Pongamos algunos datos encima de la mesa. Según la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón, España produjo en 2021 un total de 1.976.000 toneladas de celulosa. Nuestro país, además, exportó 1.231.000 toneladas a otros territorios de todo el mundo. Y aquí viene la mejor noticia: la tasa del reciclaje de papel en España es del 79,2%, nueve décimas más que en 2020, cuando ascendió al 78,3%.
Para hablar de las segundas, terceras y cuartas vidas de la celulosa, charlamos con Juan Carlos Villar, investigador en el INIA-CSIC de la actividad de las industrias de la celulosa y del papel y cartón. Para empezar, Villar matiza el apellido de 'sostenible', ya que "la celulosa siempre ha sido sostenible. Es el material estructural de todas las plantas y árboles, y hoy en día es el más abundante sobre la superficie terrestre. También es sostenible porque se 'construye' con CO₂ y agua. Los bosques y las plantas son básicamente un almacén de CO₂".
La materia prima de la celulosa es la madera, en cuyo origen empieza la labor de transformación. "La madera se descorteza, se astilla y se trata en un reactor a presión a unos 160 grados y con unos reactivos químicos", nos cuenta Villar. Al final de ese proceso, "la madera ya es pasta de celulosa, con un aspecto muy parecido al del algodón. El reciclaje de los reactivos se hace quemándolos, obteniendo así la energía suficiente para mantener energéticamente la fábrica de pasta de celulosa".
Usos: papel, sustitutivo de plásticos, medicina...
El uso más frecuente de la celulosa lo conocemos todos: el papel, en cuyo caso se somete a un proceso de blanqueamiento. Sin embargo, "si no necesitamos blanquearla, podemos hacer papel para embalaje, por ejemplo. Y esos papeles, una vez cumplida su función, vuelven a ser reciclados". Es evidente, por tanto, que el sector papelero es el que más recurre a esta sustancia para hacer productos de embalaje, de impresión y escritura o higiénicos y sanitarios, quedando también hueco para otros productos especiales como el papel de cigarrillos o el papel moneda.
En los últimos años, la celulosa está aumentando mucho su uso. Juan Carlos Villar ve una tendencia muy interesante: "En muchos supermercados se sustituyen las anillas de las latas, que siempre eran de plástico, por otras de cartón". Y eso que "el plástico es un excelente material, esto no es una competencia plástico-celulosa, pero la celulosa está ganando cada vez más terreno, porque es un material sostenible, renovable, y tanto la sociedad como los investigadores apuestan por su uso".
"Se puede transformar en nanocelulosas, que se usan en medicina como sustitutivas de algunas partes del cuerpo, ya que son biocompatibles"
Y el futuro, en su opinión, pinta aún mejor, ya que la celulosa está encontrando nichos de investigación que nadie habría imaginado antes: "Se puede transformar en nanocelulosas, que están siendo usadas en medicina como sustitutivas de algunas partes del cuerpo, ya que son biocompatibles".
Incluso puede ser un complemento perfecto del papel previamente fabricado "para darle un recubrimiento especial". Puede parecer un mero añadido, pero es mucho más sostenible de lo que parece, ya que "en el embalaje de alimentos, por ejemplo, es especialmente útil", porque así "se reduce el desperdicio", concluye.
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