La neurocientífica Sana Suri, estudiante de doctorado de la Universidad de Oxford, encontró que la mnemotecnia simplificó su proceso de aprendizaje del Sistema de Señas del Lenguaje Británico. Para decir azul con las manos, hay que usar los dedos de la mano derecha para sobar la parte trasera de la mano izquierda. Para aprenderse este concepto, Suri relacionó el color azul de las venas con la palabra, formando una asociación entre la palabra azul y la señal corporal.
El lenguaje hablado que la mayoría utiliza, difiere mucho entre sí, ya que una se basa en sonidos y la otra en signos visuales. Entonces al ser diferentes, ¿el cerebro los procesa de manera distinta? Tal parece que en su mayoría no, no lo hacen, cuenta Suri en su artículo publicado en la revista The Conversation.
Resulta que estudios realizados en el cerebro de personas que se comunican a través de signos han ayudado a desmitificar ciertos convenciones. Gracias a los avances en la neurociencia, los investigadores se han dedicado a identificar regiones específicas del cerebro que se cree son responsables de ciertas habilidades, como el lenguaje.
Más conocimientos acerca de dónde y cómo se lleva a cabo el lenguaje hablado y de signos provienen de dos estudios: el análisis de las lesiones cerebrales, que examina las consecuencias funcionales de los daños en las regiones del cerebro implicadas en el lenguaje; y el estudio de la neuroimagen, que explora cómo estas regiones se dedican a procesar el lenguaje.
Del daño al conocimiento
Las primeras teorías de procesamiento del lenguaje señalaron dos regiones en el hemisferio izquierdo del cerebro, el área de Broca y el área de Wernicke, como las principales responsables de la producción y la comprensión del lenguaje hablado.
El área de Broca está situada cerca de la parte de la corteza motora que controla la boca y los labios. Daños en esta zona cerebral dan lugar, por lo general, a dificultades en la producción del habla. Sin embargo, esto no afecta la capacidad para comunicarse o entender una conversación. Por ejemplo, una persona que puede escuchar pero que tiene una lesión en el área de Broca puede no ser capaz de formar oraciones fluidas, pero puede hacer uso de palabras sencillas, frases cortas, y asentir o sacudir la cabeza en respuesta a una conversación.
Por otra parte, se cree que la comprensión del habla se debe en gran medida al área de Wernicke, que se localiza cerca de la corteza auditiva. Las personas oyentes con daño en el área de Wernicke generalmente son fluidos a la hora de hablar, no obstante, pueden inventar palabras y construir oraciones sin sentido.
Si el área de Broca sólo está implicada en la producción del habla y el área de Wernicke sólo sirve para entender los sonidos del habla, entonces los lenguajes visuales, como el lenguaje de señas, no se verán afectados si existe algún problema en estas zonas del cerebro. Sin embargo, esto no sucede.
Uno de los estudios en este campo fue realizado por los esposos Edward Klima y Ursula Bellugi del Instituto Salk, quienes encontraron que las personas sordas con lesiones en los centros del habla (área de Broca y de Wernicke) en el hemisferio izquierdo mostraron más errores en actividades escritas y de compresión de lectura en comparación con las personas sordas con daños en el hemisferio derecho. El hemisferio derecho está más involucrado en las funciones visuales y espaciales que el hemisferio izquierdo; pero esto no quiere decir que el hemisferio derecho sea el único involucrado en la producción y comprensión de lenguaje de señas. Sin embargo, los resultados de dicha investigación comprueban que el lenguaje hablado y el lenguaje de signos se ven igualmente afectados en el hemisferio izquierdo a causa de un deterioro cerebral.
Las imágenes hablan demasiado Las imágenes funcionales pueden mostrar regiones activas en el cerebro, así como lesiones cerebrales. A pesar de las diferencias fundamentales en los modos de entrada y salida del lenguaje hablado y de señas, existen patrones comunes de la activación cerebral cuando las personas sordas y las personas que pueden oír procesan el lenguaje. Por ejemplo, el área de Broca también se activa cuando se producen señas y el área de Wernicke se activa durante la percepción de este lenguaje.
Los estudios de imágenes de escáner cerebral mostraron que el lenguaje no se limita simplemente a la audición y al habla, y que los lenguajes de signos son sistemas lingüísticos complejos que procesan más que sólo los lenguajes hablados. Asimismo, se descubrió que las áreas de Broca y Wernicke no son exclusivamente centros de la producción del discurso y comprensión del sonido, sino que son áreas importantes superiores en el ordenamiento y creación del lenguaje.
Contrario a lo que se cree, no hay una lengua universal de signos. Según una reciente estimación, en todo el mundohay 138 variantes del lenguaje de señas, cada una con un su propia sintaxis, su gramática, su acentuación y sus dialectos. Muchas veces, la lengua de signos es erróneamente considerada como un medio visual de comunicación del habla para personas discapacitadas, cuando en realidad, su construcción lingüística es casi completamente independiente del lenguaje hablado. Por ejemplo, el lenguaje de señas británico y americano son mutuamente incomprensibles, a pesar de que ambos países hablan el mismo idioma.
El conocimiento de cómo se procesan las lenguas de signos en el cerebro ha impulsado nuestra comprensión de la mente; pero además, ha desempeñado un papel clave en desechar la idea de que las señales son simplemente una serie de gestos que equivalen a las palabras habladas.
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