Enviado por Samantha 604
¡Las enzimas
limpian la ropa! Hoy en día las enzimas, presentes en numerosos procesos
industriales, también forman parte de las actividades domésticas. Efectivamente,
tu detergente contiene minúsculas cantidades de enzimas que se encargan del
trabajo sucio, quitar las manchas. Aquellas manchas que contienen
proteínas, como las de vino tinto, café o tomate, son difíciles de eliminar, ya
que no se disuelven en agua con facilidad y a elevadas temperaturas tienden a
actuar como un pegamento en las fibras textiles de la ropa arrastrando consigo
otros componentes y dificultando su extracción.
Fue el alemán Otto
Röhm quien, en 1913 lanzó el primer detergente enzimático de la historia,
Burnus, basado en un extracto de páncreas de cerdo que contenía tripsina, una
enzima del aparato digestivo. Para comprobar su eficacia Otto y su mujer lo
utilizaron para lavar su ropa interior, descubriendo que era excelente. El
detergente Burnus fue algo revolucionario, se comercializaba en forma de
pastilla y la enzima era tan eficaz que sólo hacía falta emplear una pequeña
cantidad de producto.
En la década de los
60, el 80% de todos los detergentes de lavandería contenía ya enzimas,
fundamentalmente proteasas, encargadas de digerir las proteínas que provocan la
suciedad. La empresa Novo Nordisk fue la primera en comercializar una de
estas enzimas limpiadoras: Alcalase.
A finales de los 80 el
mercado de los detergentes enzimáticos estaba copado por proteasas, pero poco a
poco se fueron introduciendo otras enzimas como lipasas, amilasas y reductasas.
Las ventajas que
presenta la aplicación de estas enzimas en la industria de detergentes son:
- Mejora del rendimiento de lavado
- Reducción de los costes energéticos y el consumo de agua
- Bajo impacto ambiental, son biodegradables
- Cortos periodos de lavado
- Limpieza total
Muchas de estas
enzimas son producidas a partir de bacterias al calofilas, especialmente Bacillus licheniformis que produce la conocida enzima
subtilisina. Presentan un pH óptimo entre 9 y 10 de tal forma que permanecen
activas en la solución del detergente.
La forma de
obtención de subtilisina a nivel industrial puede describirse de forma sencilla
a través de los siguientes pasos:
- Las células de B. licheniformis se introducen en un tanque denominado birreactor, con una capacidad entre 10.000 y 50.000 L, que proporciona el oxígeno necesario para vivir mediante un mecanismo de agitación.
- Allí se alimentan de una mezcla de almidón, harina de soja y proteína de leche.
- Comienzan a crecer y a las 10-20 horas se observa que excretan la proteasa al medio.
Por último la
separación y concentración de la proteasa se lleva a cabo mediante
centrifugación seguida de ultrafiltración.
En los últimos
años, el desarrollo de la Enzimología combinado con el de la Ingeniería
Genética ha conducido a lo que hoy se conoce como Ingeniería de enzimas o
proteínas. Consiste en modificar una enzima existente o crear una nueva enzima
con las propiedades específicas deseadas a través de las técnicas de
modificación del material genético.
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