El nombre procede de Magnesia, que en griego designaba una región de Tesalia(Grecia). El inglés Joseph Black reconoció el magnesio como un elemento químico en 1755. En 1808 Sir Humphry Davy obtuvo metal puro mediante electrólisis de una mezcla de magnesia y HgO.
Es blanco plateado y muy ligero. El estado del magnesio en su forma natural es sólido (paramagnético) Se vuelve ligeramente mate al aire al formar una capa de óxido compacta que impide que el proceso continúe
Tres isótopos naturales: 24-Mg (78,99%), 25-Mg (10,00%) y 26-Mg (11,01%). Quince isótopos inestables cuyos períodos de semidesintegración están comprendidas entre 20 milisegundos (34-Mg) y 20,91 horas (28-Mg).
El magnesio es el octavo elemento más abundante en la Tierra, el segundo -tras el sodio- en el mar y el quinto más abundante del organismo humano. Se halla en cantidades importantes en muchos minerales rocosos, como la dolomita, magnesita, olivina y serpentina. Además se encuentra en el agua de mar, sales subterráneas y lechos salinos. Es el tercer metal estructural más abundante en la corteza terrestre, superado solamente por el aluminio y el hierro.
El magnesio es a la vez fuerte y ligero. Esto lo hace ideal para su uso en piezas de automóviles y camiones. A menudo es aleado con otros metales fuertes (por ejemplo, el aluminio).
Debido a su bajo peso y buenas propiedades mecánicas y eléctricas, el magnesio se utiliza para la fabricación de teléfonos móviles (también llamados teléfonos móviles), ordenadores portátiles y cámaras. También se puede utilizar para hacer otros componentes eléctricos.
Como el magnesio produce una luz blanca y brillante cuando se quema, es ideal para su uso en la fotografía con flash, bengalas y fuegos artificiales.
Se obtiene principalmente por electrólisis del cloruro de magnesio, método que ya empleaba Robert Bunsen, obtenido de salmueras, boquerones y agua de mar.
El magnesio capta la energía solar y la potencia, formando compuestos químicos que los organismos son después capaces de sintetizar. Al mismo tiempo, permite liberar el oxígeno necesario para las funciones respiratorias.
La mitad del magnesio de nuestro organismo se encuentra en los huesos, y la otra mitad está implicada en procesos celulares, realmente importantes.
Toma parte en el mantenimiento de la glucosa y otras partículas nutrientes, para que posteriormente se pueda aprovechar la energía de éstas.
El 60% de las necesidades diarias se depositan en los huesos, el 28% en los músculos y el resto en los tejidos blandos -principalmente, corazón, cerebro, hígado y riñones-, y el 2% restante en los líquidos corporales.
Entre las principales funciones y propiedades del magnesio hay que destacar la activación de vitaminas, enzimas, la formación de estructuras óseas y dentales, proteínas y anticuerpos, el mantenimiento de la viscosidad del líquido sinovial y la ayuda en el metabolismo de síntesis de los lípidos. Además, tiene una misión anti-estrés, antitrombótica, antiinflamatoria y cardioprotectora.
Su ausencia se refleja por la aparición de variados síntomas: hipertensión, alteraciones gastrointestinales, trastornos menstruales, debilidad muscular (acompañada de calambres, espasmos, tirones, temblores, entorpecimiento y hormigueo), fatiga, somnolencia, convulsiones, depresión, astenia, pérdida de apetito, náuseas, deterioro de la capacidad intelectual (confusión, desorientación, alteraciones de la conducta, etc.), estreñimiento y mayor probabilidad de formar perniciosos depósitos de calcio en riñones, vasos sanguíneos y corazón. También aumenta el riesgo de padecer accidentes cardiovasculares.
Hay alimentos que, de por sí, son muy ricos en magnesio. Las fuentes más conocidas de magnesio son el cacao, las semillas y frutas secas, el germen de trigo, la levadura de cerveza, los cereales integrales, las legumbres y las verduras de hoja. También se encuentra, pero en menor cantidad, en carnes, lácteos y frutas.
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