Los seres vivos pueden ser descritos como maquinarias biológicas que funcionan gracias a la acción de las proteínas. Las proteínas son moléculas muy diversas que se ensamblan a partir de 20 piezas diferentes, llamadas aminoácidos. De esta forma, cualquier proteína de nuestro cuerpo es un conjunto de aminoácidos ensamblados como un lego, usando una o las veinte piezas disponibles en diferentes cantidades y combinaciones. De hecho, es justamente esta gran variabilidad la que permite generar un repertorio enorme de proteínas, cada una con una función particular. ¿Qué hacen las proteínas? De todo. Por ejemplo, hay proteínas estructurales, como el pelo y las uñas. Hay proteínas especiales que se llaman enzimas y son las responsables de llevar a cabo las reacciones químicas que ocurren dentro de sus cuerpos. Hay proteínas que fabrican a otras proteínas. Las proteínas no duran para siempre; nuestro cuerpo las fabrica y las desecha para hacer otras nuevas. Muchas veces esto es esencial, ya que las proteínas, con el funcionamiento normal del cuerpo, se estropean y ya no hacen bien su trabajo.
¿Cómo se hacen nuevas proteínas?
Imaginen una fábrica de proteínas. En esta fábrica podemos encontrar la planta de producción y la oficina de la gerencia. En la planta de producción se fabrican las proteínas y en la oficina de la gerencia están archivadas las instrucciones para fabricarlas. En este ejemplo, la planta de producción sería el citoplasma de las células, la oficina de gerencia sería el núcleo de la célula y las instrucciones serían los genes, que están hechos de ADN. Imaginen que necesitan hacer una nueva proteína. Para esto, hay que ir a la oficina de la gerencia, buscar en los archivos las instrucciones adecuadas y sacar la hoja para llevarla a la planta de producción. Mala idea: eventualmente la hoja se puede estropear, manchar con aceite o quemar y perderían las instrucciones para hacer una proteína, lo que podría arruinar a su fábrica. Lo mejor sería sacarle una fotocopia a las instrucciones, dejar a salvo el original en la oficina de la gerencia y llevar la copia a la planta de producción. Las células hacen exactamente eso: las instrucciones –los genes– no salen jamás del núcleo y para hacer proteínas se copia un trozo del ADN en otra molécula que se llama ARN mensajero. Esta molécula es la que sale del núcleo e indica en que orden deben ensamblarse los aminoácidos que forman parte de una proteína determinada. Y si el ARN mensajero se arruina, da lo mismo: siempre pueden fotocopiar el original de nuevo.
Es por esta razón que los genes son tan importantes. Si les falta un gen, les falta una proteína que eventualmente podría ser muy importante y se enfermarían o morirían. Y de la misma forma, si les agrego un gen, les agrego una instrucción para hacer una proteína nueva. Y todos los seres vivos –bacterias, hongos, gatos, lechugas, truchas, tomates, manzanas, monos, humanos: TODOS– tienen genes. Recalco esto ya que una encuesta realizada en USA, Canadá y Europa, reveló que cerca del 60% de las personas no sabe que un tomate tiene genes.
Organismos transgénicos: una idea de la naturalezaMuchas veces, los organismos se traspasan genes entre ellos. Esto es muy común entre organismos de la misma especie o de especies relacionadas y particularmente común en bacterias. Sin embargo, hay algunos casos notables. Hay un caracol marino llamado Elysia chlorotica, que es de color verde y es el único animal fotosintético conocido. Este caracol come algas durante sus primeros meses de vida y luego no come más. Los científicos se preguntaron como podía vivir sin comer y descubrieron que este caracol guardaba los cloroplastos de las algas que comía. Los cloroplastos son los responsables de que algunos organismos, como las plantas, puedan hacer sus azúcares y otras moléculas usando la luz del sol como energía. Y este caracol guardaba esos cloroplastos para hacerlos funcionar dentro de su organismo. Lo más interesante fue que descubrieron genes del cloroplasto en el genoma nuclear del caracol. Es decir, algunas instrucciones para hacer proteínas del cloroplasto de las algas se habían traspasado al archivo del caracol. Exactamente, es un caracol transgénico, que además tiene genes de dos especies diferentes ¡de dos reinos biológicos diferentes! (planta y animal)
Elysia chlorotica, el único animal fotosintético que existe. Y es transgénico, hecho por la madre naturaleza.
Algo similar pasa con una bacteria que se llama Agrobacterium tumefaciens. Los científicos descubrieron que esta bacteria -que vive en el suelo- puede infectar a los árboles y les produce una enfermedad que se llama agalla de la corona, un tumor que es muy común en los árboles. Los científicos descubrieron que esta bacteria le traspasaba genes a los árboles y esos genes eran instrucciones para hacer hormonas de crecimiento vegetal (de ahí los tumores) y un tipo especial de aminoácidos que las bacterias usan como comida. Estos árboles son transgénicos, ya que llevan genes bacterianos en su genoma. Estos genes se insertan al azar en el genoma de las plantas y le permiten a las bacterias hacer que el árbol fabrique comida para ellas. Y también pasa con los humanos: la gente que tiene hepatitis B es transgénica, ya tiene genes virales insertados en su genoma.
Este árbol es transgénico. Está en Av. Pedro de Valdivia, justo frente a la Municipalidad de Providencia. Se puede apreciar claramente el tumor producido por la infección con Agrobacterium tumefaciens, gentileza de la madre naturaleza.
El primer organismo transgénico hecho por el hombre fue descrito en 1973 y era una bacteria que contenía genes de otra bacteria. A partir de ese momento y usando las herramientas de la ingeniería genética ha sido posible generar una gran cantidad de organismos transgénicos distintos.
Plantas transgénicas
El 19 de mayo de 1983 –hace exactamente 30 años– se publicó el primer trabajo científico que describe la generación una planta transgénica en el laboratorio. La estrategia fue usar a la bacteria Agrobacterium tumefaciens, claro que se modificó para que no produjera tumores en las plantas. En vez de eso, se logró transferir un gen que le confería a las plantas resistencia a un antibiótico. A partir de ese momento fue posible hacer plantas transgénicas que pudieran llevar instrucciones que fueran potencialmente interesantes. Por ejemplo, hay un insecto que se come al maíz y se descubrió cerca de 1920 que una bacteria que vive en el suelo -Bacillus turingiensis- es capaz de matar específicamente a esos insectos. Gracias a esto, se empezaron a usar estas bacterias como insecticida natural. Posteriormente, se identificó una proteína en particular producida por esa bacteria que era la que mataba al insecto, es decir, una proteína insecticida. Gracias a esto se dejó de usar la bacteria y se empezó a rociar las plantas con preparaciones de la proteína insecticida. Y por supuesto, la proteína quedaba en el maíz y luego la comíamos; de hecho, hasta el día de hoy se usa en la agricultura orgánica.
A alguien se le ocurrió que sería buena idea hacer que las plantas fabricaran esa proteína transfiriéndoles las instrucciones para hacerla. De esta forma, ya no sería necesario rociar a las plantas usando aviones y el proceso de control de plagas sería más barato. De esta forma, nacieron las plantas de maíz transgénico Bt (por Bacillus turingiensis). Este maíz se creó para hacerle la vida más fácil a los agricultores y para que el costo de producción fuera más bajo, ya que no había que contratar aviones para rociar las plantas. ¿Qué tan exitoso ha sido esto? Tremendamente exitoso. El año 2008 se publicó un trabajo científico donde se demostraba que gracias a estas plantas los agricultores habían obtenido beneficios económicos adicionales por 7 mil millones de dólares, que fue todo lo que ahorraron por no tener que fumigar o fumigar mucho menos. El año 2011, investigadores Alemanes descubrieron que los agricultores Indios que usaban algodón Bt se intoxicaban menos con productos agrícolas, ya que no tenían que aplicar tantos pesticidas, muchos de ellos muy tóxicos. Se evitaron millones de intoxicaciones y el Estado se ahorró millones de dólares por las atenciones de urgencia que no fue necesario brindar. Y el año 2012 los mismos investigadores descubrieron que los agricultores Indios que cultivaban algodón Bt tenían un 24% menos de pérdidas en sus cosechas y ganaban 50% más dinero que quienes usaban algodón convencional. Finalmente, el año pasado, investigadores Chinos descubrieron que el cultivo de algodón Bt había permitido disminuir el uso de pesticidas de amplio espectro, por lo que proliferaron insectos beneficiosos que se comían a los insectos que son plagas, es decir, aumento el bio-control de plagas. Y en un caso de esta semana, una agricultora de EEUU cuenta en su blog como esta temporada, gracias al cultivo de algodón Bt, no usaron una sola gota de insecticida en su campo (versus las 13 aplicaciones que tuvieron que hacer agricultores de Brasil, que cultivan algodón convencional).
Gracias a estos beneficios y la masificación de su uso, el 80% del algodón producido en el mundo durante el 2012 provino de plantas transgénicas.
¿Son peligrosos para la salud los cultivos transgénicos?Para contestar esta pregunta, hay que partir por lo siguiente: un vegetal transgénico tiene unos pocos genes extra –y por lo tanto proteínas– comparado con los vegetales convencionales ¿son peligrosos los genes y las proteínas? Bueno, comemos genes y proteínas todos los días y a cada rato. Un tomate tiene genes. La lechuga también. El pollo igual. Un almuerzo normal está lleno de genes y proteínas, los que van a dar a nuestro estómago y ahí son desarmados en las piezas más sencillas (nucleótidos y aminoácidos) que luego el cuerpo usa para fabricar sus propios ácidos nucleicos y proteínas. El maíz tiene unos 32.000 genes en cada una de sus células, así que 3 genes más no hacen una gran diferencia. Por lo demás, los genes no pasan por arte de magia a nuestro genoma; de ser así, la gente que come mucho tomate tendría hijos redondos y rojos y sabemos que eso no pasa. Sin embargo, una encuesta realizada en Chile el año 2001, reveló que el 50,3% de las dueñas de casa cree que el comer fruta genéticamente modificada puede modificar los genes de una persona. Esto revela que existe un gran desconocimiento de las personas en esta área, por lo que es fácil que una persona se asuste si les dices que su comida “tiene genes”.
Por otro lado, ¿Hay proteínas peligrosas? Claro que si. Algunos venenos son de naturaleza proteica, pero también el pelo y las uñas. Va a depender de su estructura y secuencia de aminoácidos si una proteína es peligrosa o no. Las proteínas Bt llevan varias décadas en nuestra dieta y, como les comentaba, aún hoy se usan como pesticida natural en la agricultura orgánica (por si alguien no lo sabe o cree lo contrario, la agricultura orgánica si utiliza herbicidas y pesticidas). Entonces ¿cómo podría un vegetal transgénico que produce proteína Bt ser dañino a la salud humana? La respuesta es que no hay razones biológicas para pensar eso. Pero pensarlo no basta: todos los cultivos transgénicos están sometidos a larguísimos y costosos procesos de revisión para asegurar que son inocuos. Y no solo eso, el año pasado se demostró que los cultivos transgénicos tienen menos cambios inesperados que los cultivos convencionales. Estos últimos no se estudian para nada y todo el mundo los puede comer libremente y sin cuestionárselo.
Hay gente que me dice que no les importa que les demuestren que los transgénicos son seguros, ellos seguirán prefiriendo los alimentos “naturales”. No se qué alimentos son esos: casi todo lo que comemos (manzanas, tomates, lechugas, trigo, cebada, zanahorias, frutillas, uvas, mandarinas, plátanos y un etcétera larguísimo) han sido creadas o modificadas por el hombre (breeding), son mutantes o híbridos. Por ejemplo, las manzanas verdes no existían hasta 1868, cuando las creó una viejita Australiana llamada Maria Ann Smith a partir de un injerto (por eso esas manzanas se llaman Granny Smith: Abuelita Smith).
Para terminar, una vez conocí a una persona que estaba contra los transgénicos pues estaba seguro que eran peligrosos para la salud. Esta persona es diabética y debe inyectarse insulina. Debieron ver la cara que puso cuando le conté que la insulina que se inyectaba en su cuerpo es transgénica: está hecha por bacterias que tienen el gen de la insulina humana en su genoma, insertado ahí en un laboratorio por el hombre. Gracias a esto ya no tenemos que matar a millones de cerdos para obtener la insulina de sus páncreas.
El problema radica en que el hombre no es capaz de ver mas alla de la punta de sus pies.
ResponderEliminarLa naturaleza es muy fragil, si no lo saben es la que hace que este planeta pueda autosustentar la vida del ser humano, cualquier desbalance que nosotros creamos estamos acortando la autosostenibilidad del planeta.
Un alimento modificado para altas producciones genera erosion acelerada del suelo, un suelo erosionado se demora mas de 100 años en recuperarse.
No es lo mismo un injerto de una planta con otra de su misma especie que coger el gen de una bacteria e implantarlo en una planta o la estructura molecular de un herbicida e implantarla en un ser vivo.
No es la tecnologia transgenica la mala sino para que se quiere utilizar la tecnologia, al final del camino las empresas transnacionales quieren ser dueños de todas las semillas del mundo y eso no se puede permitir porque el que domina la comida domina al mundo y cada pais debe ser soberano.
Me quedo en el anonimato porque se sabe que estas empresas hasta matan por su negocio mas no por falta de conocimiento del tema o miedo a una respuesta contraria.