Enviado por Ana Rocío Guinto Rojas
Una nueva investigación ha demostrado que el ver a otras personas ser tocadas por un objeto u otra persona activa las áreas sensitivas principales del cerebro, emulando la experiencia de haber sentido ese tacto.
Una nueva investigación ha demostrado que el ver a otras personas ser tocadas por un objeto u otra persona activa las áreas sensitivas principales del cerebro, emulando la experiencia de haber sentido ese tacto.
Los que este hallazgo sugiere es algo simple: que las personas literalmente sienten lo que otros sienten, en una especie de empatía física.
No hay duda que la comprensión interpersonal que los humanos muestran es producto de un gran número de respuestas emocionales: estamos automáticamente afectados por los sentimientos de otras personas, incluso sin ninguna comunicación explícita.
Nuestra participación aquí es a veces tan poderosa que tenemos que huir de dicha escena, volteando nuestra cabezas antes de ver a unos personajes ser heridos en una película.
Los investigadores del estudio sostienen que esta capacidad emergió antes de que los humanos evolucionaran. Sin embargo, hasta hace un siglo se le dio un nombre a este mecanismo:empatía (del griego "in", en, y "pathos", sentir), proveniente de la palabra germanaEinfühlungsvermögen ("la capacidad de sentir en")
Los mecanismos de compartir y entender las experiencias de otros siempre ha sido de interés público y científico, espacialmente con la introducción de las neuronas espejo.
Este descubrimiento lo hizo Giacomo Rizzolatti hace dos décadas, quien junto con colegas de la Universidad de Parma, estaban estudiando las propiedades motoras de las neuronas en los macacos.
Para compensar los tediosos registros electrofísicos que se requerían, se les daba a los monos ocasionalmente comida como premio. Durante estas acciones incidentales algo inesperado pasó:
Cuando el macaco, permaneciendo perfectamente quieto, vio la comida siendo prensada por una grúa de experimento, algunas de sus neuronas motrices se descargaron. Estas neuronas se activan cuando el mismo macaco tiene la comida en sus propias manos.
Esto significó que el mono estaba reflejando directamente las acciones que observó consigo mismo. Esta resonancia neuronal, de la que después fue demostrada en humanos, sugiere la existencia de un tipo especial de neuronas espejo que nos ayudan a entender las acciones de otras personas.
Basándose en lo anterior, un grupo de científicos liderados por Christian Keysers, de la Otto-von-Guericke University Magdeburg, pensaba en la premisa de sentir el contacto físico de otos personas.
Los investigadores instaron a unos voluntarios a mirar extractos de películas de personas siendo tocadas, mientras usaban resonancia magnética funcional (MRI, por sus siglas en inglés), para registrar su actividad cerebral.
Así, los escaneos del cerebro revelaron que la corteza somatosensorial, complejo de regiones cerebrales que procesan la información del contacto físico, se activó altamente durante las presentaciones de las películas, sin que los participantes fueran tocados.
Como después fue confirmado por otros estudios, esta actividad se parecía mucho a la respuesta somatosensorial que los voluntarios mostraron cuando fueron después tocados de la misma manera.
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