En este orden de ideas, el primer paradigma global es la Teoría Celular formulada por Teodoro Schwann y Matias Jacobo Schleiden, quienes escriben la versión definitiva de su enunciado en 1839.
El segundo paradigma es la Teoría de la Evolución formulada por Charles Darwin en su obra “El origen de las especies” (1859), la cual, aunque es rechazada por ciertos sectores, genera una polémica que ya se da en el seno de una comunidad científica constituida.
El tercer paradigma es la Teoría de la Homeostasis, esto es, de la regulación del medio interno de los organismos, formulada por Claude Bernard y contenida en la obra “Lecciones sobre los fenómenos de la vida comunes a los animales y los vegetales” publicada en 1878.
El cuarto paradigma es la Teoría de la Herencia, planteada por el monje agustino Gregorio Mendel en 1865, en el texto “Experimentos sobre hibridación de las plantas” pero que carece de impacto científico hasta su redescubrimiento en 1900, al haber llegado a esas mismas conclusiones y trabajando por separado Carl Correns, Erich Tschermak y Hugo De Vries.
Breve repaso histórico del estudio de la biologíaLos primeros humanos tenían que estudiar los animales que cazaron y debían identificar dónde encontrar las plantas que recolectaron para su alimento. Eso constituye la práctica elemental de la biología.
Los griegos sentaron las bases de la zoología, la botánica y la medicina. Luego da Vinci se aventuró con la anatomía y posteriormente aparecieron los primeros libros ilustrados de biología, destacando un escrito del alemán Leonhart Fuchs en 1542 sobre botánica.
Las ciencias naturales estuvieron en el centro del debate y la curiosidad científicas durante la época victoriana y en el siglo XIX. No en vano, fue cerca de esa época que apareció El origen de las Especies de Charles Darwin, y en 1900 aparecieron los trabajos de Mendel sobre la genética.
Ya el siglo XX y XXI, cedieron el protagonismo al estudio del ADN y a las posibilidades que ofrece la combinación de la biología y la tecnología.
La tendencia moderna hacia la interdisciplinariedad ha permitido que se combinen los conocimientos de otros campos -química, medicina y física, por ejemplo- con los de la biología en áreas como la bioquímica, la biomedicina y la biofísica.
En estos tiempos, el efecto social del trabajo de los biólogos en la sociedad se ha evidenciado a extremos que los han obligado a redefinir sus obligaciones y funciones sociales, particularmente en asuntos que derivan en dilemas éticos como el control humano del medio ambiente o la manipulación de genes para dirigir el desarrollo evolutivo.
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