 de enero de 1961, científicos del Instituto Politécnico Nacional crean el Colegio de Biólogos de México y a partir de entonces, cada año, se celebra el Día del Biólogo.

Mucho antes, desde principios de los años treinta del siglo XX, en la UNAM, en la entonces llamada sección de Ciencias de la Facultad de Filosofía y Letras, se comenzó a impartir formalmente la biología.

El primer título de biólogo fue obtenido por una mujer que después sería legendaria: Helia Bravo Hollis, cuya longeva vida la dedicó al estudio de las cactáceas.

Bravo Hollis, la primera en hacer estudios taxonómicos de las cactáceas mexicanas y a quien la Princesa Grace de Mónaco distinguió con el “Cactus de Oro” en 1980, resume así su labor en la ciencia:

“El motivo de mi vida fue la biología y las cactáceas. Dediqué casi mis 100 años de vida a mi ciencia preciosa. Gracias a ella vivimos, gracias a ella conocemos la naturaleza de la que somos parte”.

Pionera de diversas acciones que marcaron los derroteros de la biología moderna, Bravo Hollis fue cofundadora del Jardín Botánico de la UNAM y fundó la Sociedad Mexicana de Cactología.

Un gremio fundamental
Los biólogos, dice el doctor Gerardo Ceballos, sobre todo los que trabajan en la conservación y en los problemas ambientales, son los que aportan elementos científicos para determinar si una obra (el Tren Maya, por ejemplo) tendrá o no efectos negativos severos y “guiar las acciones” para mitigarlos.

Los biólogos, dice el investigador de la UNAM, se ha vuelto un gremio fundamental “para poder mantener la viabilidad del planeta”.

Por ejemplo, en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados del Instituto de Ecologia, uno de los líderes en el estudio de los problemas de extinción de especies a nivel global, “podemos decir cuál es la magnitud, cuál es la urgencia y cuales son las soluciones”.

Biólogos ilustres
En una lista de célebres biólogos de México, figuran por sus aportaciones, entre otros, Alfonso L. Herrera, fundador del Zoológico de Chapultepec y precursor del Instituto de Biología de la UNAM.

Autor de La biología en México durante un siglo; en la UNAM, el museo de zoología de la Facultad de Ciencias lleva el nombre de Alfonso L. Herrera.



Faustino Miranda, botánico de origen español, fue cofundador del Jardín Botánico de la UNAM y maestro de la Facultad de Ciencias.

Otros ilustres biólogos de siglo XX mexicano son:

Arturo Gómez Pompa, una de las primeras voces en denunciar la destrucción de la selva tropical y también en ofrecer soluciones.

Gonzalo Haffter, egresado del IPN y fundador del Instituto de Ecología (INECOL), promovió la creación de las Reservas de la Biosfera en México (Mapimí y Michilía en Durango y Montes Azules en Chiapas).

Alfredo Barrera, hijo predilecto de Mérida, doctor por el Poli y académico de la UNAM, fundó el Consejo Nacional para la Enseñanza de la Biología y el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México.

En esa lista larga figuran el ex rector José Sarukhán (autor de Las musas de Darwin y fundador de la Conabio), Jorge Soberón (pertenece al Panel Asesor Científico y Tecnológico del Fondo para el Medio Ambiente Mundial), Rodolfo Dirzo (autor de conceptos como defaunación que lleva a la rodentización o aumento de animales pequeños en un ecosistema) y Julia Carabias, “una de las mejores en vincular temas de la conservación con sectores políticos y de la sociedad”.

Hay muchos biólogos destacados y más jóvenes, pero esos son “solo algunos de los grandes pilares” de la biología mexicana, puntualiza el doctor Ceballos.

martes, 19 de enero de 2021

5 Teorías sobre el origen de la vida

¿Tiene principio y fin el universo? ¿Existen otras formas de vida en el cosmos? ¿Hay otros mundos parecidos al nuestro? Entre los grandes misterios que hay en el mundo, esos que aún no tienen una respuesta única o definitiva por parte de la ciencia, la duda de cómo surgió y evolucionó el ser vivo en la Tierra, está entre los principales enigmas.

Se calcula que la edad del planeta Tierra es de varios miles de millones de años, pero ¿cuándo y de qué manera comenzó a surgir la vida en él? Poniendo a un lado el planteo creacionista, ese que sostiene que las diferentes especies fueron creadas por una mano divina en un breve tiempo hace unos 6000 años (el Génesis), las teorías de la evolución abren diferentes caminos.

Cuando la materia, expuesta a determinadas condiciones físicas, se vuelve lo suficientemente compleja para dar lugar a la vida. Prolongados procesos químicos y evolución de por medio generaría materia viva. Con este punto como base, a lo largo de los años, los científicos, físicos, químicos y biólogos, fueron desarrollando diferentes hipótesis, pero hay 5 teorías sobre el origen de la vida que se encuentran entre las más respetadas.
1. Teoría del Caldo Primordial, de Alexandr Ivánovich Oparin

Bioquímico ruso, Alexandr Ivánovich Oparin publicó en 1922 "El origen de la vida". Ubica el inicio de la Tierra hace unos 4.600 millones de años atrás y explica cómo las particulares condiciones de la atmósfera de entonces, con altas concentraciones de metano, vapor de agua, amoníaco e hidrógeno gaseoso, terminó por generar una reacción química. A medida que la Tierra comenzó a enfriarse se fueron formando mares primitivos o caldos primordiales, con gran cantidad de compuestos disueltos en ellos. Poco a poco, estas moléculas inorgánicas se habrían asociando o agrupado entre sí a través de reacciones químicas, creando otras mayores, cuerpos cada vez más complejos (coacervados), que fueron determinantes en la evolución de los primeros compuestos orgánicos o células vivas.
2. La teoría de Miller y su experimento
Fue el científico estadounidense, Stanley Miller, quien en 1953 quiso probar la teoría de Oparin. Para esto, creó un dispositivo que reproducía la mezcla de elementos (agua, metano, amoníaco e hidrógeno) y la atmósfera primitiva inicial de la Tierra, a la vez que producía pequeñas descargas eléctricas, simulando los rayos de una tormenta.
Una semana después, se vieron los resultados, parcialmente positivos. Se generaron moléculas orgánicas sencillas y, a partir de ellas, otras más complejas, como aminoácidos, ácidos orgánicos y nucleótidos. Aunque no se logró probar el desarrollo evolutivo de la vida en la Tierra, se abrió un nuevo camino hacia la obtención de moléculas orgánicas.
3. La teoría de las microesferas de proteinoides, de Fox
El paso siguiente lo dio el bioquímico norteamericano Sidney W. Fox. Según sus estudios, las primeras formas de vida no sólo sucedieron en el mar, sino también en la tierra. A muy altas temperaturas (cercanas a los 1.000° C), una determinada mezcla de gases habrían sufrido transformaciones que culminaron en la síntesis de aminoácidos, que a su vez se unieron formando "protenoides". Al sumergirse en el agua, éstos se replegaron sobre sí mismos adoptando formas de microesferas, que podían absorber sustancias como agua, glucosa, aminoácidos y continuar su desarrollo.
4. Teoría de la panspermia
Esta línea, desarrollada por el biólogo alemán Hermann Ritcher en 1865, supone que la vida en la Tierra tiene origen en el cosmos o, específicamente, en microorganismos espaciales que llegaron a nuestro planeta a través de rocas, cometas, meteoritos o restos de material cósmico que impactaron en ella. Estos "gérmenes extraterrestres" o cosmozoarios, habrían aportado el material orgánico necesario para el comienzo de la vida.
En 1908 el químico sueco, Svante Arrhenius, recuperó esta teoría denominándola: panspermia, palabra que en griego significa "semillas por todas partes". Así, adheridos a algunos cuerpos celestes, estos organismos, viajarían por el espacio hasta encontrar una atmósfera o ambiente con las condiciones adecuadas para evolucionar. Los seguidores de esta hipótesis a su vez, se dividieron en dos ramas: los partidarios de la panspermia celular, o los que creen en un origen de la vida terrestre a partir de microorganismos cósmicos; y los adeptos a la panspermia molecular, es decir, que los cuerpos celestes trajeron consigo moléculas orgánicas relativamente complejas, pero sin alcanzar el nivel celular.
Recientemente, científicos de la NASA descubrieron ribosa (un componente crucial del ARN o ácido ribonucleico) y otros azúcares esenciales, como arabinosa y zilosa, en dos meteoritos ricos en carbono llamados NWA 801 y Murchison. El hallazgo en meteoritos de azúcares esenciales e imprescindibles para el origen de la vida, parece respaldar la teoría de la panspermia molecular.
5. Teoría del Mundo del ARN
El ácido ribonucleico o ARN, junto a otras proteínas y moléculas, es un elemento decisivo para que el ADN pueda replicarse. Esta teoría sostiene que el ARN es la molécula que dio lugar al ADN, ya que su presencia en la cadena evolutiva es muy anterior y, al igual que el ADN, tiene la capacidad de almacenar información y, al mismo tiempo, puede catalizar reacciones químicas (como las proteínas).
La hipótesis plantea que el ARN sería el punto de partida en la formación de las células primitivas y la molécula a partir de la cual habría evolucionado el sistema genético tal como se lo conoce actualmente. ¿El problema sin resolver? El origen del propio ARN en la Tierra. Incertidumbre que, para muchos, vuelve a conducir a la idea de que los nucleótidos podrían haber llegado del espacio, a través de la lluvia de meteoritos que impactaban contra la superficie terrestre en aquella época.
Teorías e investigaciones que allanan el camino hacia la verdad y, al mismo tiempo, escriben nuevas dudas. Descubrir cómo fue el proceso que hizo de la materia inerte las primeras células, aún es una incógnita.