Lo más escalofriante de todo es que esta espantosa premisa del juego (y ahora también con su adaptación en serie de HBO), está mucho 'más cerca de la realidad' de lo que la mayoría piensa. Y es que el hongo que inspiró esta historia sí que existe realmente, y es igual de espeluznante en la vida real.
Un apocalipsis de hongos
Al comienzo del primer episodio hay una transmisión televisiva ficticia de 1968 en la que un epidemiólogo habla inquietantemente sobre la probabilidad de una pandemia provocada por hongos.
Así, The Last of Us imagina un mundo devastado por un apocalipsis fúngico causado por un hongo que controla la mente (y que convierte a los humanos en zombis que nada torpes; son capaces de correr y muy rápido) conocido como Ophiocordyceps. Por tanto, es un género de hongos parásitos que existe en la vida real. Pero, ¿nuestra especie está en riesgo por este pequeño hongo?
Ophiocordyceps unilateralis es bastante conocido en la naturaleza por la forma en que infecta y controla a su huésped como un hongo parásito, siempre insectos.
Este, por ejemplo, está 'especializado' en hormigas carpinteras. Una vez que controla a su huésped, el hongo comienza a invadir áreas como el sistema nervioso, influyendo en el comportamiento de la pobre víctima.
En el caso del hongo de la hormiga carpintera, el hongo serpentea a través del cuerpo, tomando el control de sus músculos. Cuando es su hora de morir, el parásito dirige a la hormiga a una hoja o rama colgante y la agarra con sus fauces; el agarre de la muerte. Allí, la hormiga colgará inmóvil hasta que se muera y el hongo emitirá esporas que llueven sobre las víctimas desprevenidas o caen al suelo del bosque. El hongo se desliza dentro del cuerpo de una nueva hormiga y comienza a replicarse, liberando compuestos químicos para manipular el comportamiento de la hormiga.
Otros ejemplos
Su objetivo, como cualquier agente invasivo, es esencialmente infectar a tantos huéspedes como sea posible, ya sea esparciendo sus esporas por el suelo del bosque o haciendo que las orugas (en el caso de un tipo de baculovirus) suban por las ramas de los árboles (en lo que se conoce como la 'enfermedad de la copa de los árboles' porque las orugas infectadas se sienten más atraídas por la luz que los insectos no infectados) y sean comidas por algún pájaro inocente del que acabarán saliendo nuevas esporas al explotar, literalmente, del cuerpo zombi. El trabajo espeluznante de un parásito no tiene límites para el horror. Son expertos de la manipulación.
Su objetivo, como cualquier agente invasivo, es esencialmente infectar a tantos huéspedes como sea posible, ya sea esparciendo sus esporas por el suelo del bosque o haciendo que las orugas (en el caso de un tipo de baculovirus) suban por las ramas de los árboles (en lo que se conoce como la 'enfermedad de la copa de los árboles' porque las orugas infectadas se sienten más atraídas por la luz que los insectos no infectados) y sean comidas por algún pájaro inocente del que acabarán saliendo nuevas esporas al explotar, literalmente, del cuerpo zombi. El trabajo espeluznante de un parásito no tiene límites para el horror. Son expertos de la manipulación.
¿Podría ocurrir algo similar con humanos?
Que un hongo sea capaz de infectar a los seres humanos es algo complicado, sobre todo por nuestro sistema inmunológico (cuando funciona correctamente) y nuestra alta temperatura corporal basal. El caso presentado en el videojuego y serie, sugeriría que un hongo como Candida auris, habría superado una de las dos debilidades clave de los hongos: la respuesta inmune y la temperatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario