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PAULINA BRAVO CIRILO
Entre 2009 y 2018, un grupo de investigadores estuvo realizando un seguimiento de la población de ballenas en el golfo de California, en México. Los primeros siete años transcurrieron con normalidad, pero todo cambió en 2015: las ballenas comenzaron a desaparecer.La desaparición de las ballenas. Ahora, el equipo responsable de realizar el seguimiento, ha publicado un estudio analizando la extraña desaparición, casi repentina, de la población de cachalotes (Physeter macrocephalus) del golfo de California. En su estudio, señalan como causa probable otra ausencia de las aguas del mar, la de otro coloso: el calamar de Humboldt (Dosidicus gigas).
Según explica el equipo responsable del estudio, la población de cachalotes en el golfo durante el periodo entre 2009 y 2015 solía oscilar entre los 20 y los 167 ejemplares, con una población total de 354 individuos. Sin embargo la situación cambió drásticamente, y entre 2016 y 2018 dejaron de avistarse estas ballenas en el área.
Sin comida no hay ballenas. El motivo de la migración de los cetáceos estaría en la desaparición del calamar de Humboldt, una de las principales fuentes de alimentación de estas ballenas. La desaparición de su alimento habría obligado a estos mamíferos marinos a abandonar el golfo en la costa norteamericana.
Desapariciones encadenadas. ¿Y por qué desaparecieron los calamares? Según el equipo responsable del estudio, el detonante de este primer adiós estuvo en cambios medioambientales, como el progresivo calentamiento del océano y el fenómeno de El Niño.
Los cambios en la población del calamar de Humboldt se habían manifestado de distintas formas, no solo con la reducción en el número de ejemplares sino con un cambio hacia fenotipos más pequeños. Esto a su vez habría implicado más dificultades a la hora de servir de fuente alimentaria a las ballenas.
Los detalles del estudio realizado por el equipo fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Peer J.
Una mala señal. El rol de los cachalotes en la cúspide de la pirámide trófica implica, señala el equipo, que estos desempeñan un papel clave en el flujo energético en los ecosistemas marítimos. Es por ello que su desaparición pueda ser simplemente la punta del iceberg de un cambio más profundo pero menos perceptible.
“La salida de los cachalotes del golfo de California sirve como una señal de centinela, reflejando cambios significativos en los ecosistemas marinos. Conforme cambia el ambiente, así lo hace el delicado balance entre depredadores y presas”, señala en una nota de prensa Héctor Pérez-Puig, coautor del estudio.
Trabajo por realizar. En su artículo, el equipo señala que, pese a que el estudio pueda alertarnos sobre el problema, más trabajo es necesario para desentrañar los detalles de los cambios en los ecosistemas submarinos. Señalan, por ejemplo, la utilidad de estudios que pongan el foco en los movimientos individuales de estos cetáceos.
Una mejor comprensión de las dinámicas poblacionales de especies como el calamar de Humboldt podrían ayudarnos a evaluar mejor la magnitud del problema, tanto en el presente como en un futuro próximo.
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