Recibió el diploma de bachiller en ciencias de la Universidad de Burdeos, en Francia, y se graduó como ingeniero civil, con especialización en ingeniería hidráulica, en 1887, por la Escuela Politécnica de París.
A inicios del siglo XX, Quevedo trabajó en el Departamento Forestal de la Secretaría de Agricultura (del cual fue jefe varias veces). En esa oficina, trabajó en un programa de parques para el área urbana de la Ciudad de México, que en una década incrementó en 800% el área dedicada a parques en la ciudad.
En 1907, Quevedo fue pieza clave en conseguir apoyo del gobierno de Porfirio Díaz para expandir y cuidar los Viveros de Coyoacán, la pieza central de un sistema de viveros que producía 2,4 millones de árboles.
Durante el gobierno de Francisco I. Madero creo una reserva forestal en Quintana Roo, pero sus proyectos se vieron interrumpidos tras el golpe de estado de Victoriano Huerta el cual lo obligó a exiliarse del país entre 1914 y 1917.
Durante el gobierno de Venustiano Carranza regresó y trabajó para lograr que el Desierto de los Leones fuese nombrado el primer parque nacional de México.
Fundó la Sociedad Forestal Mexicana en 1922. Uno de los propósitos de la nueva sociedad fue conseguir la implantación de una enérgica ley forestal en México; objetivo alcanzado en 1926, cuando Plutarco Elías Calles promulgó la ley respectiva, y su reglamento al año siguiente. Esta ley fue el arquetipo para todas las subsecuentes leyes forestales en el país.
El ingeniero Quevedo construyó varias edificaciones notables, destacando la gran calidad de los acabados y las diversas soluciones que implementó en ellas. Fue el constructor preferido del empresario Ernesto Pugibet para realizar los edificios de la Cigarrera del Buen Tono, destacando el Conjunto Mascota, un edificio de departamentos al estilo parisino, que fue concebido para albergar a parte de los trabajadores de la cigarrera; sus departamentos fueron considerados los mejores de su tiempo por su amplitud y funcionalidad.
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