La clonación consiste en extraer el material genético de un óvulo, el cual se encuentra en el núcleo de la célula y se transfiere a una célula adulta donadora y posteriormente se forma el blastocito, del cual se extraen las células troncales, explicó Ricardo Tapia Ibargüengoitia, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
El blastocito, agregó, es una estructura de alrededor de 200 células, se forma entre los primeros cinco a ocho días después de la fecundación y se implanta en la pared interna del útero y puede obtenerse de los óvulos fecundados vía in vitro o a través de la clonación terapéutica.
Reemplazar células muertas por vivas, el objetivo
Tapia Ibargüengoitia detalló que a través de la clonación terapéutica se podrían generar tejidos o células cuya aplicación en enfermedades degenerativas permitirían tener un mejor pronóstico de estas.
Dijo que las estructuras obtenidas podrían ser de utilidad en trasplantes o en enfermedades como Parkinson, Alzheimer o esclerosis múltiple, en las cuales el único tratamiento 100% ciento efectivo sería reemplazar a las células muertas por células vivas.
“Cuando se hace un trasplante de órganos en realidad se están sustituyendo células muertas, pero en ocasiones se tienen problemas por el rechazo. Sin embargo, con estas técnicas de clonación terapéutica no habría rechazo inmunológico.
“En el caso del Parkinson, las células que se mueren son las dopaminérgicas. La idea sería diferenciar las células hasta ubicar las que usen dopamina, que es el neurotransmisor con el que funciona, e inyectarlas en la zona receptora”.
Finalmente, el especialista comentó que como la clonación terapéutica tiene el propósito de generar tejidos de remplazo o células que protejan o salven a las dañadas, a partir de las células troncales, no hay objeciones éticas para impedir la investigación en esta ni razones del mismo tipo para legislar en su contra.
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