Enviado por Anahí Hernández
Tal y como se ha demostrado en investigaciones anteriores, existe una baja probabilidad de desarrollar de forma simultánea cáncer y alzhéimer a partir de los 60, ya que ambas son dos manifestaciones de una misma “enfermedad”: la vejez o el deterioro natural del organismo. Hasta el momento, los científicos se habían planteado distintas hipótesis para esclarecer dicha vinculación inversa, sin resultados concluyentes. Un nuevo estudio publicado en la revista PLOS Genetics ha aportado la primera prueba fehaciente de la conexión entre tumores y enfermedades en el sistema nervioso, que subyace en la expresión opuesta de los mismos genes según se trate de un trastorno u otro.
Los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) cotejaron los datos de la expresión genética de casi 1.700 personas procedentes de 30 estudios sobre enfermedades del sistema nervioso central como alzhéimer, párkinson y esquizofrenia, y los de trabajos sobre tres tipos de cáncer (colon, pulmón y próstata). Como resultado del análisis, encontraron un centenar de genes, entre los que destacaban PIN1, Wnt y P53, que intervenían en los dos tipos de enfermedades, aunque de forma contraria, presentando una sobreactivación o subactivación en función de si se trataba de cáncer o alzhéimer.
En el caso del gen PIN1, por ejemplo, relacionado con el proceso de plegamiento de las proteínas, su sobreexposición implicaba la aceleración del metabolismo celular vinculado con el desarrollo de tumores, pero al mismo tiempo impedía el funcionamiento normal de la proteína TAU, que desempeña un papel clave en la degeneración de las neuronas y el desarrollo del alzhéimer. “Hasta el 90% de los procesos biológicos que aparecen aumentados (acelerados por una mayor expresión de los genes) en el caso del cáncer están reprimidos en las enfermedades del sistema nervioso analizadas”, destacan los investigadores del CNIO Cesar Boullosa y Kristina Ibáñez.
Este hallazgo supone un importante avance en la identificación del nexo entre las patologías neoplásicas y neurodegenerativas, aunque queda por concretar aún el origen del comportamiento genético descrito, ya que la medicación administrada durante años podría influir también de la alteración de la expresión de los genes.
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