lunes, 31 de marzo de 2025

Pasaron 14 millones de años para descubrir que el sistema solar se cruzó con una densa onda y eso puede tener consecuencias

 

Nuestro sistema solar viaja a través del espacio, pues no es estático, pero no lo hace solo. Mientras órbita alrededor del centro de la Vía Láctea, atraviesa distintas regiones de la galaxia con densidades variables de gas y polvo. Ahora, un estudio publicado en Astronomy & Astrophysics reveló que hace aproximadamente 14 millones de años, el sistema solar atravesó una estructura galáctica conocida como la onda de Radcliffe, un complejo de formación estelar en la constelación de Orión. Según la investigación, este cruce pudo haber tenido consecuencias relevantes para la Tierra, incluso posibles cambios en el clima global.

El descubrimiento estuvo a cargo de un equipo de científicos de la Universidad de Viena, liderado por Efrem Maconi. Los científicos analizaron datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) y observaciones espectroscópicas. Los investigadores encontraron que el sistema solar atravesó la onda de Radcliffe durante el Mioceno medio, un período en el que la Tierra experimentó una transición climática importante. Este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la relación entre eventos astronómicos y cambios ambientales en nuestro planeta. 

¿Qué es la onda de Radcliffe y por qué es importante? Descubierta en 2020, la onda de Radcliffe es una grande estructura de gas y polvo que alberga múltiples regiones de formación estelar, como el complejo de nubes moleculares de Orión. Se extiende a lo largo de casi 9,000 años luz y forma parte del brazo de Orión de la Vía Láctea. Su forma ondulatoria y su composición densa la convierten en un fenómeno clave para comprender la evolución de nuestra galaxia. 

Según Science Alert, el sistema solar al cruzar esta región pudo haber experimentado un entorno más denso de lo habitual. Esta mayor densidad podría haber comprimido la heliosfera, la burbuja de partículas cargadas que protege al sistema solar de la radiación cósmica y el polvo interestelar. Como resultado, más partículas de polvo habrían entrado en la Tierra y dejaron huellas en los registros geológicos y posiblemente también influenciaron en el clima del planeta.



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