lunes, 4 de octubre de 2021

Instituto de Ciencias del Mar y Limnologia

Investigadores, académicos, trabajadores y alumnos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) se reunieron para celebrar cuatro décadas de trabajo en el estudio del mar, su riqueza y características.

Frank Raúl Gío Argáez, secretario académico del ICML, recordó que desde su creación en 1967 como departamento adscrito al Instituto de Biología empezó un camino que llevó a inaugurar en la siguiente década el Laboratorio en la Estación de El Carmen, luego la de Mazatlán y para los primeros años de la década de los 80 llegaron los buques oceanográficos El Puma y Justo Sierra.

Finalmente, el 8 de mayo de 1981 se transformó en Instituto con la idea de fortalecer e incorporar a investigadores. Inició con una planta de más de 50 expertos, hoy cuenta con 124 miembros del personal académico, mencionó el también investigador.

“Celebramos no a una sola persona, sino a una institución. La oportunidad de ver cómo nuestras diversas sedes han desarrollado estructuras de trabajo, lugares donde se busca mantener las mejores condiciones, nuestros investigadores publican en las más prestigiosas revistas del mundo y nos atrevemos a considerar que estamos empezando a cosechar todo lo que se ha sembrado”, comentó Gío Argáez al dar inicio a una jornada de conferencias con motivo del 40 aniversario del ICML.

Los océanos importan
Durante la reunión en la que diversos expertos compartieron parte de sus experiencias, Efraín Moreles apuntó que los océanos importan porque ofrecen servicios vitales a la humanidad y son el mayor determinante del clima de la Tierra, son la mayor reserva de energía, agua y CO2 y clave para entender el cambio climático.

Adicionalmente refirió que nos encontramos en el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) y son tan importantes que hoy se sabe que la vida tuvo origen en ellos.

En la actualidad, precisó, las ciencias del mar son claves para comprender el clima, el cambio climático, la ingeniería marina y es necesario estar atentos a los nuevos modelos globales, estudio a mesoescala, reconstrucciones oceánicas, además de integrar estudios de modelación oceánica.

María Luisa Machain Castillo citó parte de las múltiples actividades que se han realizado en el Instituto en materia de micropaleontología, en especial en el estudio de microorganismos preservados en sedimento marino, los que relatan cómo son y cómo han cambiado las condiciones oceánicas, tanto del fondo como de la superficie, a través de la historia de la Tierra.

Entre los estudios realizados, destacó, está la revisión del agotamiento de oxígeno por exceso de materia orgánica, ya sea natural o de origen antropogénico.

Especialmente en los últimos 20 años, en la desembocadura del Grijalva- Usumacinta se reconoció la presencia de organismos que indican un proceso de eutrofización y un aumento de la tasa de sedimentos relacionada con las fuertes lluvias y el fenómeno de El Niño.

A ellos se unió Alfonso Vázquez Botello, jefe de la Unidad académica de Procesos Oceánicos y Costeros, quien puso énfasis en los trabajos que se han hecho para revisar la contaminación especialmente por microplásticos.

Para las costas y los mares mexicanos, los contaminantes más considerables son los hidrocarburos del petróleo en las costas del Golfo de México y plaguicidas en la costa del Pacífico, moviéndose éstos por condensación y vaporización del aire frío y caliente, respectivamente, hacia el agua y el suelo.

Dio como ejemplo estudios de medición de contaminación por plomo, cadmio, cobre, romo o níquel en ostiones de virginia, cultivados en Veracruz, los cuales en todos los casos resultaron en altos niveles de cada uno de estos compuestos, lo que implica un problema para la salud.

Consideró, finalmente, que es necesario dar mayor seguimiento a los desechos de plástico que son consumidos por organismos marinos y, por ende, por nosotros mismos.




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