Su fama mundial, acrecentada a partir de su asistencia a un congreso en Berlín y gracias a la admiración que profesaba por sus trabajos el profesor Kölliker, se vio refrendada con la concesión, en 1906, del Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus descubrimientos acerca de la estructura del sistema nervioso y el papel de la neurona, galardón que compartió con C. Golgi. En 1907 se hizo cargo de la presidencia de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Un año después de la presentación de la técnica del formol-urano por Golgi, desarrolló su técnica del oro-sublimado, con la que se obtenían mejores resultados.En 1920 renunció a la dirección del Instituto Nacional de Higiene y el rey Alfonso XIII autorizó la fundación del Instituto Cajal de Investigaciones Biológicas, que quedaría instituido dos años más tarde y al que Cajal dedicaría sus esfuerzos hasta su muerte, tras abandonar la docencia universitaria. Prueba de la intensa actividad que despliega todavía en este período es la publicación, en 1933, del trabajo titulado «Neuronismo o reticulismo», en la revista científica Archivos de Neurobiología, aportación que se considera su testamento científico.Ramón y Cajal fue el creador, además, de una importante escuela, a la que se deben contribuciones esenciales en diversos campos de la histología y de la patología del sistema nervioso. Entre sus discípulos españoles destacan J. F. Tello, D. Sánchez, F. De Castro y R. Lorente de No. Su labor gozó de un amplio reconocimiento internacional, que no sólo se circunscribe a su época.El día de ayer se cumplieron 159 años del nacimiento de Santiago Ramón y Cajal.La genialidad de Santiago Ramón y Cajal no residió solamente en su capacidad investigadora o en su Premio Nobel de Medicina, sino de manera muy especial en haber sido capaz de impulsar la Ciencia en España durante la transición del siglo XIX al XX, dando lugar a lo que se conoció como la Edad de Plata de la Ciencia en España. Lamentablemente, dos años después de su muerte estalló la guerra civil y todo lo avanzado se perdió en el olvido para sumirnos nuevamente en el oscurantismo científico del que tanto nos está costando salir de manera definitiva, a pesar de notables avances como el programa de contratación de investigadores de élite que lleva su nombre.

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