Javier Peña, un comunicador de 34 años experto en redes sociales y tecnología audiovisual, protagoniza un hecho inusitado. En sólo dos años, ha conseguido reunir a 1,3 millones de seguidores y que sus vídeos hayan superado los 400 millones de reproducciones.
Que tantas personas se sientan atrapadas y compartan estos vídeos es sorprendente, sobre todo porque en ellos predomina la divulgación científica sin concesiones en un original esfuerzo de divulgación sobre la crisis climática.
Que tantas personas se sientan atrapadas y compartan estos vídeos es sorprendente, sobre todo porque en ellos predomina la divulgación científica sin concesiones en un original esfuerzo de divulgación sobre la crisis climática.
Hasta ahora, las redes sociales han sido un terreno abonado para los agentes del negacionismo climático; también menudean las propuestas desenfadadas, alegres y banales que invitan al salvar el planeta con un “pequeño gesto”.
En cambio, los vídeos de Peña son una muestra de realismo crudo, un golpe al estómago, buscan sacudir al espectador para que cobre conciencia de las catástrofes climáticas y la necesidad de actuar para ponerles remedio.
Sus videos tienen mucho que ver con experiencias vitales muy concretas. “Hace 2 años sucedieron dos cosas que cambiaron mi vida: me convertí en padre y el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU publicó un informe devastador en el que se nos advertía que solo teníamos 12 años para llegar al punto de no retorno de la catástrofe climática. Aquella lectura me puso la piel de gallina”, dice en conversación telefónica desde Alpedrete (Madrid), desde donde teletrabaja.
Siempre se consideró una persona ecologista, pero el cambio climático no era ni mucho menos el eje de su actividad. Sin embargo, a raíz del informe del IPCC, empezó a “devorar” libros e informes. Se vio sumido “en una angustia existencial”, una ansiedad provocada por la brecha que percibía entre la alerta que lanzan los científicos y la despreocupación cotidiana del hombre de la calle.
Ese impulso le arrastró hacia la ciencia climática, creó una página de Facebook y comenzó a elaborar videos, donde ilustra la crisis climática y ecológica. Con un modesto móvil y un presupuesto cero, el divulgador se lanzó a elaborar vídeos breves y dinámicos que alertan sobre la gravedad de la situación del planeta; para ello, recurre al conocimiento científico más contrastado, pero dándolo a conocer de manera llana y atractiva.
El resultado es Hope!, un humilde proyecto financiado con crowdfunding que se ha convertido en la página de Facebook con más impacto del mundo en el área de medio ambiente.
“Lo alucinante fue la acogida que tuvieron los vídeos”, resalta. De repente, llegaron las audiencias masivas. La catástrofe climática de Texas tuvo más de 11 millones de visualizaciones; y el éxito que tiene el sistema de depósito y retorno de envases de Alemania (“en contraste con el fallido modelo de reciclado español”), 16 millones. “Ni en mis sueños más locos podía pensar que llegaría a los 400 millones de visualizaciones”, confiesa.
Peña atribuye esa favorable acogida a que existe una preocupación ciudadana latente sobre la crisis climática “y muchas ansias de comprensión”, pues todavía hay poca gente que entienda la profundidad de la amenaza. “El público quiere explicaciones sin infantilismos; que se les trate como personas adultas”, constata.
Confiar en la divulgción
Con estas premisas, se adentra en la complejidad de los fenómenos climáticos sin rehuir los cambios sociales profundos que se requieren como estrategias de respuesta. Conceptos como el “punto de no retorno”, el impuesto al carbono, la acidificación de los mares, los deshielos del permafrost, los límites biofísicos del planeta, la economía ecológica o el decrecimiento son desacralizados y van desfilando entre imágenes, mapas y gráficos sencillos y sugerentes, trufados con un catálogo de soluciones, como un desafío frente a quienes creen que la divulgación de la emergencia climática es una receta que requiere mensajes y alegres que no den quebraderos de cabeza para no aturdir demasiado al sufrido ciudadano.
“Si yo estoy en un edificio en llamas, cuando vinieran los bomberos, no espero que me traten como a un niño, sino que me digan: ‘¡el fuego va por la segunda planta y tiene dos minutos para escapar’”, explica este hombre que siempre tiene una comparación didáctica a mano.
Estamos en medio de la mayor emergencia que jamás haya conocido la humanidad. De lo que hagamos este decenio dependerá el futuro de los próximos milenios
Como padre tampoco quería quedarse con los brazos cruzados y cargar toda su vida las consecuencias de la “rendición”. Por eso, se decantó por construir imágenes que sirven de antídoto frente “a quienes vaticinan el fin del mundo independientemente de nuestra acción” y “expanden mensajes para bloquear la transición”.
Además, ha podido consolidar las credenciales de Hope! reuniendo a algunos de los principales expertos y divulgadores en clima y desarrollo perdurable de España en un consejo editorial que le permite garantizar que solo la verdad se haga viral (Fernando Valladares, Fernando Prieto, Joaquín Araujo, Rosa M. Tristán..)
“Estamos en medio de la mayor emergencia que jamás haya conocido la humanidad. De lo que hagamos este decenio dependerá el futuro de los próximos milenios”, expone su filosofía este hombre polifacético. Peña fue diseñador gráfico y de webs; luego se especializó en redes sociales; y ha sido durante años “free lance”, hasta que llegó a la conclusión de que no tenía sentido continuar su trabajo rutinario, “banal y absurdo”, haciendo vídeos para empresas. Y, en exclusiva, trabaja para Hope!
Mientras, en su vida cotidiana intenta ser consecuente. Ha dejado de comer carne, ha contratado una comercializadora que le proporciona electricidad de origen renovable, utiliza el transporte público y consume productos ecológicos y de proximidad. Pero no cree que la solución pase solo por un cambio de comportamientos personales, sino que aboga por que se acometan “cambios legislativos, estructurales y políticos que saquen a los combustibles fósiles de nuestras vidas, para recuperar los sistemas naturales que hacen que funcione la vida”.
Y con la misma convicción, pide al Congreso “que abandonen el negacionismo climático” en la elaboración de nueva ley de Cambio Climático. “Si un médico te receta un antibiótico cada 8 horas no puedes tomarlo cada tres días”, suelta para pedir más ambición.
“Las soluciones -continúa- son tan viables y tan beneficiosas para toda la población que es alucinante que no se estén tomando ya. Hay que dejar los combustibles fósiles para dejar de respirar aire cancerígeno en las ciudades. Hay que pisar el acelerador e impulsar la economía con una transformación inédita, como la que se requiere”.
Ahora trabaja en una serie documental sobre cómo afrontar a tiempo la crisis climática y ecológica, proyecto en el que varias importantes productoras ya han mostrado interés. A eso se dedica Javier Peña.
Con estas premisas, se adentra en la complejidad de los fenómenos climáticos sin rehuir los cambios sociales profundos que se requieren como estrategias de respuesta. Conceptos como el “punto de no retorno”, el impuesto al carbono, la acidificación de los mares, los deshielos del permafrost, los límites biofísicos del planeta, la economía ecológica o el decrecimiento son desacralizados y van desfilando entre imágenes, mapas y gráficos sencillos y sugerentes, trufados con un catálogo de soluciones, como un desafío frente a quienes creen que la divulgación de la emergencia climática es una receta que requiere mensajes y alegres que no den quebraderos de cabeza para no aturdir demasiado al sufrido ciudadano.
“Si yo estoy en un edificio en llamas, cuando vinieran los bomberos, no espero que me traten como a un niño, sino que me digan: ‘¡el fuego va por la segunda planta y tiene dos minutos para escapar’”, explica este hombre que siempre tiene una comparación didáctica a mano.
Estamos en medio de la mayor emergencia que jamás haya conocido la humanidad. De lo que hagamos este decenio dependerá el futuro de los próximos milenios
Como padre tampoco quería quedarse con los brazos cruzados y cargar toda su vida las consecuencias de la “rendición”. Por eso, se decantó por construir imágenes que sirven de antídoto frente “a quienes vaticinan el fin del mundo independientemente de nuestra acción” y “expanden mensajes para bloquear la transición”.
Además, ha podido consolidar las credenciales de Hope! reuniendo a algunos de los principales expertos y divulgadores en clima y desarrollo perdurable de España en un consejo editorial que le permite garantizar que solo la verdad se haga viral (Fernando Valladares, Fernando Prieto, Joaquín Araujo, Rosa M. Tristán..)
“Estamos en medio de la mayor emergencia que jamás haya conocido la humanidad. De lo que hagamos este decenio dependerá el futuro de los próximos milenios”, expone su filosofía este hombre polifacético. Peña fue diseñador gráfico y de webs; luego se especializó en redes sociales; y ha sido durante años “free lance”, hasta que llegó a la conclusión de que no tenía sentido continuar su trabajo rutinario, “banal y absurdo”, haciendo vídeos para empresas. Y, en exclusiva, trabaja para Hope!
Mientras, en su vida cotidiana intenta ser consecuente. Ha dejado de comer carne, ha contratado una comercializadora que le proporciona electricidad de origen renovable, utiliza el transporte público y consume productos ecológicos y de proximidad. Pero no cree que la solución pase solo por un cambio de comportamientos personales, sino que aboga por que se acometan “cambios legislativos, estructurales y políticos que saquen a los combustibles fósiles de nuestras vidas, para recuperar los sistemas naturales que hacen que funcione la vida”.
Y con la misma convicción, pide al Congreso “que abandonen el negacionismo climático” en la elaboración de nueva ley de Cambio Climático. “Si un médico te receta un antibiótico cada 8 horas no puedes tomarlo cada tres días”, suelta para pedir más ambición.
“Las soluciones -continúa- son tan viables y tan beneficiosas para toda la población que es alucinante que no se estén tomando ya. Hay que dejar los combustibles fósiles para dejar de respirar aire cancerígeno en las ciudades. Hay que pisar el acelerador e impulsar la economía con una transformación inédita, como la que se requiere”.
Ahora trabaja en una serie documental sobre cómo afrontar a tiempo la crisis climática y ecológica, proyecto en el que varias importantes productoras ya han mostrado interés. A eso se dedica Javier Peña.
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