El vaginismo es la imposibilidad de tener relaciones sexuales con penetración vaginal. “Lo llamamos primario, si se produce desde el inicio de las relaciones, y secundario, en aquellas mujeres que habiendo tenido relaciones con penetración, el dolor les impide tenerlas en el momento del diagnóstico”, explica a CuídatePlus Mercedes Herrero, ginecóloga de GINE4 y HM Hospitales.
Técnicamente, “el vaginismo es una contracción involuntaria del músculo de la vagina (denominado músculo pubococcígeo) que produce dolor en la penetración, o incluso la imposibilita”, describe Carolina Muñoz, especialista en Terapia de Pareja del Instituto Sexología, Medicina y Psicología Espill, en Valencia.
¿Cuáles son sus causas?
- Puede haber causas orgánicas. En ellas hay una alteración de las paredes vaginales: rigidez, tabiques o estrechez que impiden la penetración. En ocasiones son provocadas por malformaciones genéticas, otras secundarias a tratamientos, o a atrofia severa de la mucosa durante la menopausia.
- En la mayoría de los casos son causas psicológicas, que fomentan una contracción involuntaria y duradera de las paredes vaginales, haciendo muy dolorosa o imposible la penetración. El miedo a las relaciones o una educación con prejuicios hacia la sexualidad favorecen que aparezca.
Dentro de este segundo bloque, Muñoz comenta que “si la mujer en una etapa temprana de su sexualidad tiene algún temor o resistencia a la penetración por algún motivo (miedo al embarazo, al dolor, al placer, etc.), puede responder con esta contracción y a partir de ahí, siempre producirse esa respuesta ante el intento de la penetración (respuesta condicionada)”.
Impacto del vaginismo en su vida sexual
El vaginismo es un problema importante, porque afecta a la dinámica sexual de la pareja, quedando oculto en la zona privada de la relación. “Es necesario contar que esto existe y que hay formas para solucionarlo. Por ignorancia o vergüenzalas dificultades van creciendo en el seno de la pareja, que incluso puede acabar rompiéndose por falta de entendimiento”, describe Herrero.
Además, las mujeres no saben a quién acudir en busca de ayuda, ni tampoco lo comentan con amigas o familiares. Es algo que se sufre en silencio.
También en la consulta ginecológica les cuesta mucho hablar de ello, piensan que a nadie más le pasa. No es algo que se comente con naturalidad en los medios de comunicación. “Es frecuente que sea en el momento de la exploración cuando se manifieste; antes la mujer no se ha atrevido a comentarlo o le cuesta mucho reconocer que tiene un problema”, explica Herrero.
El dolor o la imposibilidad de poder practicar el coito suele producirle a la mujer sufrimiento, se sienten limitadas respecto a su sexualidad y ello suele causarles problemas en sus relaciones de pareja.
Por otro lado, las mujeres que padecen de vaginismo, suelen enriquecer mucho su sexualidad a través de caricias en la zona externa de su vagina y dedican tiempo a la exploración de sus cuerpos para lograr el placer. “Alcanzan el orgasmo y pueden tener una sexualidad satisfactoria, pero al sentir que no pueden culminar sus relaciones sexuales con la penetración, se suelen sentir angustiadas e incompletas en su vida sexual, sobre todo en el momento el que se plantean su maternidad”, reflexiona la sexóloga de Espill.
“Una vez reconocido y tratado el vaginismo, la satisfacción profesional para nosotros es enorme”, afirma con orgullo la ginecóloga. Al respecto, Muñoz dice que “aunque a la paciente suele resultarle difícil y puede pasar bastante tiempo hasta tomar la decisión de acudir a un profesional (psicólogo/sexólogo), los resultados de la terapia, en la gran mayoría de los casos, son muy exitosos”.
Repercusión en cada etapa de la vida
Para Muñoz, es evidente que en el inicio de la sexualidad de la mujer el impacto es mucho menor. Al comienzo de las relaciones sexuales, la pareja dedica mucha atención a los besos, las caricias y el conocimiento de sus cuerpos y puede que la penetración no se intente hasta que no pase un cierto tiempo. En los primeros intentos de la penetración, puede ser considerado hasta ‘normal’ que se produzca dolor, molestias o que resulte imposible.
“Conforme las relaciones sexuales se van consolidando, si el dolor persiste, la mujer ya empieza a adquirir conciencia del problema y a preocuparse por lo que le ocurre. Ahí empiezan a sufrir por lo que les sucede”, prosigue la sexóloga.
El momento en el que mayor impacto tiene el vaginismo para la mujer es cuando puede ser la causa de que su relación de pareja se rompa, o porque se está planteando la maternidad.
Según recuerda la ginecóloga de HM Hospitales, todas las mujeres tienen derecho a sentirse libres de ejercer una sexualidad plena, independiente de la edad. Hay circunstancias como la menopausia donde pueden aparecer cambios en la mucosa vaginal que favorezcan un vaginismo secundario. “Debemos estar atentos como profesionales para brindar el tratamiento adecuado y personalizado a cada caso”, subraya.
¿Cómo afrontar el vaginismo en solitario?
El vaginismo requiere un enfoque terapéutico multidisciplinar. “Los ginecólogos haremos una exploración física. Si se descartan causas físicas, remitiremos a la mujer a un sexólogo experto en el tema. Son psicólogos de formación con experiencia en tratamiento de disfunciones sexuales. Dentro de la terapia, se ajustarán los ejercicios a la situación de cada paciente: si no tiene pareja, si tiene relaciones con otras mujeres o si tiene una pareja heterosexual”, contextualiza Herrero.
La sexóloga del Instituto Espill explica que, en primer lugar, para tratar este problema es necesario que la mujer realice unos ejercicios ella sola. “Tiene que aprender y practicar unos ejercicios de relajación y, a continuación, ir de forma progresiva introduciendo distintos grosores de dildos (comúnmente conocidos como consoladores). Estos ejercicios se van realizando diariamente hasta que llega el día en que la mujer puede introducir el tamaño ‘real’ de dildo y ya no le produce dolor”.
Método para superarlo en pareja
En el caso de tener pareja, destaca Herrero, “es imprescindible la implicación de ambos en el tratamiento y seguimiento. Si la causa no es física, será el sexólogo el que vaya marcando las pautas. Es frecuente que tras resolver el problema, sean parejas con una complicidad mayor y con relaciones que salen fortalecidas”.
Tal y como cuenta Muñoz, “para poder pasar a los ejercicios con la pareja, es imprescindible que la mujer haya practicado primero los ejercicios en solitario. Con la compañía de la pareja, es buen momento para realizar estos ejercicios cuando se está teniendo un encuentro sexual y hay excitación. Aquí es la pareja la que va introduciendo los dildos, empezando por el de menor grosor. De forma progresiva, la mujer va alcanzando la posibilidad de que la pareja le introduzca los distintos tamaños de dildos hasta alcanzar el tamaño aproximado del pene, momento en el que ya se puede dar paso a la penetración”.