La delegación mexicana que participó en la octava Olimpiada Iberoamericana de Biología (OIAB), certamen que organizó nuestro país a través de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), honró su condición de anfitriona al ganar dos medallas de oro, una de plata y una de bronce.
La competencia, que tuvo lugar del 7 al 12 de septiembre en la Ciudad de México y en la cual participaron 41 estudiantes de bachillerato procedentes de 11 naciones iberoamericanas, concluyó anoche con la ceremonia de clausura y la entrega de medallas en un hotel en el sur de la capital del país.
El sonorense Fernando Cornejo Sarmiento y el neoleonés Pablo Herrera Sandate fueron los ganadores de las preseas de oro; la veracruzana Katherine Valencia Sánchez obtuvo la de plata, mientras que la también neoleonesa Ana Evangelista Quezada la medalla de bronce.
En la ceremonia de clausura, el presidente de la AMC, Jaime Urrutia Fucugauchi, resaltó que la biología es una de las ciencias que tiene una historia enorme y este siglo es considerado el siglo de la biología. “Ustedes que son jóvenes en este recién iniciado siglo, les deseo un futuro muy brillante en este carrera”.
Con respecto a la región Iberoamericana, destacó que a través de ella se comparte historia e idioma, pero reconoció que falta mucho para tener realmente una integración. “Que México haya sido sede de la Olimpiada Iberoamericana es un motivo de orgullo y satisfacción. Esperamos que podamos hacer muchos más eventos de acercamiento entre nuestros jóvenes y tener la capacidad de tener actividades comunes, e impulsar la ciencia y la educación a un nivel más alto del que tenemos”
Urrutia añadió que en América por muchos años se ha buscado una unión de diferentes maneras, dijo que políticamente nunca se ha podido y culturalmente tampoco se ha logrado, por lo que expresó su deseo de que algún día se pueda materializar esta unión de una manera más efectiva en toda Iberoamérica.
En el mismo acto, la coordinadora de la Olimpiada Nacional de Biología, Cristina Revilla, quien en esta IOAB se desempeñó como presidenta del jurado, celebró que el certamen haya resultado una fiesta del conocimiento y una oportunidad para que los estudiantes y delegados participantes de la octava edición de la IOAB conocieran un poco de la historia, costumbres y bellezas naturales de México, luego que el comité organizador preparó un programa con actividades académicas y culturales que llevó a los participantes a conocer algunos lugares emblemáticos en la Ciudad de México, y otros cercanos a ella como las Grutas de Cacahuamilpa y las Pirámides de Teotihuacán.
Pablo Herrera, uno de los dos ganadores del metal dorado y quien se perfila para abrazar la carrera de medicina, manifestó que su participación “ha sido una gran experiencia, única e irrepetible”. Todavía recuerda la manera de como inició su aventura en esta Olimpiada de Biología, con una invitación de un profesor para participar a nivel estatal. “La Olimpiada alienta a los jóvenes a explotar sus capacidades, dar lo mejor de sí y descubrirse a sí mismos”.
En tanto, Fernando Cornejo contó que le interesó concursar en el certamen luego de ver una convocatoria en su escuela. “Me inscribí, me preparé y todo salió muy bien. En la Universidad de Sonora nos dieron clases a los competidores y ahí se seleccionó a nivel estatal a los que fueron luego a la etapa nacional, ahí gané medalla de oro. En junio nos entrenaron en la Facultad de Ciencias de la UNAM para la OIAB. Todo ha sido una experiencia inolvidable. Me voy muy contento con la medalla de oro. Espero que lo que venga sea mucho mejor, me propongo alcanzar metas más grandes cada vez”.
La joven Ana Evangelista, ganadora de bronce, expresó su emoción porque la medalla corona un camino muy largo después de participar dos años en la Olimpiada Nacional. “Es un logro muy grande y me siento muy orgullosa, es un honor representar a mi país de esta manera. Aconsejo a los jóvenes que estudien mucho, que hagan lo que les guste y lo disfruten mucho”
Con la misma alegría se mostró Katherine Valencia por haber obtenido medalla de plata. “Desde el año pasado estuve preparándome y pasé el examen regional, el pre-estatal, el estatal, el pre-nacional, luego el nacional y luego la preparación para la Iberoamericana. Es un resultado que esperaba y lo logré”.
Dijo que para una competencia como ésta se requiere de mucho compromiso y estudio. “Si te llega a aburrir, entonces no es lo tuyo”. La estudiante por lo pronto se visualiza dentro de diez años terminando el doctorado en biología, con una especialidad en ingeniería genética, “me gustaría hacer mis propias investigaciones”.
El portugués José Matos, presidente de la Olimpiada Iberoamericana de Biología, organización que anoche presentó el nuevo logotipo que identificará a partir de ahora a la competencia, comentó que tanto él como el resto de los participantes no querían que la Olimpiada se acabara por lo bien organizada que estaba y lo bien que se la estaban pasando. ”Hemos vivido una semana muy rica en emociones, aprendieron –los alumnos participantes- más ciencia de la que estudiaron, conocieron nuevas técnicas, nombres muy raros y conceptos. Lo más importante fue conocer a compañeros de países que no conocían. Son todos jóvenes geniales”.
Las 11 delegaciones que participan este año fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Perú, Portugal y el anfitrión México.
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