Enviado por Diana Laura Soto Tovar
En junio de 2012, la nave espacial Fermi de la NASA detectó los rayos gamma procedentes de una nova llamada V959 Mon, a unos 6.500 años luz de la Tierra. Al mismo tiempo, observaciones realizadas con telescopio revelaron que las ondas de radio procedentes de la nova eran probablemente el resultado de partículas subatómicas que se mueven a casi la velocidad de la luz que interactúa con los campos magnéticos. La alta energía de emisión de rayos gamma que observaron los astrónomos también requería que estas partículas estuvieran en rápido movimiento.
Ahora, dos años después, un equipo internacional de astrónomos ha podido ver, por primera vez, en el corazón de una de esas estrellas en explosión. Según ha explicado Tim O´Brien, miembro del equipo de investigadores del Observatorio Jodrell Bank de Manchester que realizó el estudio, y cuyos resultados se han publicado en la revista Nature: "Se genera una nova cuando el gas de una estrella compañera cae sobre la superficie de una estrella enana blanca en un sistema binario.
Esto desencadena una explosión termonuclear en la superficie de la estrella que bombardea el gas en el espacio a velocidades de millones de millas por hora. Cuando la estrella explota explota se vuelve muy luminosa, lo que lleva en algunos casos a la aparición de una nueva estrella en el cielo, de ahí el término nova".
Para lograr este resultados los investigadores utilizaron una técnica llamada interferometría de radio, en la que se combinan los datos de varios telescopios de radio para obtener una imagen más nítida. Así, conectando decenas de radiotelescopios que estaban separados por cientos de kilómetros, los científicos fueron capaces de obtener una visión mucho más nítida del corazón de esta estrella en explosión.
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