La pérdida de un ser querido es una de las mayores pruebas que, como seres humanos, estamos propensos a experimentar. Los especialistas en tanatología siguen estudiando el complejo proceso que se deriva de un acontecimiento de esta naturaleza.
De manera que, a la fecha, se conoce mucho mejor lo que ocurre en el cerebro a lo largo de cada etapa y se tienen tratamientos especiales para hacer frente a ellas. No obstante, debido a asombrosas anécdotas, e investigaciones en torno al tema, existe suficiente certeza de que el resto de los animales también experimenta el duelo por la pérdida.
Para comprender los puntos fundamentales sobre el duelo en animales, platicamos con Tania Vanessa Arriaga Osnaya, médica veterinaria zootecnista especialista en etología clínica.
Para comprender los puntos fundamentales sobre el duelo en animales, platicamos con Tania Vanessa Arriaga Osnaya, médica veterinaria zootecnista especialista en etología clínica.
¿Cómo viven el duelo los animales?
El duelo es un proceso complejo que se conforma de cambios fisiológicos y emocionales regulados por sustancias llamadas neurotransmisores, las cuales se encuentran en menor o mayor proporción a la adecuada cuando se atraviesa por un proceso de este tipo. Entre ellas están la serotonina, dopamina y noradrenalina.
Con respecto al duelo en animales, explica la experta, las investigaciones han estado más enfocadas a aquellos seres vivos que, comúnmente, hacen compañía al humano. En tal sentido, se ha demostrado que el contexto en el que haya sucedido la pérdida tiene un rol clave para determinar la intensidad del proceso.
Solo los perros y gatos que tuvieron la oportunidad de ver al otro individuo fallecer (sea persona de la familia u otra mascota) pueden experimentar el duelo, especialmente si vieron el cuerpo o proceso de enfermedad en su etapa terminal. Sin embargo, en otros casos de separación, indica la etóloga, las manifestaciones en estos animales son diferentes.
¿Qué conductas están relacionadas al proceso?
Dentro de los cambios conductuales más importantes están periodos de inactividad (por intervalos o transitorios), disminución o ausencia del apetito, apatía (falta de ánimos para jugar, convivir, recibir cariño), aislamiento social, una búsqueda del fallecido y el permanecer cerca de las pertenencias del finado.
Las conductas que se presentan serán diferentes para cada individuo, dependiendo de su carácter, historia de vida, el tipo de relación que tenía con el fallecido y presencia o ausencia de enfermedades físicas y/o conductuales previas al evento.
El proceso de duelo es natural y necesario, tanto en humanos como en animales de compañía. Se estima que la duración para lograr adaptarse a la ausencia de un ser querido, en perros y gatos, es de 1 a 3 meses. En relaciones más estrechas, o con problemas subyacentes, se esperan máximo 6.
Dentro de los cambios conductuales más importantes están periodos de inactividad (por intervalos o transitorios), disminución o ausencia del apetito, apatía (falta de ánimos para jugar, convivir, recibir cariño), aislamiento social, una búsqueda del fallecido y el permanecer cerca de las pertenencias del finado.
Las conductas que se presentan serán diferentes para cada individuo, dependiendo de su carácter, historia de vida, el tipo de relación que tenía con el fallecido y presencia o ausencia de enfermedades físicas y/o conductuales previas al evento.
El proceso de duelo es natural y necesario, tanto en humanos como en animales de compañía. Se estima que la duración para lograr adaptarse a la ausencia de un ser querido, en perros y gatos, es de 1 a 3 meses. En relaciones más estrechas, o con problemas subyacentes, se esperan máximo 6.