lunes, 3 de febrero de 2025

Instituto de Biología describe nuevas especies de luciérnagas y polilla medidora

Instituto de Biología describe nuevas especies de luciérnagas y polilla medidora



Mas de cien nuevas especies de luciérnagas en nuestro país y una de polilla medidora: Ofelia jaliscana, originaria del bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, fueron descritas en el Instituto de Biología de la UNAM.

En el caso de las luciérnagas, un grupo de investigadores, profesores y estudiantes, encabezado por Santiago Zaragoza Caballero, ha clasificado en los últimos años más de cien nuevas especies.

Sus resultados han sido publicados en tres artículos de la Revista Mexicana de Biodiversidad, en la que se detallan los diversos insectos luminosos ubicados en tres zonas del país: la región Centro (con 37 especies en seis estados); la Norte-Occidente (con 48 en cinco entidades), y la Golfo-Caribe (con 16 variantes).

“A las 101 especies descritas se sumarán aproximadamente 60 nuevas provenientes del sur del país (básicamente Chiapas, Guerrero y Oaxaca), donde hay gran variabilidad”, comentó Sara López Pérez, profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.

La experta aclaró que muchos de esos animales son aún tesoros por descubrir, pues pertenecen a la colección del IB desde la década de 1990, pero no han sido descritos.

“Quizá algunos ya están extintos, pues las condiciones de los ecosistemas en que habitan han cambiado”, dijo Geovanni Rodríguez Mirón, profesor de la FES Zaragoza.

Esos insectos –caracterizados por la emisión de luz como lenguaje para comunicarse con sus pares– tienen pequeñas diferencias entre especies, casi imperceptibles al ojo humano y taxonómicamente identificadas por los especialistas con métodos clásicos y ayuda de técnicas modernas como la fotografía multifocal, que retrata por capas las características del animal hasta formar una sola imagen integrada y con volumen, agregó Rodríguez Mirón.

Sólo en México, el total de luciérnagas conocidas asciende a 301, lo que coloca a nuestro país como segundo lugar en riqueza de estas especies en el mundo, sólo detrás de Brasil, que suma 358, destacó el entomólogo Santiago Zaragoza Caballero, investigador del IB.

Responsable del proyecto “Luciérnagas de México”, el doctor en Biología y profesor de todos los colaboradores del proyecto, ha descrito en los últimos años, junto con un grupo de nueve discípulos entre jóvenes investigadores, docentes y estudiantes de la UNAM, más de cien nuevas especies de luciérnagas en nuestro país.

Los resultados de estos artículos no sólo amplían el conocimiento sobre las luciérnagas en México, sino que también resaltan la importancia de nuestro país como centro de diversificación de estos insectos luminosos, destacó el responsable de la investigación.

Además, esos descubrimientos subrayan la riqueza biológica del territorio mexicano y la necesidad urgente de conservar los ecosistemas en los que habitan, agregó.

“Dichos insectos presentan un alto endemismo (es decir, son propios de una región específica del país) y viven tanto en zonas húmedas como áridas de nuestro país, en regiones tan diversas como vasto es nuestro territorio. Así que su reproducción se da en nichos ecológicos muy específicos, de ahí su gran distribución”, señaló.

Zaragoza Caballero añadió que el descubrimiento de nuevas especies puede influir en las políticas de conservación, ya que, al documentar la biodiversidad, se puede argumentar con mayor fuerza sobre la necesidad de proteger hábitats específicos que albergan especies recién descubiertas.

“Esto es crucial en un contexto en el que muchas especies están amenazadas por la pérdida de hábitat y el cambio climático. Las luciérnagas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas al controlar poblaciones de otros insectos y contribuir a la salud del medio ambiente”, sostuvo.

Entre las principales características que identifican en las diferentes especies de luciérnagas se ubica el aparato reproductor, la forma del abdomen y el órgano fotógeno, que es donde se produce la luz.

Ishwari Giovanni Gutiérrez Carranza, estudiante del proyecto, consideró que éste también tiene un área de difusión, en la que han desarrollado durante cinco años un total de cuatro festivales de luciérnagas, en los que se explican las características generales de estos insectos a la sociedad y se promueven concursos de dibujo y participaciones del público para nombrar a nuevas especies.

También se trabaja en la conexión con las comunidades locales en las que hay luciérnagas, para que éstas se involucren con el cuidado que en los últimos años se aprovechan como ecoturismo para tener sitios de avistamiento de esas singulares especies.

Por último, el equipo de Santiago Zaragoza Caballero ya trabaja en la futura publicación del libro Luciérnagas de México, en el que reunirá todo el material de esta investigación y que deberá estar listo este 2025.

Un nuevo género

Ivonne Garzón Orduña, investigadora del Instituto de Biología (IB) de esta casa de estudios y curadora de la Colección Nacional de Insectos, describió una nueva especie de polilla medidora: Ofelia jaliscana, originaria del bosque tropical seco de Chamela, Jalisco.

Pero la trascendencia del hallazgo, publicado recientemente en la revista internacional de taxonomía Zootaxa, va más allá de la descripción de otra especie para la ciencia, pues para incorporarla a la clasificación actual la universitaria tuvo que crear un género nuevo; en otras palabras un minigrupo, al que llamó Ofelia, como el nombre de su mamá, a quien así le rinde homenaje.

Este suceso, dijo, es extraordinario por varias razones: “amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad y su singularidad, y subraya la importancia de conservar los bosques secos, uno de los ecosistemas más frágiles del planeta”.

Los ejemplares descritos fueron colectados hace más de 40 años, en 1980, en la Estación Biológica de Chamela, del IB. A partir de entonces forman parte de la Colección Nacional de Insectos, la más grande del país, creada en 1929, y reservorio de numerosas clases de insectos de todo México.

En ese contexto, el reconocimiento de estas polillas, dándoles un nombre, también reafirma la relevancia de las colecciones biológicas y del territorio mexicano como un centro clave de origen de biodiversidad, recalcó en entrevista.


Diversidad por miles

Las polillas, explicó Garzón Orduña, son insectos que tienen un desarrollo completo, es decir, que pasan de huevo a oruga, etapa en la cual son herbívoros (se alimentan de plantas) y después entran en un capullo, en el que crecen como pupa (el estadio intermedio) hasta convertirse en adultos que usualmente se alimentan del néctar de las flores.

Los lepidópteros, en sus diferentes etapas de metamorfosis, tienen distintas funciones ecológicas: evitan que proliferen en abundancia algunas plantas –porque se alimentan de ellas cuando son orugas–, y a su vez sirven como fuente de alimento para grupos de animales como aves y otros insectos; pero uno de sus roles más significativos es la polinización, abundó.

En el mundo existen más de 160 mil tipos de polillas y mariposas (estas últimas son un grupo particular de polillas, que vuela durante el día); en México se estima que son 15 mil, “pero esos censos ya tienen algunos años, hace falta trabajo de campo”.

Aunque dichos insectos habitan en todo el territorio nacional, hay regiones, por ejemplo Chiapas y Oaxaca, que tienen mayor abundancia y endemismos.

Las polillas medidoras reciben ese nombre porque cuando son orugas se mueven como si estuviera midiendo una superficie, debido a que tienen menos patas que otras.

Ofelia jaliscana es diferente entre sus compañeras las medidoras; su tamaño es pequeño, de aproximadamente dos centímetros de ala a ala; en la parte dorsal su coloración es críptica, es decir, se camufla bien en la naturaleza. En la parte ventral (“de abajo”) tiene manchas de color café sobre un fondo mostaza, que la hacen llamativa.

Pero son sus características internas las que la hacen aún más única y merecedora de su propio género: los genitales del macho “no los hemos visto en ningún otro grupo de polillas medidoras”.

Descubrimiento paso a paso

A partir de 2019 Garzón Orduña es la curadora de la Colección Nacional de Insectos; una de sus labores es estudiar los ejemplares resguardados en ese acervo. Fue así como en 2024 encontró nueve especímenes de polilla que no se ajustaban a ningún grupo descrito hasta ese momento. “Eran de una especie tan diferente a lo que conocemos que tuve que asignarles un género”.

Aunque fueron colectados por Alfonso Pescador en 1980 en la Estación Chamela, no se había realizado el descubrimiento, porque la curaduría de la Colección estuvo a cargo de especialistas en escarabajos, abejas, avispas, pero no en lepidópteros, relató.

El trabajo taxonómico empieza viendo “algo” diferente a lo descrito en la literatura. “Al microscopio, uno realiza disecciones de la genitalia; entonces esta se compara con otras polillas para determinar si son parte de algún género que existe. Cuando no hay donde ‘acomodarlos’, surge la hipótesis de un nuevo género”.

En este caso, la descripción de la especie y del género se basó en caracteres morfológicos porque Garzón Orduña hizo esfuerzos infructuosos por obtener secuencias de ADN, degradado por el paso de las décadas.


Esta información es sin fines lucrativos 



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