Enviado por PAULINA O.V
Un nuevo estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, la UNSW ha comprobado el daño que produce la conocida como comida basura (aquella con un alto contenido en grasas y azúcares). Según sus resultados, incluso a corto plazo esta comida puede ser perjudicial, al inflamar una región específica del cerebro.
En su ensayo realizado con ratas de laboratorio observaron que, tras una semana alimentando a las ratas con una dieta alta en grasa y azúcar, se producían fallos en la memoria de los animales. Pero, ¿qué produjo esta pérdida cognitiva? Los investigadores notaron que los animales alimentados con una dieta basura tenían una inflamación en la región del hipocampo, aquella parte del cerebro implicada en la formación de recuerdos y la memoria y una de las primeras regiones afectadas por el Alzheimer.
Como apuntaba la profesora Margaret Morris de la UNSW, "Sabemos que la obesidad causa inflamación en el cuerpo, pero no nos dimos cuenta hasta hace poco que también causa cambios en el cerebro”. Es decir, este tipo de dieta no solo afecta a nuestra figura, sino que también puede influir en nuestra capacidad de memorizar.
En el mismo estudio indican que ciertos aspectos de la memoria no se vieron afectados en función de sus distintas dietas. Por ejemplo, todos los animales fueron igualmente capaces de reconocer algunos objetos independientemente de las distintas dietas que habían ingerido. Sin embargo, las diferencias en la memoria de los animales (dónde estaban colocados los objetos) surgió incluso antes de que aparecieran diferencias de peso entre ellos.
"Lo que es sorprendente de esta investigación es la velocidad con la que se produjo el deterioro de la cognición", explica el profesor Morris, de la Facultad de Ciencias Médicas. Según dichos ensayos realizados con ratas, en una semana ya se observaba un deterioro de la memoria. Igualmente apunta que "Nuestros datos preliminares también sugieren que el daño no se invierte cuando las ratas se cambian de nuevo a una dieta saludable, que es muy preocupante". Así pues, la nutrición afecta al cerebro a cualquier edad, pero con el envejecimiento toma una mayor importancia la prevención del deterioro cognitivo. En palabras del propio Morris, “Una persona de edad avanzada con una mala dieta puede ser más propensa a tener problemas".
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