martes, 4 de marzo de 2025

Qué le hace a nuestro cerebro consumir tantas noticias

 Qué le hace a nuestro cerebro consumir tantas noticias




Si tenés 15 cosas en la cabeza, hay bastantes chances de que alguna te salga mal. Por ahí cuando vas saliendo, atrasado, con 7 bolsas, corriendo al bondi y…es muy probable que te olvides las llaves. También hay chances de que el bombardeo de noticias, donde sentís que tenés que seguir 8 tramas en paralelo tenga ese tipo de efecto. Si en las últimas semanas sentiste que te perdías entre quiénes estaban realmente detrás del escándalo de la criptomoneda $LIBRA, cuándo se lanzó, a qué hora se hizo el posteo, qué dijo uno de los empresarios, qué dijo el otro, y ahora quiénes son los nuevos jueces de la Corte Suprema… Son muchas cosas pasando al mismo tiempo, acá y en el resto del mundo, y se vuelve difícil de seguir en detalle.


Y es que nuestro cerebro tiene sus límites. “La capacidad de procesar información del cerebro es limitada, y cuando está expuesto a un bombardeo constante, no llega a procesar toda la información. Eso genera estrés y fatiga mental”, entre otras cosas, explica Claudio Waisburg, neurólogo y director médico del Instituto SOMA. No es tan extraño que nos sintamos abrumados por el volumen de información que recibimos.

Se han hecho algunas investigaciones sobre cómo nos afecta la cantidad de información. Una, que no se hizo específicamente sobre el efecto de las noticias, sino de manera más general, siguio a un grupo de  participantes durante 6 semanas. Les preguntó sobre cuánta información recibían, tanto en persona como en el mundo digital, cuáles eran sus niveles de estrés y su situación de salud. Lo que encontraron es que entre quienes percibían que tenían un mayor flujo de información, especialmente online, los niveles de estrés eran mayores y los indicadores de salud, peores. Se trata de un estudio basado en la percepción de las personas, y es difícil saber exactamente cuál es la causa y la consecuencia, pero sí parece mostrar que podemos sentirnos abrumados por la cantidad de información y eso puede tener un impacto directo en nuestro bienestar. 



Si bien estos son estudios hechos sobre la información que nos afecta cotidianamente, como la cantidad de mails o chats que tenemos que contestar, lo mismo puede pasar con las noticias, aunque en su mayoría no nos afecten directamente.

Un estudio que se hizo sobre esto fue en los Estados Unidos, justo después del atentado en una maratón de Boston en 2013. Los investigadores habían encuestado a un grupo de personas antes del evento, y luego de que ocurrió decidieron volver a preguntarles sobre sus consumos de noticias y su salud. Encontraron que aquellas que seguían más de cerca las noticias después del atentado, tenían altos niveles de estrés, especialmente quienes habían visto más de 6 horas de televisión. 

Otra investigación , que se hizo en los inicios de la pandemia, sobre el impacto del consumo de noticias, mostró algo similar: quienes consumían más información sobre el tema, tendían a mostrar peores índices cuando les preguntaban sobre sus niveles de ansiedad, si se sentían abrumados o si tenían miedo de lo que iba a pasar. Esto era especialmente cierto para quienes consumían muchas noticias a través de la televisión y las redes sociales, no tanto así para quienes leían el diario.

Si te acordás lo que fueron los primeros días de la pandemia, con cantidades absurdas de información que era muy difícil procesar -cómo se contagia el virus, cuáles son los síntomas, qué medidas tomaron las autoridades en China, en Europa, en Argentina, cuáles son las potenciales curas, y mucho más- no parece tan sorprendente que estar pendiente generase angustia. Además, para muchos de nosotros, se trataba de temas sobre los que no sabíamos nada, y eso hace aún más pesado el proceso cognitivo. De todas maneras, como suele pasar con muchos de estos estudios, no es fácil saber si es el consumo de noticias el que genera malestar o si es porque estamos ansiosos que consumimos más noticias y redes sociales. 

En todo caso parece haber un vínculo bastante claro entre seguir el minuto a minuto de las cosas que pasan y nuestro bienestar. “Cuando no desconectás nunca, te va afectando todo el funcionamiento del cerebro, y puede generar ansiedad, fatiga, reduce tu capacidad de procesamiento, y atenta contra la salud mental y física”, explica Waisburg. Y es que estar permanentemente enchufados a las últimas noticias, que por lo demás, suelen ser negativas, no puede resultarnos indiferente. 



“Si uno está constantemente abrumado por la cantidad de noticias, es muy difícil generar un pensamiento crítico. Por eso es clave seleccionar la información y profundizar en los temas”, explicó Sebastián Alvano, Médico Psiquiatra Universitario de la Universidad de Buenos Aires. Esto puede ayudar a disminuir el estrés.

Por supuesto, todo esto no quiere decir que no es importante estar informado y saber qué está pasando en el país o en el mundo, no querés ser un alien que no entiende nada. Pero hay una diferencia entre saber qué pasa y seguir en detalle cada giro, cada discusión y cada novedad. Poder elegir los temas relevantes, las fuentes de información que nos dan confianza y luego dosificar el consumo hasta un nivel que nos deje cómodos, donde nos sintamos informados de las cuestiones que nos importan pero no se nos vaya media vida en saber quién dijo qué a qué hora, puede resultar más efectivo y menos dañino.

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