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Las olas de calor causan afectaciones a nivel físico y emocional, mermando el rendimiento laboral, académico y alterando las relaciones interpersonales, afirmó Ana Patricia González Rodríguez, directora del Colegio de Sicología de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ).En entrevista, explicó que cuando el calor está por arriba de 40 grados, el cuerpo humano trabaja arduamente para regular la temperatura interna, lo que puede provocar sensaciones de malestar y frustración. Esos esfuerzos implican el aumento de la transpiración, además de que todo el organismo se concentra en nivelarse.
La especialista agregó que mientras el sistema nervioso central está operando la maquinaria biológica con el fin de regularse, se aminoran otros procesos importantes, como la producción de neurotransmisores, particularmente la serotonina, encargada de regular los estados de ánimo.
Explicó que la falta de producción de serotonina hace que se experimente un estado de irritabilidad notorio, conducta de agresividad y de impulsividad.
En los ambientes públicos, cualquier situación puede detonar en un problema mayor, lo que provoca deterioro en los vínculos humanos, a nivel profesional, escolar, de pareja. Las personas se vuelven mucho más individualistas, nos concentramos en procurar nuestro bienestar, precisó.
Agregó que las altas temperaturas también pueden provocar insomnio y esto, a su vez, dar lugar a una fatiga crónica que podría disminuir el rendimiento. Puntualizó: en el ámbito escolar hay problemas para la retención de conocimiento y la concentración.
Detalló que investigaciones en el área de neurociencia, enfocada en entender la conducta humana y los procesos fisiológicos, ya han comprobado que las olas de calor afectan el ámbito físico y emocional de las personas. Consideró que, por ello, es imprescindible que los empleadores y autoridades educativas estén conscientes de que el fenómeno produce fatiga e irritabilidad, ocasiona falta de concentración y poca disposición para trabajar en equipo, con el fin de determinar medidas para garantizar la salud e integridad de las personas.
Instó a evitar las actividades al aire libre, a mantener los espacios de trabajo o escolares bien ventilados, propiciar la hidratación, mantener las medidas de higiene, promover la cultura del cuidado y expresar los signos de alerta ante temperaturas extremas, porque todos podemos estar en riesgo si no atendemos las primeras señales de malestar.
González Rodríguez invitó a acercarse al Centro de Orientación y Asistencia Sicológica de la Universidad del Claustro de Sor Juana para recibir atención, si notamos que estamos muy irritables, con poca tolerancia al otro. Informó que el servicio es gratuito por 12 sesiones.
En entrevista por separado, Jorge Zavala Hidalgo, doctor en ciencias en oceanografía física por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, llamó a la población a estar atenta a los efectos en la salud de las temperaturas extremas.
En zonas donde el calor es alto, la población tiene aire acondicionado o algún sistema de enfriamiento, pero hay regiones donde no suelen ser tan altas temperaturas y carecen de esos sistemas, lo que hace que las personas sean más vulnerables.
Ex coordinador del Servicio Meteorológico Nacional de la Comisión Nacional del Agua, de 2019 a 2021, alertó: una ola de calor es un asunto muy delicado; pueden fallecer más personas que a causa de un huracán u otro tipo de evento climático extremo.
Sostuvo que ese fenómeno también causa daños a los ecosistemas. Las olas de calor provocan un entorno ambiental más seco, y al coincidir con un periodo de estiaje, incrementa el riesgo de incendios, lo que afecta a los ecosistemas, la flora y la fauna. A su vez, el humo afecta la calidad del aire al mezclarse con otras sustancias contaminantes.
Concluyó que esta combinación de factores crea condiciones de alto riesgo sobre todo para adultos de edad avanzada y niños.
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