lunes, 15 de octubre de 2012

Procesos de producción de enzimas para detergentes

Enviado por Samantha 604


¡Las enzimas limpian la ropa! Hoy en día las enzimas, presentes en numerosos procesos industriales, también forman parte de las actividades domésticas. Efectivamente, tu detergente contiene minúsculas cantidades de enzimas que se encargan del trabajo sucio, quitar las manchas. Aquellas manchas que contienen  proteínas, como las de vino tinto, café o tomate, son difíciles de eliminar, ya que no se disuelven en agua con facilidad y a elevadas temperaturas tienden a actuar como un pegamento en las fibras textiles de la ropa arrastrando consigo otros componentes y dificultando su extracción.
Fue el alemán Otto Röhm quien, en 1913 lanzó el primer detergente enzimático de la historia, Burnus, basado en un extracto de páncreas de cerdo que contenía tripsina, una enzima del aparato digestivo. Para comprobar su eficacia Otto y su mujer lo utilizaron para lavar su ropa interior, descubriendo que era excelente. El detergente Burnus fue algo revolucionario, se comercializaba en forma de pastilla y la enzima era tan  eficaz que sólo hacía falta emplear una pequeña cantidad de producto.
En la década de los 60, el 80% de todos los detergentes de lavandería contenía ya enzimas, fundamentalmente proteasas, encargadas de digerir las proteínas que provocan la suciedad. La empresa Novo Nordisk fue la primera en comercializar una de estas  enzimas limpiadoras: Alcalase. 
A finales de los 80 el mercado de los detergentes enzimáticos estaba copado por proteasas, pero poco a poco se fueron introduciendo otras enzimas como lipasas, amilasas y reductasas.
Las ventajas que presenta la aplicación de estas enzimas en la industria de detergentes son:
  •     Mejora del rendimiento de lavado
  •     Reducción de los costes energéticos y el consumo de agua
  •     Bajo impacto ambiental, son biodegradables
  •     Cortos periodos de lavado
  •     Limpieza total

Muchas de estas enzimas son producidas a partir de bacterias al calofilas, especialmente Bacillus licheniformis que produce la conocida enzima subtilisina. Presentan un pH óptimo entre 9 y 10 de tal forma que permanecen activas en la solución del detergente.
La forma de obtención de subtilisina a nivel industrial puede describirse de forma sencilla a través de los siguientes pasos:
  •     Las células de B. licheniformis se introducen en un tanque denominado birreactor, con una capacidad entre 10.000 y 50.000 L, que proporciona el oxígeno necesario para vivir mediante un mecanismo de agitación.
  •     Allí se alimentan de una mezcla de almidón, harina de soja y proteína de leche.
  •     Comienzan a crecer y a las 10-20 horas se observa que excretan la proteasa al medio.
Por último la separación y concentración de la proteasa se lleva a cabo mediante centrifugación seguida de ultrafiltración.
En los últimos años, el desarrollo de la Enzimología combinado con el de la Ingeniería Genética ha conducido a lo que hoy se conoce como Ingeniería de enzimas o proteínas. Consiste en modificar una enzima existente o crear una nueva enzima con las propiedades específicas deseadas a través de las técnicas de modificación del material genético.

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