Se llama Xamaleón y es un helado totalmente innovador que cambia de color a medida que te lo vas comiendo. Hablamos con su inventor, que nos cuenta que está creando ¡un helado elaborado con plantas medicinales peruanas y africanas con propiedades afrodisíacas!
Varón. 37 años. Nacido en Calella de Mar (Barcelona). Físico, ingeniero electrónico, profesor de Bachillerato y heladero. Manuel Linares es un tipo inquieto. No sabía cocinar y quiso aprender. Para ello se apuntó a la Escuela de Hostelería Hofmann de Barcelona y fue encadenando estudios (primero un curso intensivo de cocinero; luego, un avanzado; a continuación, uno de pastelería; más tarde, otro de cocina japonesa…).
De allí se fue a la Asociación Empresarial Nacional de Elaboradores Artesanos y Comerciantes de Helados y Horchatas (ANHCEA), en Jijona, donde se gestó el invento. “¿De qué harás tu proyecto?, me preguntó mi profesor del máster de Experto Universitario en Creación de Helados Artesanos. Me gusta jugar en el laboratorio y pensé: voy a intentar emular al británico Charlie Francis –creador de un helado fluorescente y fundador de la compañía ‘Lick Me IZm Delicious’– e incluso ir un poco más allá y crear un helado que cambiase de color.”
Se puso manos a la obra junto a dos amigos y en una semana lo consiguió. La ‘criatura’ se llama ‘Xamaleón’, “está elaborado de forma completamente natural y, en consecuencia, es comestible”, asegura. Su composición es un secreto (patentado o en vías de) y sabe a frutas, macedonia o tutti frutti, como quieras llamarlo. ¿Y por qué cambia de color? Por varios motivos. “Cualquier alimento varia de color si cambia de temperatura, lo encapsulas o se oxida”.
Piensa un poco. Es cierto. El Xamaléon es azulón y así se quedará aunque le des un lengüetazo. Chupa y espera 10-15 segundos y se tornará rosa corazón. A Manuel le gusta arriesgar e invirtió sus pocos ahorros en un obrador donde elabora ésta y otras especialidades frías como el helado de coco “con leche y coco troceado”, el de dátil “con trocitos de este fruto del desierto” y el de mojito “con picada de menta fresca y azúcar moreno”.
La materia prima, siempre de primera calidad: fresas del Maresme, chocolate Chocovic, almendra de Reus, plátano de Canarias, pistacho de Sicilia, vainilla de Madagascar, dulce de leche San Ignacio… De momento sólo las vende en las heladerías IceXperience, en su ciudad natal y en Blanes (Girona), esta última también de su propiedad. El verano es largo y su mente no para. Muy pronto tendrá helado de lemon grass y de cheesecake con crumble, en los que está trabajando. Y antes de terminarme el cucurucho me avanza otro bombazo: Xamán, elaborado con plantas medicinales peruanas y africanas con efectos afrodisíacos. Chupa y corre.
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