martes, 8 de octubre de 2013

Te explicamos en que contribuye el descubrimiento que se ganó el Nobel.

Pronto enfermedades como las diabetes, el Parkinson o el Alzheimer podrían ser tratadas y revertidas gracias a la identificación del sistema de transporte celular.

Hoy la Real Academia de las Ciencias Sueca dio a conocer que los estadounidenses James E. Rothman y Randy W. Sckeman, así como el alemán Tomas C. Südhof son los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2013 por su hallazgo en el proceso fundamental del sistema de transporte celular.

Sin embargo, el leer "transporte celular" no nos dice mucho, ni nos deja claro en qué puede contribuir este hallazgo y cómo puede cambiar nuestra vida. Para conocer esto, acudimos al doctor Arturo Ortega Soto, jefe del Departamento de Genética y Biología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), quien nos explica cómo este descubrimiento es clave para diseñar nuevas terapias para tratar enfermedades degenerativas como la diabetes, el Parkinson o el Alzheimer.

"El transporte celular es el mecanismos que siguen las moléculas para transportarse de una célula a otra a través de pequeñas bolsitas llamadas vesículas. Cada célula en nuestro cuerpo produce moléculas específicas para cada órgano. Por ejemplo, la insulina se produce y se envía a la sangre", explica el investigador.


"Schekman encontró los genes requeridos para el tráfico vesicular, Rothman desentrañó el engranaje de proteínas que permite a las vesículas, la transferencia de su carga molécular y Südhof descubrió los mecanismos que hacen que ésta se realice con precisión en cada órgano. Estos tres procesos nos permiten conocer el mecanismo para entender cuándo la célula debe de actuar según lo que el organismo requiere", dijo el especialista.

El mecanismo de transportación celular muestra los principios moleculares que determina "el impulso que necesita determinada célula en determinado órgano para tener una reacción".

Al tener identificado su mecanismo de acción se puede revertir las fallas que generan enfermedades inmunológicas o neurológicas. Por ejemplo, en la diabetes: "cuando el paciente deja de producir insulina se somete a terapias invasivas para mantener los níveles de esta hormona, al conocer el funcionamiento de las moléculas en las células se puede modificar la transferencia de productores de insulina, para que el paciente deje de someterse a inyecciones que a la larga es muy doloroso.

En el tratamiento de las alergias también abre una ventana de oportunidades. Hay que recordar que el cuerpo activa su sistema inmune para protegerse, sin embargo, éste puede producir más agentes que pueden ser tóxicos para el cuerpo. El conocer los principios que determina cómo las moléculas producidas por las células, se pueden crear tratamientos genéticos que disminuyan el uso de antiestáminicos, que el usarlos por más de un año puede provocar efectos secundarios.


Hay que recordar que todas las células de nuestro cuerpo están continuamente comunicándose. Si un mosquito nos pica, la piel se inflama como respuesta del sistema inmunológico gracias al sistema celular que empaqueta las moléculas en vesículas para indicarle en dónde deben de actuar para proteger el cuerpo. "Al conocer el sistema de transportación celular el médico puede bloquear la liberación de las proteínas que se expulsan para que el cuerpo se defienda", explica el investigador del Cinvestav.

Tratamiento para las enfermedades neurodegenerativas Un defecto en la transportación celular es una de las principales características de las enfermedades neurodegenerativas. "El investigador alemán, Thomas C. Südhof y quien es uno de los tres galardonados con el Nobel, tiene más de 20 años trabajando en el sistema nervioso, y el cual es el más complejo. Tardó más de 20 años en encontrar "la maquinaria" que lleva esta proteínas a las vesículas para poder revertir o tratar enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, que aparecen como consecuencia de la falta de producción de neurotransmisores", cuenta el investigador. 

En el caso de las enfermedades neurológicas, como por ejemplo el Parkinson. Cuando las células encargadas de la producción de dopamina comienzan a morirse, se le administra al paciente precursores de la dopamina, sin embargo, en menos de un año éstos provocan efectos secundarios. "Si yo conozco cómo regulo los estímulos que promueven la producción de dopamina, el paciente se puede someter a una terapia genica para hacer más eficiente el abasto de dopamina e indicarle a las células cuando producir más", explica Ortega Soto.


El investigador dice que cuando el Parkinson aparece muchas células se mueren, al conocer cómo algunas células sanas pueden transportarse para producir más dopamina y reducir la tensión de los músculos, característica principal de la enfermedad, se puede revertir la enfermedad. Parece que con el hallazgo ganador del Nobel, pronto podríamos tener terapias genéticas encargadas de revertir algunas enfermedades, en especial la diabetes, que es la primer causa de muerte en nuestro país.

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