sábado, 28 de septiembre de 2013

¿Por qué soñamos? (II)

Enviado por Alan Soto 604

¿Por qué todos alguna vez hemos soñado que volábamos?
A menos que sea un sueño lúcido (en el que el vuelo está dirigido por nuestros propios deseos), los sueños en los que volamos (no aquellos en que solo caemos) nos sorprenden muchísimo. Lo que hace que los recordemos y pensemos que son comunes a todos es que en ellos se “vencen” las leyes físicas.

La sorpresa de alcanzar esta sensación hace que no la olvidemos. A menudo, los sueños en los que volamos duran solo unos segundos, porque es el tiempo que tarda el cerebro en dar orden de atonía a los músculos, “perdemos” la conexión con ellos y sentimos que flotamos.

¿Creces mientras duermes?
A cierta edad, los niños parecen crecer, literalmente, de un día para otro. Pues resulta que es verdad. La secreción hormonal (y de todas las sustancias del organismo) tiene un ritmo circadiano. Esto quiere decir que su intensidad varía a lo largo del día, no es constante. Durante la fase 3 del sueño no REM se incrementa enormemente la secreción de la hormona del crecimiento (HGH), así como muchas de las sustancias que estimulan el sistema inmunitario defensivo.

Por eso, durante las enfermedades los niños duermen más: se incrementa su sistema inmunitario. De la misma manera, tras las enfermedades, y por dormir más, se pueden observar fehacientemente los “tirones” del crecimiento.
¿Puedes soñar lo que quieras?
Mark Blagorve, psicólogo de la Universidad de Swansea y especialista en sueños y estados de consciencia, nos da las claves para dirigir nuestros sueños: “Lo primero es preguntarnos cuando estamos conscientes:¿estoy despierto o estoy soñando? Con el tiempo, y después de algunas semanas de entrenamiento, te podrás hacer esta pregunta en sueños. Al principio dirás que estás despierto, que es la respuesta equivocada, pero otras veces te darás cuenta de que es un sueño, y en ese momento quizá puedas controlar el argumento.


¿Quieres provocarte pesadillas?

Tristán Beckinstein, neurocientífico de Cambridge, dice que es posible autoinducirse pesadillas, pero no recomienda hacerlo solo. Aquí algunas formas de pasar una mala noche (sólo apto para masoquistas).

1.- Nuez moscada
Contiene safrol, aceite que se usa habitualmente como uno de los principales precursores para sintetizar MDMA (metilendioximetanfetamina): extásis.

2.- Queso azul
Contiene péptidos opioides que producen efectos similares a los analgésicos opiáceos. Habría que comer enormes cantidades para provocarse un mal sueño.

3.- Comida picante
El exceso crea una digestión incómoda, eleva la temperatura corporal y, en posición horizontal, hasta puede provocar reflujo gástrico. Todo eso causa un sueño intranquilo.

4.- Chocolate
La cafeína en el chocolate podría hacer que en algunas personas se bloqueara el proceso de atonía que hace que no movamos los músculos al dormirnos.

5.- Vitamina B6
Interviene en la formación de mielina, proteína que permite la conexión entre neuronas (más de 100 mg diarios) puede afectar al sueño debido a su función.


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