viernes, 1 de abril de 2022

Drogas: Marihuana (I)

El cannabis, al contario de lo que se suponía, proviene de Asia central, y a lo largo de más de 5.000 años ha viajado por todo el mundo con diferentes finalidades.

El cannabis es una planta de tamaño de medio a alto, recta, de floración anual, originaria de Mongolia y la zona sur de Siberia. Es una planta dioica, es decir, que hay plantas machos (polen) y plantas hembras (óvulos). 

Originalmente se conocían dos subtipos de cannabis: Cannabis sativa (marihuana) y Cannabis sativa L. (cáñamo); ambos se utilizaban en la Antigüedad por igual. Actualmente, por las características físicas de la planta y por su efecto, se sugieren tres subespecies: C. sativa sativa, C. sativa indica y C. ruderalis. La primera tiene altas cantidades de tetrahidrocannabinol (THC), tiene efecto estimulante y se ha utilizado contra la depresión, la fatiga y los trastornos del ánimo en general. La segunda posee concentraciones equilibradas de THC y cannabidiol (CBD), tiene efectos sedativos y relajantes y se ha usado contra la ansiedad, el insomnio, el dolor y los espasmos musculares. La tercera es baja en THC y alta en CBD, un compuesto no psicoactivo, por lo que se la ha considerado candidata para la producción de medicamentos sin los efectos colaterales de las dos anteriores.

En 2006 se propuso una nueva clasificación del cannabis en función de las propiedades de ADN en cada subespecie.

El primer contacto de América con el cannabis fue a través de Cristóbal Colón, que portaba en sus embarcaciones un estimado de cerca de 80 toneladas de velas y cuerdas hechas de cáñamo. Como dato curioso, el periódico La Vanguardia menciona que ‘se pueden observar hojas de marihuana en el monumento a Colón en Barcelona’.

Posteriormente, durante el período de la conquista (~1521), Hernán Cortés importó diversas plantas de Europa y Asia, entre ellas C. sativa y C. indica, para levantar la economía de la Nueva España. Según García Vallejo, Pedro Cuadrado de Alcalá fue quien, con la idea de producir textiles, importó las primeras semillas de cáñamo y el método de cultivo. 

Ante el rápido crecimiento de la agricultura de la marihuana, a los religiosos les interesó que los indígenas cultivaran otras especies diferentes de plantas; esto, aparte de que extendería la agricultura, serviría para mejorar la economía en función de la paga de limosnas y tributos a manera de impuestos por la siembra y la cosecha; lo que no sucedió, pues a los indígenas no les interesaba pagar limosnas. 

En 1532, la Segunda Real Audiencia autorizó oficialmente, a través del gobernador don Sebastián Ramírez de Fuenleal, la siembra del cáñamo para fines textiles. Posteriormente, el rey Carlos V extendió la autorización a todo el territorio y ordenó que se enseñara a los indígenas a hilarlo y tejerlo. Así fue como los indígenas americanos comenzaron con el cultivo y el procesamiento de la marihuana. Los sacerdotes jesuitas fueron responsables de difundir el uso medicinal del cáñamo en el noroeste de México; por ejemplo, Juan de Estey­neffer (1712), en su tratado Florilegio medicinal de todas las enfermedades, afirmaba que las semillas de cáñamo se usaban en horchata contra la gonorrea. 

En Memoria sobre el uso que hacen los indios de los pipiltzintzintlis (1772), José Antonio Alzate describió que esta planta producía un efecto tranquilizador y podía usarse contra el dolor muscular y de muelas.

Por otro lado, en México, los esclavos originarios de África, al traer sus cultos y medicina-ritual a América, introdujeron a los indígenas en el uso del cannabis; así, la marihuana se incorporó como medicina espiritual de los chamanes.

Alrededor del siglo XIX, la medicina popular se realizaba a través de curanderas a las que se les llamaba ‘Marías’ o ‘Juanas’, de donde se cree que surge la mixtura lingüística ‘marijuana’. Después de las curanderas, el cannabis alcanzó a los sectores más pobres de las zonas urbanas de la Ciudad de México. Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, en Estados Unidos y en México, el cannabis estaba disponible sin receta y se usaba para una amplia gama de dolencias, incluyendo la migraña y las úlceras. 

Hacia 1860 era común, en la prensa de la Ciudad de México, la publicidad: ‘Cigarros indios de Cannabis indica’, comercializados por Grimault y Compañía, farmacéuticos de París. En cuanto a Norteamérica, a principios de los años treinta, los migrantes mexicanos introdujeron la marihuana como una droga que se hizo popular entre los músicos de jazz de Nueva Orleans y de ahí se extendió a otras grandes ciudades. 

El gobierno estadounidense, preocupado por la vertiginosa comercialización del cannabis, inició una campaña conocida como ‘reefer madness’ (‘locura por el porro’) para desacreditar el consumo de dicha hierba. Así se originó la prohibición y con ella el mercado negro y, en conjunto, la corrupción. Hacia 1930, por ‘clichés’, se asoció el consumo de marihuana con sujetos capaces de cometer actos de delincuencia, y se creó la idea del envenenamiento de la juventud por su introducción en los colegios norteamericanos.

La marihuana es una mezcla verde, marrón o gris de partes desmenuzadas y secas de la planta de marihuana. La planta contiene sustancias químicas que actúan en el cerebro y pueden cambiar su estado de ánimo o conciencia.

Hay muchas maneras diferentes en que las personas usan marihuana, incluyendo:
Enrollar y fumarla como un cigarrillo o un cigarro
Fumarla en una pipa
Mezclarla en la comida y comerla
Preparándola como un té
Inhalar aceites humeantes de la planta (conocido como "dabbing" en inglés)
Vaporizadores electrónicos (vapear)


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