Enviado por Daniela Espinosa
Los telómeros son como el reloj de arena de la vida. Cada vez que una célula de una persona se divide, hace una segunda copia de los 46 cromosomas y envía una a cada una de las dos células resultantes. A medida que se generan las copias, en cada replicación se recorta un pedazo de las puntas que protegen a los cromosomas, los denominados telómeros. Esos telómeros cada vez más cortos son una de las razones principales por las que las poblaciones de células envejecen. Después de toda una vida de producirse divisiones celulares, los telómeros se acortan hasta una longitud que impide las futuras replicaciones de la célula, la cual finalmente muere sin dejar a otra que ocupe su lugar. En ese sentido estricto, el envejecimiento es una simple cuestión de telómeros.
El equipo de la profesora Helen M. Blau, profesora en la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos, y directora del Laboratorio Baxter para Biología de Células Madre, adscrito a dicha universidad, ha logrado algo que no muchos años atrás habría sido exclusivo de la ciencia-ficción: Un método que puede incrementar rápida y eficientemente la longitud de los telómeros humanos.
Blau y sus colaboradores insertaron en células humanas cultivadas un ARN modificado que codifica para una proteína que extiende los telómeros. La capacidad de proliferación celular se incrementó de forma espectacular, proporcionando una gran cantidad de células.
Las células tratadas con esta técnica se comportan como si fueran mucho más jóvenes que las no tratadas, multiplicándose prolíficamente en la placa de Petri en vez de estancarse o morir. Las células de piel con telómeros alargados mediante el procedimiento pudieron dividirse hasta 40 veces más que las células no tratadas.
En los humanos jóvenes, los telómeros tienen una longitud de 8.000 a 10.000 nucleótidos. La técnica ideada por el equipo de Blau permite alargar los telómeros humanos hasta unos 1.000 nucleótidos más, atrasando el reloj interno de las células en una medida que equivale a bastantes años de vida humana.
El procedimiento, sin embargo, no está pensado para intentar alargar la vida humana, sino para mejorar la capacidad de los investigadores de generar grandes cantidades de células para su estudio o para probar en ellas fármacos en proceso de desarrollo. De todos modos, esta línea de investigación sí puede conducir a la creación de nuevas formas de tratar enfermedades causadas por un acortamiento excesivo y anómalo de los telómeros, y quién sabe si en un futuro acaso sirva para promover de manera directa la longevidad.
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