A escala cósmica parece operar una versión galáctica de la selección natural: el grande se come al pequeño, el fuerte domina sobre el débil. Sacando el factor humano de la ecuación, la vida del cosmos es una dinámica continua entre procesos que recuerdan a los que llevan a cabo los seres vivos, nacimiento, nutrición, reproducción y muerte, y no es gratuito que los antiguos hayan visto reflejado en el drama cósmico (el baile de los dioses) su propio estupor existencial.
Pero en unos 5 mil millones de años, la galaxia de Andrómeda “devorará” a la Vía Láctea, nuestra galaxia materna, por así decirlo. A pesar de que nuestra galaxia de origen no ha tenido eventos como este en el pasado reciente, los huesos de otras galaxias absorbidas por la nuestra aún flotan y orbitan a millones de años luz de distancia.
Somos una galaxia hambrienta. En el futuro próximo devoraremos dos galaxias enanas, las Nubes de Magallanes, antes de convertirnos en festín de Andrómeda, para formar junto con los restos de la Vía Láctea un glorioso naufragio cósmico y una nueva hipergalaxia.
Andromeda and the Milky Way Collide! from ICRAR on Vimeo.
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