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viernes, 1 de agosto de 2025

Contacto- Carl Sagan 1985

Contacto es una novela —la única– escrita por Carl Sagan y publicada en el año 1985. 

De qué trata
Ellie es una niña estimulada por su padre al conocimiento. Enamorada de la ciencia y radioaficionada, la conocemos ya de mayor trabajando en un departamento SETI (Searching Extraterrestrial Intelligence) dedicado a la búsqueda de inteligencia extraterrestre. El libro está ambientado —y publicado— en los ochenta.

Ellie vive con el recuerdo de su padre. Lo tiene muy presente. Su madre ha rehecho su vida con un antiguo novio causando una ruptura con Ellie, que vive una vida aislada en su mundo científico. Sin contacto.

Un día, registra una señal. Procede de la estrella Vega. No es un rebote de una señal terrestre ni nada que se pueda explicar por patrones terrícolas. La señal emite la secuencia de números primos, lo cual avala que sea una señal procedente de una inteligencia. Los números primos no siguen un patrón de frecuencia estable, sino una premisa matemática.

Indagan y descubren que esa señal lleva mensaje atrás. Y todo el planeta se pone a trabajar en el estudio e implicaciones de ese contacto.

En el trascurso, Ellie se va a enamorar. Vamos a ver esa historia de amor, sus altibajos, etc. Sin embargo se nota que no es una preocupación grande del autor, a no ser, que quiera cimentar sobre este detalle su gran metáfora: Ellie no está en contacto con los seres que la rodean, absorta en el contacto con esos otros seres que pueblan sus desvelos. La alegoría de la gente que pone el trabajo y la realización por delante de su propia felicidad.

También hay una relación de amistad con Vaygay. Un científico soviético. Será una forma de reflejar la realidad política del mundo en los años 80′, partido en dos bloques:

«Reanudaron la interpretación de algunos de los diagramas, con los que prácticamente cubrieron la mesa. También discutieron sobre política, y como de costumbre, se divirtieron criticando cada uno la política exterior del país del otro. Eso les resultaba mucho más interesante que protestar contra la política del país de uno.»

En cierto modo, la reseña que se cuelga en un blog, un perfil social o un vídeo en YouTube es como esa secuencia de números primos que detecta la protagonista de esta novela. Alguien la lanza a la red y otro la capta, la asimila y tiene un impacto en su persona. Se ha producido un Contacto entre dos formas de inteligencia, ambas terrícolas, pero con un océano de separación. El mundo, es un microcosmos.

La historia avanza sobre la decodificación del Mensaje. Es decir, recorriendo el camino del qué (la señal recibida) al para qué. Cuando consiguen decodificar el Mensaje…

Sinopsis oficial:
Contacto es la única novela escrita por el astrónomo estadounidense Carl Sagan, uno de los mayores divulgadores científicos del siglo XX.

Tras cinco años de incesantes búsquedas con los dispositivos más sofisticados del momento, la astrónoma Eleanor Arroway consigue, junto a un equipo de científicos internacionales, conectar con la estrella Vega y demostrar que no estamos solos en el universo.

Empieza entonces un trepidante viaje hacia el encuentro más esperado de la historia de la humanidad, y con el Carl Sagan plantea magistralmente cómo afectaría a nuestra sociedad la recepción de mensajes de una civilización inteligente.

Contacto, Premio Locus 1986, desarrolla una de las constantes en la trayectoria del autor: la búsqueda de inteligencia extraterrestre y la comunicación con ella a traves de sondas espaciales. En 1997, el director de cine Robert Zemeckisllevó esta historia a la gran pantalla, en una película protagonizada por Jodie Foster y Matthew McConaughey.

Trasfondo
Podría pensarse que no lo tiene. Un libro de ciencia ficción pura que lo único que pretende es ponernos ante una situación hipotética y extraordinaria para captar nuestra atención.

Pero no, Sagan le da trasfondo. Hay mensajes insertos entre líneas. De hecho, hay muchos. Por ejemplo hay reflexión acerca del mundo de los años en que este libro vio la luz:

«Aún existían conflictos de orden político, algunos de los cuales —la crisis sudafricana— eran muy graves. No obstante, también se notaba en varios puntos del orbe un menor predicamento de la retórica jingoísta y del nacionalismo pueril.»

Y se reflexiona sobre la hipótesis, claro que sí. Sagan plantea qué respuesta podría dar la Humanidad a una encrucijada como la que propone el texto.

De registrase presencia de vida extraterrestre, concerniría a todos. Todos deberíamos articular una respuesta coordinada. Todos seríamos uno, pero seguramente un uno fragmentado y preso de rencillas que a escala universal, parecerían ahora ridículas.

«A muchos les parecía absurdo que los países beligerantes prosiguieran con sus mortales batallas cuando había que vérselas con una civilización no humana»

Los extraterrestres son el pretexto para hablar de los terrícolas. Las historias a escala Láctea nos dan distancia para mirarnos con perspectiva.

Y un hipotético contacto alienígena también nos dividiría. La ruptura de los partidarios, el mismo fenómeno siempre se ve bueno o malo, positivo o negativo, conveniente o inconveniente.

«una oportunidad sin precedentes, o incluso un grave riesgo colectivo»

Se ve el la preocupación por el desarme. Los dos grandes bloques de la Guerra Fría, —recordemos la fecha de publicación de esta novela—, armados hasta los dientes se van dando plazos para convertir parte de su arsenal atómico en energía no bélica. Esto se cuenta muy bien. En general el tono geopolítico de esa época se refleja con maestría, teniendo en cuenta que las predicciones de geopolítica, como las económicas, tienen la misma base que echar las cartas o redactar el horóscopo.

Los dos bloques de la guerra fría se manifiestan. Dos maneras de entender todo: la comunista frente a la capitalista. Y se dan palos a lado y lado aprovechando las intervenciones de cada personaje. No podría suponer Sagan —pero sí sospechar— que cinco años después de publicar esta obra, el mundo soviético iba a colapsar. Por eso digo…

Y también epifenómenos humanos. Celos inter pares, científicos ególatras que no soportan que una joven sea la que se lleve los honores, etc.

Muy interesante la novela.
Mucho nivel. Como la buena ciencia ficción, hablando del espacio sideral se habla en realidad de la tierra. Se utiliza la hipotética inferioridad de los terrícolas frente a los habitantes de Vega como una metáfora del pueblo atrasado frente a los jerifaltes y clase alta. Preocupa la sumisión o no que podamos padecer al entablar relación con otros seres en el espacio. Tememos que el conflicto y los abusos no sean rasgos exclusivamente humanos. Medimos todo el universo desde nuestra propia experiencia: la guerra; la imposición de yo sobre el otro.

Una vez más se recurre al mito de la caverna. El ser humano no se cansa de chocar con esa pared. Siempre que alguien da un paso trascendental, los que no lo han dado, se muestran despreciativos cuando no abiertamente hostiles. El ser humano no acepta el cambio por más que el cambio es omnipresente. Estamos donde estamos por nuestra capacidad de adaptación y sin embargo detestamos el cambio. Nuestra necesidad de seguridad y certidumbre es primaria.

Los grandes avances de la ciencia han de ser graduales. Enormes avances vertiginosos, o son paulatinos o no serán. La tribu no lo permitirá.

El ser humano hegemónico y desafiado. Este es un planteamiento importante que nos hace Sagan:

«Algunos sociólogos y educadores sostenían que debían pasar varias generaciones antes de que se pudiera asimilar como corresponde la mera existencia de seres más inteligentes que el hombre. Se trataba de un golpe mortal para la autoestima de los humanos, aseguraban»

¿Qué haría la especie humana ante tal hallazgo? ¿Aceptarlo? ¿Hundirse en su melancolía? ¿Silenciarlo mientras fuera posible? ¿Luchar? ¿Buscar formas de convivencia? ¿Comprender el mayor desarrollo de otros y ponerse a su altura aprendiendo de su avance?

¿Qué haría el ser humano ante ese cambio de paradigma?

Muchos dirán que la ciencia ficción son historias de marcianitos. Habrá quien desdeñe el género como uno de una naturaleza menor. Yo recomiendo un tratamiento a base de leer más y leer antes de juzgar. Yo mismo —poco versado en el género— me lo estoy aplicando con buen disfrute.

Personajes
Ellie es la protagonista. Ella es la que recoge los primeros contenidos provenientes de Vega. Es inteligente e imprudente. Impulsiva y respetuosa. Contradictoria y real.

Hay más personajes, sí, pero ella es el centro. Es casi la única que Sagan nos explica a fondo. Su mirada suele ser la del narrador, aunque aquí tenemos un narrador heterodiegético, se entiende a las mil maravillas con Ellie.

En general diremos que es un personaje conseguido. No es que haya una profundidad psicológica mayor, pero no se puede hablar de un personaje plano, sino de una soñadora idealista que a pesar de todo experimenta el desengaño de descubrir más verdades sobre el ser humano que sobre los extraterrestres en su contacto con éstos últimos. Del idealismo al excepticismo, no sobre su ideal, sino sobre las posibilidades de alcanzarlo en medio de esta sociedad de personas.

Leptina y ghrelina a la vez. Tiene un trasfondo filosófico, —escatológico y ontológico— considerable para ser una obra con bastante recorrido comercial, que todo hay que decirlo.

¿Qué se aprende o sobre qué reflexiona?
El Universo es enorme. El ser humano encierra dentro de sí, otro universo no tan grande pero sí más complejo incluso. Antes que explorar el último rincón de la galaxia, debemos explorar nuestra propia realidad, nuestro interior es un abismo tan grande como la mayor de las galaxias. Este libro que va sobre una mujer que permanentemente mira hacia fuera, —hacia el espacio exterior—, nos está invitando a mirar hacia dentro de nosotros mismos, para no estar tan solos y tan aislados como Eleanor Arroway.

La ciencia es el camino. Pero sólo es un camino, no un destino. No podemos convertir la ciencia en dogma, porque la ciencia es justo lo contrario al dogma. La verdad debe aceptarse. Puede que la ciencia nos lleve a una verdad que no esperábamos y que no afirma nuestras creencias más arraigadas, creyentes o escépticas. Qué haremos entonces. Los seres que pudieran existir en otros mundos nos interesan. Contactar con ellos nos parecería indispensable de tener evidencia de su ser. Sin embargo, el contacto más importante que debemos buscar es con nuestros más cercanos. Vivir presentes en las familias y los amigos que nos rodean, antes que perdidos en la búsqueda de otros universos que aunque conquistemos siempre nos serán extraños. Cuántos de nosotros perdemos el Contacto con hijos, amigos, cónyuges… perdidos en el universo de nuestros móviles, aficiones, trabajo o buscando El dorado.

Recuperemos el contacto. Vivamos en el universo inmediato. Al fin y al cabo, cada átomo de nuestro cuerpo es parte de cualquier universo mayor.

Magnífica novela de un género infravalorado.


miércoles, 24 de abril de 2024

Ex-Machina y la inteligencia artificial

En Ex machina (Alex Garland, 2015) nos encontramos con el enésimo abordaje fílmico de la relación entre los humanos y las máquinas inteligentes, esas máquinas que pretendemos construir a imagen y semejanza nuestra por lo menos desde los tiempos de Frankenstein, y que por parecerse tanto a nosotros nos inducen a preguntarnos por lo que somos: si somos como ellas, si somos diferentes, y en qué.

El planteamiento de Ex machina es muy similar al de Blade Runner, una película que ya fue comentada en esta misma sección. A un poderoso hombre de negocios (Nathan, el propietario de Blue Book, una especie de google) le da por dedicarse a la inteligencia artificial, aprovechando precisamente todo el caudal de información que recibe a través de su buscador de internet. Cuando ha creado un producto lo bastante bueno, decide medir su calidad, y para eso echa mano de uno de los programadores más brillantes de su empresa, el joven Caleb. Lo convoca a su búnker, un lugar perdido entre ríos y montañas, y le pide que compruebe si el producto muestra una inteligencia equivalente a la de los humanos.

Con este fin, Caleb se propone aplicar a la máquina antropomorfa (que se llama Ava y muestra el rostro de una de las actrices de moda, Alicia Vikander) una variante del test de Turing, según el cual una computadora demuestra ser inteligente si hablando con ella, o de algún otro modo interactuando, el humano se muestra incapaz de determinar si se trata de una computadora o de otro humano. En este caso, la particularidad radica en que Caleb ya sabe que se trata de una máquina, lo cual acaso dificulta la aplicación del test.

Caleb se pone manos a la obra a lo largo de una serie de sesiones cuidadosamente escrutadas por Nathan mediante un circuito cerrado de televisión. Ava y el muchacho sintonizan bien y se gustan, con lo que la cosa se empieza a complicar. Además, Ava resulta ser una máquina bastante espabilada y usa sus habilidades técnicas para causar apagones eléctricos, que dejan el circuito de televisión fuera de servicio, y aprovecha esos momentos en que no están vigilados para poner a Caleb en contra de Nathan, acusándolo de hombre malo y mentiroso que pretende manipular a Caleb y, lo que es peor, terminar con la vida (o lo que sea) de Ava.

Como Caleb ya ha sido seducido por Ava, a ésta no le cuesta mucho ponerlo de su parte y enemistarlo con Nathan. Éste acaba por enterarse de las maquinaciones de la bella máquina y advierte a Caleb de que se está equivocando de bando. Le reconoce que sí, que le ha engañado, en el sentido de que lo que pretendía no era que le aplicase el test de Turing sino más bien comprobar si Ava trataba de engatusarlo con la intención de fugarse del bunker, una intención que otras versiones más primitivas de la máquina ya han mostrado; pero Caleb hace tiempo que está obsesionado con Ava y no hace caso de las prudentes advertencias de su jefe. Así las cosas, y ahorrando detalles, digamos que la máquina fatal se sale con la suya y los dos hombres acaban de mala manera.

En efecto, las semejanzas con Blade Runner son muchas: para empezar, el trío protagonista, compuesto por el poderoso y soberbio creador de robots, luego el hombre humilde que ha de relacionarse con los robots de tú a tú, y, claro está, el propio robot; además, el argumento es similar, porque en ambos casos se trata de sofocar actos de rebelión robótica y así de columbrar los peligros de la inteligencia artificial; similar también es la duda que corroe al hombre humilde, la de si no será él mismo otro artefacto del tipo de aquellos a los que se enfrenta; es análoga la relación afectiva que se establece entre el hombre humilde y el robot; y, en fin, el ambiente en el que se desarrollan ambas tramas es claustrofóbico a más no poder.

Sin embargo, se trata de dos películas muy diferentes. Si Blade Runner es un despliegue inigualable de personajes, escenarios, colores, acciones y tensiones, Ex machina parece deliberadamente minimalista, una película casi más conceptual que narrativa, una obra teatral más que una película. 

Los personajes son pocos, el escenario es casi siempre el mismo, los diálogos son relativamente pobres, la acción es escasa. A ese minimalismo contribuyen los detalles: el diseño y mobiliario del búnker de Nathan (compárese con el torreón de la Tyrell Corporation o incluso con el abigarrado apartamento de Rick Deckard), la pobreza del vestuario, la música y hasta la poca gracia de los dos personajes humanos. Más allá de todo esto, aunque relacionado con ello, queda la que considero diferencia más significativa entre las dos películas, la que deriva de su dispar intensidad sentimental, a la que me voy a referir después.

Además de su evidente minimalismo, Ex machina contiene un igualmente evidente simbolismo, empezando por el propio titulo. Pronto se nos aclara que Blue Book, el nombre de la empresa creada por Nathan y en la que trabaja Caleb, es un homenaje nada menos que a Wittgenstein (en efecto autor de unos cuadernos azul y marrón); aparece Turing y su test; y en la fabula que se cuenta acerca de una mujer que solo podía ver en blanco y negro a pesar de saberlo todo sobre los colores parece haber una referencia a G. E. Moore y sus reflexiones sobre la indefinibilidad de la noción de "amarillo". En el hilo musical del bunker suena Enola Gay, la canción de Orquestral Manoeuvres in the Dark que se hizo famosa en 1980 y que alude al nombre del B ] 29 que lanzo la bomba atómica sobre Hiroshima. Sale también a relucir Oppenheimer, el director del Proyecto Manhattan y padre de la mortifera bomba; y la sala del bunker la preside un gran y salpicado lienzo de Jackson Pollock, figura central del expresionismo abstracto norteamericano. 

Por ultimo, el robot antropomorfo se llama Ava, que en ingles es versión del nombre de la primera mujer. Hasta aquí, lo que a mi se me alcanza; pero con tanto símbolo a la vista uno no deja de buscar otros acaso mas ocultos (uno querría saber, por ejemplo, si la elección de los nombres bíblicos Nathan y Caleb tiene algún significado), y de preguntarse que es lo que encierra cada una de esas referencias filosóficas, musicales o pictóricas. Minimalismo visual y narrativo, por un lado, y simbolismo abundante y con frecuencia enigmático, por otro, convierten a la película en una experiencia algo indigesta que es difícil calificar como amena.

Dada la semejanza argumental con Blade Runner, las preguntas que suscita Ex machina son en buena medida las mismas y no voy a ocuparme aquí de ellas, puesto que ya lo hice en su momento. Lo que sí plantea de manera distinta la película de Alex Garland es la relevancia del elemento corporal en la identidad humana, y a esa relevancia voy a dedicar lo que queda de estas páginas. 

El punto de partida lo constituye la aparición de Ava. A diferencia de los replicantes de Blade Runner, perfectamente humanos desde el punto de vista corporal, a Ava se le ven hasta los cables, y por eso cuesta reconocer en ella a un igual, a pesar de su humano y agraciado rostro y de otros atributos propios de nuestra morfología. Nathan podría desde luego haber ocultado los cables y demás partes mecánicas de Ava, tecnología para ello no le falta, como demuestra el aspecto plenamente humano de Kyoko, el otro robot que aparece en la película; pero parece ser que lo que quiere es justamente que Caleb supere el prejuicio corporal y que aprecie la inteligencia de Ava sin que se lo impida su aspecto sólo parcialmente humano.

Aun así, Nathan ha de conceder mucho de antemano a lo corporal, como él mismo se encarga de explicar a Caleb: si Ava tuviese el aspecto de una caja de cartón (que podría tenerlo), difícilmente se sentiría interesado por ella, y Ava no estaría en condiciones de seducirlo. En cambio, sí lo está, entre otras cosas porque su rostro ha sido conformado a partir del "perfil pornográfico" de Caleb, es decir el perfil que puede trazarse teniendo en cuenta las pelis porno que ve Caleb en internet (Dios mío, lo que pueden llegar a saber de nosotros... mejor no pensarlo). Quizá también por eso, se me ocurre, la relación entre Ava y Caleb tiene lugar siempre con un cristal de por medio que impide el contacto físico; porque, ¿se sentiría igualmente atraído por ella si tocase su cuerpo? ¿Qué tacto tiene ese tejido gris suyo? ¿Será igual de atrayente para la mano que para el ojo? Y esas partes transparentes, ¿qué consistencia ofrecen?

En cambio, Nathan no ha tenido en cuenta el aspecto físico de Caleb a la hora de seleccionarlo, sino sus capacidades intelectuales, y también el hecho de que no tiene familia: es huérfano y no tiene hermanos, pareja ni hijos. Está solo en el mundo. Que en el caso de Caleb se haya fijado en esta circunstancia tan distinta de la del perfil pornográfico ha de deberse a la asimetría de la primero potencial y luego actual relación entre Caleb y Ava: en el primero hay que suscitar atracción; en la segunda, en cambio, hay que evitar que consideraciones morales, o algo parecido a eso, refrenen su intención de seducir a Caleb, y sacrificarlo si es preciso, para conseguir escapar.

Esto abunda en la dimensión corporal de lo humano: Caleb es un ser humano y, por tanto, es un cuerpo y no puede renunciar a él. La atracción que siente por Ava integra lo corporal, es una atracción también física; por eso es tan importante haber seleccionado adecuadamente el rostro de Ava, y quizá por eso la atracción aumenta cuando Ava decide ocultar las partes no humanas de su cuerpo con una peluca, un vestido y unas medias, y eso a pesar de que su atuendo parece sacado de La Casa de la Pradera. Seguramente porque lo que importa no es el estilo, sino el hecho de acercarse, mediante la ocultación, a nuestro modelo corporal; de donde habría que concluir que lo físico le importa a Caleb más de lo que él mismo está dispuesto a admitir. En cambio, Ava no es un cuerpo, sino que tiene un cuerpo. Ava es, vamos a decirlo así, intelecto puro. Todo su ser se concentra en su cerebro, uno que es posible extraer del cuerpo y ubicarlo en otro cuerpo sin mayores problemas, uno que a semejanza de un disco duro puede borrarse por completo y volverse a cargar con otros contenidos, tal y como Nathan ha hecho en otras ocasiones y pretende volver a hacer si es necesario para mejorar el producto.

A estos efectos, una escena muy significativa es la de Ava abriendo el armario, esta vez no para buscar un vestido como antes, sino para buscar un brazo de aspecto humano y con él sustituir el suyo roto, o para cubrirse por entero con una piel de aspecto igualmente humano. Ese brazo, esa piel, no son suyos y por la misma razón tampoco son suyos el brazo y la piel originales, puesto que pueden ser sustituidos sin menoscabo alguno. En Ava, la línea divisoria entre lo propio y lo extraño no está entre su cuerpo y la ropa que lo cubre, sino entre su cerebro y todo lo demás, cuerpo incluido. No su cuerpo por tanto, sino un cuerpo cualquiera, uno fungible.

Por no tener cuerpo, y por muy inteligente que parezca y sea, Ava es una máquina y no un ser humano. No dice esto nada en contra ni a favor suyo, sino que simplemente nos dice algo de cómo somos nosotros, de nuestra naturaleza corporal, una naturaleza que olvidamos cuando contemplamos nuestro propio cuerpo como una rémora (y tanto más cuanto más envejecemos) y cuando nos ilusionamos con la posibilidad de subsistir al margen de él, sea como almas incorpóreas o sea como cerebros trasplantados a otros cuerpos. Y bien podría ser, porque de esto poco se sabe, que nuestra personalidad, lo que somos o creemos ser, venga determinada o de algún modo condicionada por nuestro cuerpo; y que, como sostenía Spinoza hace ya unos cuantos siglos, si actuamos, si hacemos algo, si nos movemos, sea por causa de nuestros apetitos y deseos (que no son sino apetitos conscientes), cuyo origen y razón de ser ha de ser corporal. Por eso, también es posible que nuestra naturaleza sentimental, el hecho de que tengamos sentimientos hacia los demás (apetitos al fin y al cabo), no pueda explicarse sin tener en cuenta nuestra dimensión corporal. Y eso explicaría también por qué Ava carece de ellos, a salvo de su curiosidad por el mundo exterior y su afán de supervivencia. Es más, cabe preguntarse si un ser como Ava no es de imposible concepción, en el sentido de que sea imposible concebir un ser dotado de voluntad y privado de cuerpo al mismo tiempo.

Así, cuando actuamos como si nuestro cuerpo fuera subsidiario de nuestra mente, o como si nuestro cuerpo no formase parte esencial de nosotros mismos, actuamos de manera contraria a lo que conviene a nuestra naturaleza. Se me ocurre que es el caso de los que proponen un mercado más o menos libre de los biomateriales humanos, sobre la base de que somos propietarios de nuestros cuerpos y de sus partes separadas (tejidos, órganos, piel, gametos) y de que, por tanto, podemos comerciar con todo eso. Yo diría más bien que no es sólo nuestro cerebro el que funciona (todavía) misteriosamente, sino también el resto de nuestro cuerpo, el cual debemos comprender como una unidad que no ha de fracturarse. No sabemos a ciencia cierta cuál es el origen de nuestros sentimientos ni de nuestras acciones. Todo eso sigue siendo misterioso y, por esa razón, debe mantenerse en el ámbito de lo sagrado, entendido aquí como aquello que ha de respetarse por encima de todo y, por eso, sustraerse del tráfico de los hombres.

Acabaré retomando algo a lo que ya hice referencia antes cuando comparé Ex machina con Blade Runner. La segunda es una película mucho más sentimental que la primera: son más sentimentales sus protagonistas humanos y lo son también los replicantes construidos por la Tyrell Corporation. El ánimo creador del Dr. Tyrell es mucho más enérgico que el de Nathan, y su pasión por el ajedrez no puede compararse con la de Nathan por la música dance. Caleb también sale perdiendo en la comparación sentimental con Rick Deckard (de acuerdo: también en todas las demás), y ni siquiera la desesperación que muestra Caleb al hurgar profundamente con un cuchillo en su brazo para demostrarse que es humano está a la altura de los sentimientos más contenidos pero más sutiles de Deckard. El propio amor, o lo que sea, de Caleb por Ava es un pálido reflejo del de Deckard por Rachel. Sobre todo, lo que no resiste comparación es la mucha capacidad sentimental de los replicantes con la escasa o nula de Ava o de Kyoko. Por eso, Blade Runner tiene una fuerza narrativa muy superior a la de Ex machina, y por eso es mucho mejor película. Aunque, a saber, quizá la intención de Alex Garland (que desde luego no es un mal guionista), al recurrir a toda esa frialdad con la que inunda su película, ha sido la de mostrarnos precisamente eso: que lo sentimental es un elemento constitutivo de lo humano, que lo corporal también lo es, y que nuestro mundo corre el riesgo de la deshumanización, obsesionados como estamos con un progreso meramente técnico guiado por una razón estratégica que ha olvidado los intereses a los que debe servir. Si así fuera, el mundo de Ex machina sería una distopía, una utopía negativa de la que quizá no estamos muy lejos, y esa frialdad una advertencia crítica y críptica de lo que nos espera y de lo que ya no sabemos si estamos a tiempo de evitar. 

viernes, 2 de julio de 2021

CONTACT: PELICULA VS NOVELA (II)

El momento en el que Ellie escucha las señales de radio. Lo hace con un montón de telescopios detrás de ella. Los radiotelescopios funcionan casi como un telescopio normal y corriente. Recogen luz (en este caso en el espectro de radio) y lo convierten en una señal. Eso sí, suele ser una señal muy débil que no se puede usar sin más.

También es cierto que, en este caso, el mensaje es tan fuerte que supera al ruido de fondo. Es muchísimo más potente, de hecho. 112 Janskys. Un Jansky es la unidad de energía de radio. La mayor parte de fuentes de radio en el firmamento se miden en milijanskys.

Otra curiosidad es el cálculo que hace Ellie sobre la vida. Dice que hay unas 400.000 millones de estrellas. Si solo una de cada millón tuviese planetas, y solo uno de cada millón de ellos tuviese vida, y uno de cada millón fuese inteligente, habría millones de civilizaciones.


Contacto hace que te cuestiones sobre la vida extraterrestre
Aquí hay dos matices. Por un lado, la frase está incompleta. Quería decir que hay 400.000 millones de estrellas y 100.000 millones de galaxias en el universo. Aunque, incluso así, obtenemos que en todo el universo observable habría 40.000 civilizaciones. Que no es mucho.

Todo esto tiene que ver, por supuesto, con la famosa Ecuación de Drake, ese intento de determinar cuántas civilizaciones inteligentes podría haber en la Vía Láctea. Es un ejercicio de imaginación, pero puede resultar muy interesante.

En cierto momento, Ellie recuerda la noche en la que fallece Ted, su padre. Hay una lluvia de estrellas, y se puede ver cómo tienen varios telescopios preparados. Sin embargo, como seguramente sabrán, ¡no hacen falta para ver las estrellas fugaces! Se ven a simple vista.

Además, nos cuentan que Ted murió el 10 de noviembre. No hay ninguna buena lluvia de estrellas en esas fechas. Las Leónidas tienen el pico de actividad unos días más tarde, pero no son conocidas por ser precisamente espectaculares. Al contrario, son más bien débiles.

Salvo cada 33 años, aproximadamente, cuando ganan algo en intensidad. Pero lo que Ellie ve es una lluvia de estrellas muchísimo más intensa, si tenemos en cuenta que ve varios meteoros en unos pocos segundos. Quizá este sea el error más llamativo, aunque nada grave.

El mensaje recibido en SETI
Hablando del mensaje en sí, a los astrónomos les preocupa que Vega se ponga bajo el horizonte y pierdan parte de la señal. Así que establecen una red mundial de telescopios para su observación. También nos encontramos algo muy interesante. ¿Cómo sabremos (suponiendo que un día recibamos uno) que un mensaje es alienígena?

Un patrón que no se pueda dar en la naturaleza sería una señal inequívoca de que su origen es artificial, y eso pasa en Contacto. Porque lo que detecta Ellie es una secuencia de todos los números primos desde el 2 hasta el 101. Los números primos no son un concepto natural. No se dan en la naturaleza. Son un concepto matemático. Encontrarlos en un mensaje implicaría que es una señal de origen artificial.


Además, al descodificar la señal, descubren que contiene el discurso de Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Vega está a 26 años-luz del Sistema Solar, y esa retransmisión fue la primera lo suficientemente potente como para atravesar la atmósfera. Está bien pensado.

Vega como origen del mensaje
No solo eso, los astrónomos, en la escena de los números primos, contemplan la incongruencia de que la señal proceda de Vega. Es la segunda estrella más brillante del firmamento (en el hemisferio norte) y es una estrella muy joven, de apenas 400 millones de años.

De hecho, en la película, cuando Ellie finalmente viaja hacia el centro de la galaxia, pasa por Vega y ve que está rodeada de una densa nube de partículas. No es una licencia artística. Vega emite mucha luz infrarroja comparada con otras estrellas de su tipo. ¿Cómo se explica?

Tiene que haber algo más que esté emitiendo ese infrarrojo. Generalmente, ese “algo más” es una nube de polvo, que cuadra perfectamente con Vega porque es una estrella joven, que suelen presentar ese tipo de discos de material a su alrededor. Solo hay una pega, a decir verdad.

Y es que en la película Vega muestra mucho polvo a su alrededor. Las estimaciones es que, en realidad, no hay tanto polvo. Aproximadamente la mitad de la masa de la Luna. Que, repartida alrededor de una estrella, no es gran cosa. Si estuvieses allí, seguramente no lo verías.


Kip Thorne otra vez siendo importante en otra cinta
Carl Sagan no se encargó de Contacto por sí solo. Contó con la colaboración de su esposa, Ann Druyan, y también de Kip Thorne. Thorne es un famoso astrofísico estadounidense que ha trabajado ampliamente en agujeros negros. Fue una figura clave en una película reciente.

Hablo, como quizá sepan, de Interstellar. En ésta última, su trabajo fue importante para representar muchas de las cosas que vemos en la película, pero también participó en Contacto dando consejos a Carl Sagan sobre los agujeros de gusano.

De la visita de Ellie al centro de la galaxia no hay demasiado que decir. Más que nada porque todo ello es hipotético. Ni siquiera estamos seguros de que exista vida en otros lugares más allá del Sistema Solar, así que no podemos suponer cómo serían los extraterrestres.

Hay cosas que por ahora no podemos comprobar
Carl Sagan sí que establece que son capaces de viajar más rápido que la luz y que, quizá, incluso puedan viajar en el tiempo de manera limitada. No hay ninguna forma de hacerlo, hasta donde nosotros sabemos, pero no es necesariamente un error. Quizá haya alguna forma de viajar más rápido que la luz y, simplemente, nuestra comprensión actual de la física no es capaz de explicarlo.

Del mismo modo que no sabemos cómo podríamos usar un agujero de gusano, a pesar de que nada en la física impide su existencia. Teniendo en cuenta esto, tampoco hay mucho que decir del retorno de Ellie a la Tierra. Para ella han pasado 18 horas, sin embargo, en la Tierra no ha pasado o, en el mejor de los casos, han sido solo unos minutos. Lo peor de todo es que, además, no tiene pruebas de lo sucedido.

Llegados a este punto, si han visto la película, les recomendaría que tambien lean la novela. Alex Riveiro asegura que es incluso mejor, y cubre algunos aspectos que no aparecen en la película. Bien vale la pena. Además, desde el punto de vista científico, es impecable.

Contiene errores que, como han visto en estos dos articulos, no son ni mucho menos significativos. Por cierto, el “padre” de Ellie reconoce que el sistema de tránsito de la galaxia no es suyo. Lo que implica que debió haber una civilización incluso anterior a la suya.

Además, ya en la Tierra, Ellie sigue con su estudio de los números irracionales. Al analizar Pi, descubre que, en base 11, a partir de cierto dígito, todo es una secuencia de 0 y 1 que esconden un mensaje. Algo que solo podría ser hecho por el “creador” del cosmos.

Un contacto para reencontrarnos con nosotros mismos
Carl Sagan no era creyente, y estaba muy cerca del ateísmo. Siempre decía que no tenía evidencias de la existencia de Dios, pero tampoco evidencias en su contra. Necesitaba más información. En Contacto no dudó en ilustrar ese conflicto siempre presente en la sociedad.

Quizá donde mejor se muestra es en qué sucede antes y después de su viaje. Antes de partir, Ellie se reúne con Palmer Joss, un líder religioso. A él, le intenta convencer de su fe en la ciencia antes de partir. Al volver, con nada que demuestre su versión, los papeles cambian.

Joss es de los pocos que creen en la historia de Ellie, a pesar de que solo la puede justificar con la fé. Contacto, en ese sentido, no es solo un viaje de ciencia ficción, también nos invita pensar sobre el mundo y la sociedad en la que vivimos. Y lo hace muy bien…

viernes, 25 de junio de 2021

CONTACT: PELÍCULA VS NOVELA (1)

Con Contacto, Robert Zemeckis (Regreso Al Futuro) demuestra cómo los efectos especiales y un presupuesto del tamaño del éxito de la taquilla pueden servir para hacer una historia sólida en lugar de algo vacío, y lo hace a través de una evaluación cuidadosa del equilibrio (o falta de él) entre la ciencia y la religión.

La ciencia ficción y la fé

Esta película está basada en la novela Contacto de Carl Sagan, tiene nociones de pensamiento basado en la fe en una historia de ciencia ficción que sigue el primer contacto de la humanidad con una inteligencia extraterrestre. Al preguntar si existe vida en otra parte del universo, Sagan y Zemeckis ofrecen múltiples puntos de vista -desde intelectuales a filosóficos a políticos y extremistas- e intentan encontrar similitudes entre perspectivas a veces diametralmente opuestas.


El enfoque reflexivo y la resolución final de que no hay certezas en el universo, por honestas que sean, dejaron al público insatisfecho. Trabajando desde la novela exhaustivamente investigada de Sagan.

Contacto – ¿Que tan exacta es la ciencia de la película?
Contacto es una película, que solo se desvía de la fuente aquí y allá, contiene una precisión técnica que solo coincide con su imaginación. Los astrónomos, astrofísicos y cosmólogos notarán que las ideas teóricas concebibles presentes en el libro de Sagan se incluyen en el guión, atribuidas a James V. Hard y Michael Goldenberg.

La película comienza con una hermosa secuencia que eclipsa el tamaño de nuestro planeta en comparación con la inmensidad del universo. El marco comienza en la Tierra y retrocede a través de nuestro sistema solar, pasando por Júpiter y Saturno, aumentando la velocidad a través de nuestra galaxia, a través de cientos de galaxias en el espacio profundo y más allá. Cuando la secuencia finaliza, volvemos a la Tierra en la década de 1970, donde conocemos a Ellie Arroway (Jena Malone), de 9 años, y su padre (David Morse).

Todo esto mientras escuchamos retransmisiones que están cada vez más atrás en el tiempo. Está bien, pero hay un error… Porque, sí, es perfectamente correcto que cuanto más nos alejamos, más viejas sean las señales de radio que escuchamos. En realidad, aquí tendríamos que suponer que estamos viajando más rápido que la velocidad de la luz (algo que es imposible), para escuchar esas emisiones.

Licencias artisticas que se toma Zemeckis
En realidad, lo que se ilustra es simplemente eso, que cuanto más lejos estamos, más lejos vemos en el pasado respecto a nuestro planeta. Sí, cuando observamos Andrómeda, a 2,5 millones de años-luz de nosotros, la vemos como era hace 2,5 millones de años, porque ese es el tiempo que ha tardado su luz en viajar hasta nosotros.

¿Cuál es el problema aquí? Que en esa secuencia, la retransmisión de radio retrocede demasiado rápido. Para que nos entendamos, el Sol está a 8 minutos-luz de nosotros. Es decir, lo vemos tal y como era hace 8 minutos. Sin embargo, al alejarnos, aun dentro del Sistema Solar, lo que se escucha son canciones cada vez más antiguas, antes de dejar este pequeño vecindario cósmico. Y eso que, del Sol a Plutón, hay “solo” 6 horas-luz.

Así que si solo es una licencia artística, no es la única que nos encontramos; porque en esa secuencia todos los planetas están en la misma dirección (algo poco frecuente) y vemos que el cinturón de asteroides está bastante poblado. A decir verdad, tiene demasiados asteroides.

Ya que la media entre asteroides, en el cinturón de asteroides, es de 2 millones de kilómetros de distancia. Además, son pequeños. Por lo que podrías estar en la parte más densa del cinturón de asteroides y no serías capaz de ver ni siquiera uno a simple vista.

La Gran Mancha Roja de Júpiter también sufre un poco del mismo síntoma. Gira demasiado rápido. Es una tormenta con un tamaño más grande que el de la Tierra y no se mueve a esa velocidad, pero de nuevo, lo podemos considerar una licencia artística para ilustrar su naturaleza.


Hay errores pero no son garrafales

En esa secuencia, también, nos cruzamos con la famosa Nebulosa del Águila. El hogar de los famosísimos Pilares de la Creación. Es, seguramente, la foto más famosa del telescopio Hubble. El problema es que la Nebulosa del Águila aparece como si la viésemos desde la Tierra. Sin embargo, las nebulosas son objetos tridimensionales. Así que, desde ese lugar, su aspecto seguramente es muy diferente al que vemos desde aquí. Como mínimo, debería estar del revés.
En el resto de la película, de nuevo, nos encontramos varios detalles que comentar. Pero no hay nada que podamos considerar un error garrafal, ni mucho menos (y no debería sorprender a nadie). Hasta aqui la primera parte de este articulo, agradecer especialmente a Alex Riveiro por hacer de dominio publico toda esta información que comparto hoy con ustedes.


viernes, 28 de mayo de 2021

El curandero de la Selva


Medicine Man, renombrada como “Los últimos días del Edén” en España y “El curandero de la selva” en Latinoamérica, es una película de 1992 dirigida por John McTiernan con temática ecológica que aborda de forma clara la pérdida de biodiversidad como consecuencia de la deforestación.


En lo más profundo de la selva tropical del Amazonas, el veterano investigador Robert Campbell (Sean Connery) encuentra la fórmula para crear una vacuna contra el cáncer, pero incapaz de volverla a producir pide ayuda a la empresa farmacéutica para la que trabaja, la cual le envía como colaboradora a la investigadora Rae Crane (Lorraine Bracco).

En el desarrollo de la película se denuncia la deforestación que se está produciendo de los bosques vírgenes, la pérdida de la biodiversidad que afecta al planeta, la necesidad e importancia de la investigación científica, al mismo tiempo que se muestra la contraposición entre las escalas de valores del mundo occidental y los aborígenes de las tribus de la selva amazónica.

Película ideal para trabajar la educación ambiental y la educación en valores.

viernes, 14 de mayo de 2021

El Día Después de Mañana: una reflexión acerca del cambio climático

“El día después de mañana” es una película del 2004, dirigida por Roland Emmerich y protagonizada por Dennis Quaid y Jake Gyllenhaal, que trata acerca de las terribles catástrofes que se pueden desatar en el mundo como consecuencia de los cambios climáticos causados por el calentamiento global y cómo esto podría significar el fin de la tierra como la conocemos.

La película denuncia la falta de compromiso por parte del gobierno de los Estados Unidos en los temas referentes a la protección del ambiente, y la forma en la que este se convierte en uno de los principales responsables de los problemas ambientales, pues de ellos depende en gran medida el desarrollo y puesta en práctica de medidas que ayuden a la conservación del planeta. Sin embargo, no expone las causas del calentamiento global, ni presenta soluciones para el problema más allá de decir que los gobernantes deben preocuparse más por la conservación de la tierra.

No obstante, al mostrarnos las terribles consecuencias que puede traer el desinterés por la protección del ambiente, nos invita a pensar al respecto e investigar acerca del tema. Todos juntos, con pequeños aportes por parte de cada uno, podemos ayudar a prevenir el calentamiento global con sencillas acciones como reciclar, educar en ecología, reducir el consumo energético, disminuir el uso de automóviles e incluso plantar árboles, y en el caso de las grandes compañías, potenciar las energías renovables, reducir la producción de gases industriales, etc.

Una escena que determina el problema se puede observar en el final de la película: Nueva York y el resto del Norte de América queda totalmente en hielo. Durante la cinta, diversas escenas jugaron con el hilo emocional. Entre ellas encontramos el tornado que destruyó la ciudad de Los Ángeles; la inundación (y luego congelación) de la ciudad de Nueva York, que después de pasar el ojo del huracán, quedaría sumergida en el frío eterno; la muerte de quienes intentaron ir al sur del planeta; las vistas satelitales de La Tierra; los constantes métodos de supervivencia que ejercían los personajes y, finalmente, el rescate de los ciudadanos atrapados en Manhattan.

Esta trama nos hace reflexionar en torno a cómo los humanos estamos destruyendo nuestro propio hogar. Cada acto mínimo de indolencia ante el ambiente genera una red para su propia destrucción. Es injusto ver cómo ambiciones y preferencias económicas hacen que, quienes dirigen nuestras naciones, se olviden de salvaguardar el planeta en el que todos convivimos. Nosotros, los ciudadanos, los responsables de los cambios climáticos que han sucedido en los dos últimos siglos, debemos frenar la falta de responsabilidad ante el ambiente y prevenir el caos que algún día extinguirá nuestra especie.

La película expone muchas de las diversas consecuencias que puede causar el desinterés y la destrucción masiva ecológica que se está dando en el planeta. Como ya hemos mencionado, denuncia la falta de compromiso por parte del gobierno de los Estados Unidos en torno a los problemas ambientales, pues, nosotros, los ciudadanos, somos los principales responsables del cambio global. No obstante, la participación y preocupación de los líderes políticos es fundamental: de ellos dependemos política y económicamente para llevar a cabo planes de protección ambiental.

Sin embargo, podemos reducir estos problemas ayudando a limpiar playas, colocando los desechos humanos en sus respectivos conteiner reciclables, promover más el uso de bicicletas para disminuir la contaminación que generan los autos, reducir el consumo hídrico y energético… Probablemente no son acciones que erradicarán el problema, pero las pequeñas acciones son importantes.


martes, 30 de marzo de 2021

GATTACA: Una intriga de ciencia-ficción genética más actual e inquietante que nunca

Hay unos cuantos motivos transparentes por los que parece no haber pasado el tiempo para una película como 'Gattaca', perteneciente a un género en el que unos pocos meses pueden suponer la diferencia entre ser clasificada como distopía revolucionaria o como fantasía camp. Lo atemporal de su diseño de producción, su ausencia de efectos especiales o sus citas a clásicos del género a prueba de cronocrímenes son algunos de los elementos que, manejados con maestría por Andrew Niccol, hacen que más de dos décadas después de su estreno, sigamos dejándonos atrapar por su propuesta.

Pero por encima de recursos argumentales y escenarios impecables, quizás el secreto de su carencia de fecha de caducidad esté en cómo trata un tema universal. Uno que poetas y artistas llevan discutiendo desde el principio de los tiempos y que, como buena disquisición sin respuesta clara, nos encanta retomar, reformular y dejarnos fascinar por su insondable grandeza: ¿qué nos hace humanos, qué nos hace individuos diferentes? ¿Hay un elemento químico que defina el -llamémosle- alma, se puede destilar el componente que nos hace únicos?

'Gattaca' plantea todo esto, pero no desde la opción de la ciencia-ficción metafísica, a lo '2001: Una odisea en el espacio', o como en el último tramo de 'Interstellar', sino con ropajes de cine negro. La obvia inspiración en los personajes icónicos del género (los detectives con gabardina, una Uma Thurman que algo bebe de las típicas femme fatales) y su abierto robo de la estética de los años cincuenta (del siglo XX, se entiende), además de su intriga de suplantación de identidades y falsos culpables, hacen que la trama discurra similar a las historias de intriga cuyos tropos conocemos de sobra.
De hecho, salvo los inevitables detalles circunstanciales propios de historia de ciencia-ficción, una leve sinopsis podría llevar a pensar al espectador no avisado que su historia puede transcurrir en cualquier época. Un joven -Vincent (Ethan Hawke)- que, físicamente no entra en los requerimientos para cumplir su sueño de ser astronauta, deja atrás su familia y una eterna competencia con su hermano cuando encuentra el modo de engañar al sistema: suplantando la identidad de un joven en silla de ruedas, Jerome (Jude Law) con el consentimiento de éste. Pero cuando en la base donde se preparan los viajes espaciales alguien comete un asesinato, su tapadera y el romance que está viviendo con una compañera, Irene (Uma Thurman) comienza a correr peligro.

Claro, que el diablo está en los detalles: de lo que estamos hablando aquí es de que esos privilegiados lo son por haber sido manipulados genéticamente y tener unas condiciones físicas que se acercan a la perfección. Ellos serán quienes accedan a los mejores puestos de trabajo, mientras que los nacidos de forma "natural" y con las inevitables taras que les ha otorgado el sorteo genético natural, les limpiarán la basura (literalmente: ocupan plazas de mantenimiento). Solo alguna rareza circunstancial como el caso de Jerome, perfecto genéticamente pero confinado a una silla de ruedas tras un accidente, permitirá saltarse las normas.


El dilema de la ruleta genética
'Gattaca' plantea los dilemas de la manipulación genética de forma sutil y sin necesidad de excesivos subrayados (al final de la película el espectador tiene la sensación de que esos ciudadanos mejorados genéticamente controlan la sociedad y la manejan social y económicamente, pero la película nos muestra solo el caso de Vincent y Jerome, no un retrato más amplio tipo 'The Handmaid's Tale' o '1984'). ¿Es éticamente defendible la mejora en laboratorios de nuestros genes para convertirnos en humanos más perfectos?


Y aunque la opinión de 'Gattaca' no está clara (aunque puede aventurarse), el simbolismo está claro, al menos en lo visual. La escalera de casa de Jerome es básicamente una espiral de ADN. El segundo nombre de Jerome es Eugene, que viene del griego "el bien nacido", pero que tiene una connotación más siniestra: la eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios mediante la intervención manipulada y métodos selectivos.

Y ese es el auténtico tema de la película: aunque la eugenesia nació con el darwinismo social de finales del siglo XIX en un plano estrictamente teórico, en términos prácticos se ha usado como justificación para la discriminación en formas que hoy se consideran absolutamente inhumanas. Entre otras, la eugenesia ha llegado a desarrollarse en el siglo XX incluyendo esterilizaciones forzosas para huir de defectos genéticos o genocidio de razas consideradas inferiores. Claramente, 'Gattaca' se ha inspirado para visualizar su mundo en la idealizada e inhumana sociedad aria de los nazis, con sus pulcros, rubios y asépticos ciudadanos, genéticamente perfectos.

Sin embargo, 'Gattaca' no opta por el simbolismo fácil y retrata una sociedad cruel y competitiva en la médula, más allá de explosiones de violencia. Por ejemplo, de los dos policías que se ocupan del caso, el más joven y genéticamente modificado es el que dirige la investigación pese a la experiencia y sin duda mayor intuición y carácter resolutivo de su compañero (Alan Arkin), no modificado. También hay detalles por los que solo se pasa por encima, pero que definen bien una sociedad a la que nos acercamos a pasos agigantados: por ejemplo, es posible a través de una muestra de ADN robada furtivamente obtener datos -a sus espaldas- de la identidad y perfección genética de un tercero. Algo no muy lejos de la paranoia y el culto a las apariencias donde vivimos sumergidos a causa de las redes sociales.


Aunque el futuro que plantea, desde un punto de vista práctico aún está lejos, 'Gattaca' triunfa al hablar de todo ello con claridad y exponiendo las contradicciones del sistema: es una sociedad futura despiadada pero creíble, limpia pero desalmada, y 'Gattaca' lo cuenta a través de los pequeños detalles de sus habitantes: el metódico sistema de recolección de residuos orgánicos que Jerome hace a diario para ayudar a Vincent a suplantarlo se rueda con primerísimos planos que ponen a la misma escala el universo microscópico del ADN y ese laborioso engaño diario. La mentira de una sociedad perfecta frente a una minuciosa mentira que hackea el sistema desde dentro.
Andrew Niccol, el arquitecto de 'Gattaca'

El neozelandés Andrew Niccol debutó como director con esta visión del futuro ante la sorpresa de los aficionados, que estaban a punto de ver cómo el género se pondría patas arriba con 'Matrix' solo dos años más tarde. A finales de los noventa, Niccol azuzaría una pequeña revolución del cine más o menos fantástico en una época en la que Hollywood aún se permitía producir películas de género con mensajes combativos, como 'Pleasantville', de 1998. 'Matrix' sería en 1999 un poco la cima y el verdugo de esa breve tendencia.

Pero antes de todo ello estuvo Niccol. 'Gattaca' fue su debut en la dirección y la escritura, y solo un año después alcanzaría reconocimiento internacional con el guión de 'El show de Truman', dirigida por Peter Weir -otro australiano ilustre y extravagante-. 'Truman' no vibra en una onda de ciencia-ficción tan pura como 'Gattaca', pero la base argumental enraizada en el género, su simbolismo (muy afín en su mensaje de advertencia sobre los peligros de la tecnología, en este caso más a lo Gran Hermano), su naturaleza como pseudo episodio de 'Twilight Zone' convierten a la película protagonizada por Jim Carrey en un perfecto programa doble con 'Gattaca'. Incluso maneja metáforas similares, como la del oceano abierto como un lugar de liberación y donde todos, liberados de los condicionantes sociales, podemos ser, para empezar, seres humanos.

Aunque el resto de la filmografia de Niccol tocaría temas en ocasiones afines a este espléndido arranque de su carrera, no llegaría en ningún caso a afinar tanto el tiro. Es interesante la inmediatamente posterior 'Simone', adelantada en su tiempo en lo que respecta al tratamiento del romance con una IA, aunque la mucho más reciente 'Her' hablaría de lo mismo con más sutilidad. Más inmersa en el género (y decididamente inferior) está 'In time', una distopía en la que los jóvenes llegan a los 25 años de edad y un fugitivo decide enfrentarse al sistema, en una aventura con más estilo que sustancia.

Orientada al público juvenil y basada en una novela de la autora de 'Crepúsculo' estuvo en 2013 la flojísima 'The Host: La huésped'. Finalmente, un buen regreso a los orígenes ha supuesto su última película hasta la fecha, 'Anon', y en la que volvió a un ambiente comparable al de 'Gattaca', mezcla de ciencia-ficción y serie negra, pero con la pérdida de la privacidad como telón de fondo. Fuera del género, escribió el guión de 'La terminal' de Spielberg y firmó el interesante drama ambientado en el mundo del tráfico ilegal de armas 'El señor de la guerra'.

Pese a su irregular carrera posterior, está claro que Niccol fue la genuina fuerza creativa detrás de 'Gattaca', aunque nunca después volvió a afinar tanto el tiro como aquí. Su mezcla de géneros, su asombrosa capacidad para anticiparse a muchas inquietudes de la sociedad actual y un diseño de producción que no pasa de moda la han acabado convirtiendo en un clásico moderno, una pieza de ciencia-ficción llamada a definir una buena parte del género en el siglo XXI.

lunes, 30 de abril de 2018

Películas para festejarles a los más pequeños.

Y ya que hoy en México estamos celebrando el Día del Niño, les compartimos el link donde pueden ver algunas películas con los más pequeños y los no tan niños, o bien pueden buscarlas si cuentan con algún servicio de entretenimiento vía streaming, recordando que son películas que en su mayoría siempre nos dejan un mensaje de valor, estamos seguros esta elección les gustara porque nunca hay que perder el niño que llevamos dentro. 

La primera recomendación es Coco, la película más reciente de Pixar y Disney, la cual muestra una tradición muy valiosa en México como lo es el Día de Muertos, dejando un mensaje profundamente bello. 

Después tenemos Big Hero 6, una película de las más bonitas de Walt Disney Animation Studios, donde sale uno de los personajes más adorables del mundo "Baymax", y transmitiendonos un mensaje muy bonito a pesar de que la película es un poco triste. 

Zootrópolis, producida igualmente por Walt Disney Studios nos muestra una ciudad habitada por animales que desempeñan las funciones de los humanos (trabajar, estudiar, etc), teniendo como personajes principales a una conejita policía (Judy Hopps) y un zorro (Nick Wilde), una película altamente recomendable.


Snoopy & Charlie Brown, producida por Blue Sky Studios y conmemorando el aniversario numero 65 de la tira cómica que enamoró a la Norteamérica que salía de la Segunda Guerra Mundial, cuando aún no había televisores en las casas, y que ahora aporta la tecnología 3D para acompasar a los muñecos con el siglo XXI. La película nos enseña que siempre hay que volver a intentarlo; los fracasos suceden, pero lo importante es cómo tú reaccionas ante ellos, esa es la lección, que cuando Carlitos hace algo y fracasa de manera estrepitosa, nos reímos, pero porque nos reímos de nosotros mismos. 

The Good Dinosaur, Pixar nos presenta una hipotesis de la creación del Universo, donde los dinosaurios no se extinguieron y conviven con el hombre, el mensaje de la película es directo y literal: supera tus miedos para descubrir que eres más de lo que piensas y así podrás dejar tu huella en el mundo. La importancia de ser fiel a ti mismo y a tu familia en todo momento. Además, se arriesgan a tocar un tema delicado para el público infantil, como es la muerte del padre de Arlo. Disney se atreve nuevamente a presentar el tema de la pérdida de un ser querido (imposible olvidar la muerte de Mufasa) y de cómo funciona orgánicamente el mundo salvaje.

Up, película animada de Disney con Pixar narra la historia de Carl Fredricksen y Russell, un niño scout, el viaje que emprenden hacia las Cataratas del Paraíso (Venezuela) en una casa amarrada con cientos de globos para que vuele. Es una película que más que contar una aventura relata una historia de amor hermosa entre Carl y su esposa Ellie, quienes se demostraban su cariño y amor con pequeños detalles, dejándonos una lección de amor, que todos quisiéramos vivir. 

Esperamos vean alguna si es que no lo ha hecho, o decidan volver a verlas, son películas que se pueden ver mil veces y siguen encantando.
Y recuerden lo más importante, nunca perdamos al niño interior que llevamos dentro.