Enviado por Alondra Garza
Algunos datos sobre los Spermbots
Los Spermbots han sido desarrollados en el Instituto de Nanociencias Integrativas de Dresde, en Alemania. Son básicamente híbridos entre espermatozoides y robots que son capaces de nadar por los fluidos corporales de una manera controlada, dirigiéndose a un sitio determinado, en este caso, al óvulo.
Para fabricarlos, los científicos emplearon un espermatozoide de toro, que es muy similar en tamaño al de los seres humanos, y lo rodearon de un conjunto de microtubos magnéticos de 50 micras de largo y de solo 5 a 8 micras de diámetro.
Siguiendo el diseño, estos microtubos se estrechaban considerablemente hacia uno de los extremos, con lo cual se impedía que se escapara la célula una vez dentro, mientras que del otro extremo sobresalía el flagelo de la misma, de forma que no se viera afectada de ninguna manera su capacidad de movimiento.
Para controlar la orientación, el equipo empleó un campo magnético inducido de forma externa que dirigió su camino hasta el óvulo. Por otro lado, es posible regular la velocidad del spermbot mediante la alteración de la temperatura ambiental de manera homóloga a como lo hacen los espermatozoides normales, es decir, a mayor temperatura se mueven más rápido y a medida que esta baja, se ralentizan sus movimientos.
No obstante, los científicos ven una aplicación más allá de la relacionada con la fecundación, pues opinan que su mayor potencial está en que podría ser empleado como un sistema ideal de transporte de medicamentos. Así, los Spermbots podrían cargar con dosis específicas de ciertos fármacos y dirigirse a células o tejidos determinados (como los cancerígenos), para lo cual se moverían a través de la sangre dejando su carga directamente sobre el sitio en que se necesita. Esto evitaría muchos de los efectos secundarios de los fármacos, que se producen en ocasiones por la acción de los mismos sobre zonas no afectadas del cuerpo.
Aunque de momento solo se han creado Spermbots con espermatozoides de toro, los investigadores aseguran que se podrían fabricar potencialmente con los espermatozoides de todos los mamíferos y se harán varias pruebas en ellos antes de realizar ensayos clínicos en los seres humanos.