lunes, 23 de diciembre de 2013

No gana el más fuerte sino el más brillante

Enviado por Brenda Zahori Fragoso

Pocas cosas hay en la naturaleza que nos parezcan más ridículas y efímeras que un duelo de camaleones. Cuando dos machos se encuentran en la fronda de un árbol, ambos modifican la forma de su cuerpo, se estiran y aplanan en forma de disco y comienzan a cambiar de colores súbitamente. El duelo más largo dura unos 10 segundos y hay cierta violencia contenida, abren la boca, agitan la cola y a veces se alcanzan con algún mordisco. Pero la clave de este duelo está en los colores.

"Básicamente convierten su cuerpo en una gran valla publicitaria", asegura el investigador Russell Ligon, de la Universidad Estatal de Arizona, quien ha analizado junto a su equipo el comportamiento de los camaleones de Yemen (Chamaeleo calyptratus), una especie que puede alcanzar hasta los 60 cm de longitud. El estudio, publicado en Biology Letters, concluye que los camaleones machos utilizan el código de colores para comunicarse durante estos duelos y que el patrón de cambios puede indicar quién será el ganador de la batalla.

Para analizar los cambios de color de estos animales, los investigadores se encontraron con un problema. Cuando utilizas un espectrómetro, la medición altera el resultado. "La prueba cambia el color de la piel del camaleón", asegura Ligon, "porque es sensible tanto a la luz como a la temperatura". Para salvar este escollo, los científicos utilizaron cámaras especiales que les permitían captar, además, los colores de la misma forma en que los ojos del camaleón lo hacen (con cuatro tipo de células receptoras y sensibilidad al ultravioleta).

Lo que han descubierto los científicos es que el brillo de las franjas de los camaleones permite predecir cuánto se van a acercar, mientras que el brillo de sus cabezas (que varía hasta un 83% frente al estado de relajación) indica con bastante previsión quién ganará la batalla. De este modo, si dos camaleones se acercan y empiezan a encenderse como un ascua, la pelea está garantizada, y ganará aquel de los dos que más brillo tenga en la cabeza.



"Una de las cosas que más nos sorprendió", dice Ligon, "es que la masa no es un buen indicador de la habilidad para pelear en comparación con el color. Uno pensaría que los individuos más grandes serían más difíciles de desplazar, pero eso no es tan importante como las señales de color".

Este estudio de la comunicación entre camaleones se une a los recientes descubrimientos sobre la evolución de esta habilidad en los camaleones. En 2008, Devi Stuart-Fox y Adnan Moussalli demostraron que la capacidad de cambiar su piel ha terminado siendo más una herramienta para intercambiar información social que para pasar desapercibidos con un camuflaje, como se suele creer.

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