Enviado por Marisol 612
Ayer, cuatro campesinos y pescadores nigerianos la llevaron a juicio en Holanda. Es el primer caso de una firma con sede central en Europa que responde por polución en otro país. Los demandantes aseguran que tres vertidos de crudo (entre 2004 y 2007), destruyeron sus comunidades y piden una compensación y la limpieza de sus tierras. De conseguirlo, pueden sentar un precedente que facilitaría la petición de indemnizaciones a otras petroleras si contaminan fuera de su territorio.
El caso, aceptado por un juzgado de La Haya, ha puesto en evidencia el desastre ambiental del Delta del Níger, sometido a las fugas de crudo de oleoductos mal cuidados, o bien el sabotaje de los mismos por parte de bandas locales. Y al igual que con el tráfico de diamantes de Sierra Leona, tampoco en Nigeria ha mejorado la economía local porque la materia prima desaparece. Según los demandantes, procedentes de las poblaciones de Goi, Oruma e Ikot Ada Udo, las manchas de petróleo atribuidas a la Shell, “han matado la pesca y destruido el bosque”. “Mi comunidad es ahora una tierra fantasma. Antes teníamos vegetación, hoy la gente está enferma y no puede respirar”, dijo Eric Dooh, llegado de Goi.
Su caso es semejante al de sus vecinos. Las pequeñas piscifactorías que mantenían hasta a treinta personas han cerrado, y los niños no van a la escuela. El agua no se puede beber y la tierra soporta una capa tóxica que impide los cultivos. Según Milieudefensie, la rama holandesa de Amigos de la Tierra que ha ayudado a los cuatro afectados, su relato describe el daño causado por medio siglo de búsqueda y obtención de petróleo sin auténtico control. “Estamos ante un delito empresarial permanente. Shell y otras multinacionales no aplican estándares internacionales de seguridad. En la vista de hoy, ha llegado a apuntar que Nigeria no tiene leyes, sino normas, en este sector, y no son de obligado cumplimiento”, dice Evert Hassink, miembro de la organización.
Hasta la fecha, el delito derivado de este tipo de vertidos no había salido de las cortes nigerianas. Shell tiene una larga tradición petrolera en el país y no niega que haya fugas. Es más, Naciones Unidas señaló en 2011 que todas las firmas que operan en Nigeria, “son responsables de 50 años de contaminación en la región de Ogoniland”. Lo que hace es explicarlo de otro modo. Asegura “que hasta el 75% de las fugas tóxicas se deriva del sabotaje por parte de grupos criminales, autóctonos e internacionales”. “Ellos roban el crudo, unos 150.000 barriles al día (6.000 millones de dólares anuales) de la propia conducción y manchan la tierra y el agua”. Shell sí está obligada a limpiar las zonas contaminadas, y aunque admite que no todo está arreglado, “adonde no lleguen los limpiadores nigerianos la responsabilidad compete a su país”.
A los vertidos se añade el verdadero estado de la industria del petróleo nigeriano. El Gobierno es el mayor accionista a través de la Corporación Nacional del Petróleo, pero la corrupción y los grupos armados han convertido su robo en un negocio similar al narcotráfico. En espera de lo que ocurra en Holanda, Shell ha reconocido su responsabilidad en otras dos fugas en el Delta (entre 2008 y 2009). La compensación será según las leyes nigerianas.
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