viernes, 20 de abril de 2012

FLORECE PLANTA DE MAS DE 30000 AÑOS

Enviado por Pamela Echeverría
Como si se tratara de una narración de ciencia ficción, un equipo de científicos rusos del Instituto de Problemas Fisicoquímicos y Biológicos en Ciencias de la Tierra, dirigidos por David Gilichinsky, lograron que germinara una planta a partir de semillas y frutos congelados hace 32 000 años.

Durante la última glaciación, las regiones septentrionales del planeta se encontraban cubiertas de praderas heladas donde pastaban mamuts, bisontes y rinocerontes lanudos de cuernos largos. Ese ecosistema, conocido por los paleontólogos como "estepas de mamuts", desapareció hace cerca de 13 000 años y no existe en la actualidad ninguno igual. Pero uno de sus habitantes, una pequeña planta de flores blancas, ha vuelto a la vida gracias al trabajo de los científicos que rescataron frutas y semillas que seguramente fueron enterradas por ardillas bajo el permafrost, la capa de hielo que se encuentra permanentemente congelado en regiones muy frías, cercanas al polo en Canadá, Alaska, Siberia y Noruega. Las madrigueras, 70 en total, se encontraban a orillas del río Kolyma al noreste de Siberia, de 20 a 40 metros bajo la superficie de la tundra actual, rodeadas de huesos de mamuts y otros animales. Algunas madrigueras contenían cientos de miles de frutos y semillas, maravillosamente conservados en ese medio frío y seco.

Los investigadores trataron de cultivar plantas de varias de las semillas rescatadas en las madrigueras, pero sin éxito. Y entonces tocó el turno a la Silene stenophylla, planta que crece el día de hoy en Siberia y en las montañas del norte de Japón. Gilichinsky y sus colegas tomaron muestras de tejido de la placenta vegetal de los frutos de S. stenophylla, que es la masa que se encuentra dentro del fruto y que sostiene a las semillas en su lugar. Éste produjo brotes, dando lugar a los organismos pluricelulares más antiguos del planeta.

Las plantas ya florecieron y produjeron semillas fértiles que germinaron para producir una segunda generación de plantas fértiles. Estas antiquísimas plantas produjeron más capullos de flores, pero mostraron un crecimiento de las raíces más lento que las plantas actuales de la misma especie, lo que sugiere que estaban adaptadas al ambiente extremo de la Edad de Hielo.

Los resultados de esta investigación abren la puerta a la posibilidad de recuperar especies extintas. David Gilichinsky murió el día 18 de febrero, el mismo mes en que salió publicado su artículo en la revista Nature

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