Curiosamente, mirar pornografía provoca la misma actividad en el cerebro que generan las drogas, según un estudio de la Universidad de Cambridge y publicado en la revista PLoS ONE. Sin embargo, los investigadores advierten que esto no significa necesariamente que la pornografía sea adictiva.
Investigaciones anteriores han sugerido que hasta uno de cada 25 adultos sufre de conducta sexual compulsiva, obsesión acerca de pensamientos sexuales, sentimientos o comportamientos que no se pueden controlar. El uso excesivo de la pornografía es una de las principales características identificadas en muchas personas con comportamiento sexual compulsivo; sin embargo, actualmente no existe ninguna definición oficial para el diagnóstico de la condición.
En un estudio financiado por el Wellcome Trust, investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge examinaron la actividad cerebral en 19 pacientes varones afectados por comportamiento sexual compulsivo, y los compararon con el mismo número de voluntarios sanos. Los individuos comenzaron a ver pornografía a edades tempranas y en mayor proporción que los sujetos sanos.
"Los pacientes de nuestro estudio fueron personas que tenían grandes dificultades para controlar su conducta sexual y esto se tienen consecuencias significativas para ellos, las cuales afectan sus vidas y sus relaciones. En muchos aspectos, muestran similitudes en su comportamiento a los pacientes con adicción a las drogas. Queríamos ver si estas similitudes también se reflejan en la actividad cerebral", explicó la doctora Valerie Voon, del Wellcome Trust Intermediate Fellow de la Universidad de Cambridge.
Los participantes observaron una serie de videos que mostraban deportes o contenido sexual explícito, mientras le monitoreaba su actividad cerebral mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Los investigadores encontraron que tres regiones cerebrales - el estriado ventral, cortex del cíngulo anterior y laamígdala -fueron particularmente en las personas con comportamiento sexual compulsivo. Éstas áreas también están especialmente activas en los adictos a las drogas cuando son estimulados por las sustancias.
El estriado ventral está involucrado en el procesamiento de la recompensa y la motivación; mientras que la cortex del cíngulo anterior está implicada en la anticipación de recompensas y ansia por la droga. Por su parte, la amígdala está involucrada en el procesamiento de la importancia de acontecimientos y emociones.
Igualmente, los participantes evaluaran el nivel de deseo sexual que sentían mientras veían los videos, y lo mucho que les gustaban los mismos. Se cree que los drogadictos están obligados a buscar la droga porque quieren y no porque la disfruten. Este proceso anormal se conoce como la motivación de incentivo, teoría en los trastornos de adicción.
Como era de esperar, aquellos con un comportamiento sexual compulsivo mostraron mayores niveles de deseo hacia los videos de sexo explícito, pero no necesariamente calificaron mas altamente los videos. El deseo también se correlacionó con mayores interacciones entre las regiones dentro de la red identificada, con una mayor intercomunicación entre la cortex del cíngulo anterior, cuerpo estriado ventral y la amígdala.
Los científicos también encontraron una correlación entre la actividad cerebral y la edad: entre más joven es el paciente, mayor actividad se manifestó en el estriado ventral en respuesta a la pornografía. Es importante destacar que esta asociación fue más fuerte en los individuos con un comportamiento sexual compulsivo. Las regiones de control frontales del cerebro - en esencia, los "frenos" en nuestro compulsividad continúan desarrollándose hasta mediados de los veinte años, y este desequilibrio puede verse en un mayor grado de impulsividad y actividades de riesgo en los jóvenes.
Los hallazgos relacionados con la edad en individuos con comportamientos sexuales compulsivos sugieren que el estriado ventral puede ser importante en el desarrollo de los comportamientos sexuales compulsivos en una manera similar como lo es en la dependencia a las drogas; no obstante, se necesitan mayores pruebas.
Existen claras diferencias en la actividad cerebral entre los pacientes que tienen un comportamiento sexual compulsivo y voluntarios sanos. Estas diferencias son similares a los de los drogadictos. Mientras que estos resultados son interesantes, sin embargo, es importante tener en cuenta que no pueden ser utilizados para diagnosticar la condición. Nuestra investigación tampoco proporciona necesariamente evidencia de que estas personas sean adictas a la pornografía, se requiere mucha más investigación para entender esta relación entre el comportamiento sexual compulsivo y adicción a las drogas", aseguró la Dra. Voon.
Las conductas compulsivas, incluyendo ver porno en exceso, comer en exceso y apostar en exceso, son cada vez más comunes. Este estudio nos lleva a entender porque más acerca del por qué repetimos comportamientos que sabemos son dañinos para nosotros. Ya sea que estemos abordando la adicción al sexo, el abuso de sustancias o los trastornos de la alimentación, saber cuál es la mejor momento y cuando intervenir con el fin de romper el ciclo es un objetivo importante de esta investigación", comentó el Dr. John Williams, jefe de Neurociencia y Salud Mental.
Investigaciones anteriores han sugerido que hasta uno de cada 25 adultos sufre de conducta sexual compulsiva, obsesión acerca de pensamientos sexuales, sentimientos o comportamientos que no se pueden controlar. El uso excesivo de la pornografía es una de las principales características identificadas en muchas personas con comportamiento sexual compulsivo; sin embargo, actualmente no existe ninguna definición oficial para el diagnóstico de la condición.
En un estudio financiado por el Wellcome Trust, investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge examinaron la actividad cerebral en 19 pacientes varones afectados por comportamiento sexual compulsivo, y los compararon con el mismo número de voluntarios sanos. Los individuos comenzaron a ver pornografía a edades tempranas y en mayor proporción que los sujetos sanos.
"Los pacientes de nuestro estudio fueron personas que tenían grandes dificultades para controlar su conducta sexual y esto se tienen consecuencias significativas para ellos, las cuales afectan sus vidas y sus relaciones. En muchos aspectos, muestran similitudes en su comportamiento a los pacientes con adicción a las drogas. Queríamos ver si estas similitudes también se reflejan en la actividad cerebral", explicó la doctora Valerie Voon, del Wellcome Trust Intermediate Fellow de la Universidad de Cambridge.
Los participantes observaron una serie de videos que mostraban deportes o contenido sexual explícito, mientras le monitoreaba su actividad cerebral mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Los investigadores encontraron que tres regiones cerebrales - el estriado ventral, cortex del cíngulo anterior y laamígdala -fueron particularmente en las personas con comportamiento sexual compulsivo. Éstas áreas también están especialmente activas en los adictos a las drogas cuando son estimulados por las sustancias.
El estriado ventral está involucrado en el procesamiento de la recompensa y la motivación; mientras que la cortex del cíngulo anterior está implicada en la anticipación de recompensas y ansia por la droga. Por su parte, la amígdala está involucrada en el procesamiento de la importancia de acontecimientos y emociones.
Igualmente, los participantes evaluaran el nivel de deseo sexual que sentían mientras veían los videos, y lo mucho que les gustaban los mismos. Se cree que los drogadictos están obligados a buscar la droga porque quieren y no porque la disfruten. Este proceso anormal se conoce como la motivación de incentivo, teoría en los trastornos de adicción.
Como era de esperar, aquellos con un comportamiento sexual compulsivo mostraron mayores niveles de deseo hacia los videos de sexo explícito, pero no necesariamente calificaron mas altamente los videos. El deseo también se correlacionó con mayores interacciones entre las regiones dentro de la red identificada, con una mayor intercomunicación entre la cortex del cíngulo anterior, cuerpo estriado ventral y la amígdala.
Los científicos también encontraron una correlación entre la actividad cerebral y la edad: entre más joven es el paciente, mayor actividad se manifestó en el estriado ventral en respuesta a la pornografía. Es importante destacar que esta asociación fue más fuerte en los individuos con un comportamiento sexual compulsivo. Las regiones de control frontales del cerebro - en esencia, los "frenos" en nuestro compulsividad continúan desarrollándose hasta mediados de los veinte años, y este desequilibrio puede verse en un mayor grado de impulsividad y actividades de riesgo en los jóvenes.
Los hallazgos relacionados con la edad en individuos con comportamientos sexuales compulsivos sugieren que el estriado ventral puede ser importante en el desarrollo de los comportamientos sexuales compulsivos en una manera similar como lo es en la dependencia a las drogas; no obstante, se necesitan mayores pruebas.
Existen claras diferencias en la actividad cerebral entre los pacientes que tienen un comportamiento sexual compulsivo y voluntarios sanos. Estas diferencias son similares a los de los drogadictos. Mientras que estos resultados son interesantes, sin embargo, es importante tener en cuenta que no pueden ser utilizados para diagnosticar la condición. Nuestra investigación tampoco proporciona necesariamente evidencia de que estas personas sean adictas a la pornografía, se requiere mucha más investigación para entender esta relación entre el comportamiento sexual compulsivo y adicción a las drogas", aseguró la Dra. Voon.
Las conductas compulsivas, incluyendo ver porno en exceso, comer en exceso y apostar en exceso, son cada vez más comunes. Este estudio nos lleva a entender porque más acerca del por qué repetimos comportamientos que sabemos son dañinos para nosotros. Ya sea que estemos abordando la adicción al sexo, el abuso de sustancias o los trastornos de la alimentación, saber cuál es la mejor momento y cuando intervenir con el fin de romper el ciclo es un objetivo importante de esta investigación", comentó el Dr. John Williams, jefe de Neurociencia y Salud Mental.
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