Aunque los inicios de la Genética datan del año 1000 a. C. se podría decir que realmente comenzó cuando Gregor Mendel (1822-1884), un fraile agustino, alternó sus deberes monásticos con experimentos acerca de la herencia en chícharos. En 1865 presentó su trabajo de investigación a la Sociedad de Historia Natural de Brünn (actual República Checa), con el título Experimentos en Hibridaciones de Plantas.
Mendel desarrolló los principios fundamentales de lo que hoy es la Genética demostrando que las características heredables son llevadas en unidades discretas que se heredan por separado en cada generación. Estas unidades discretas, él las llamó “elemente”, y que en 1909 el biólogo danés Johansen las denominó genes. Los científicos de esa época no comprendieron esta publicación debido a su complejo tratamiento matemático, y fue hasta después de 35 años que De Vries, Correns y Tschermak redescubrieron y valoraron su importancia.
Entonces ya se conocía el hecho de que todos los seres vivos estaban formados por células y que en ellas había unas estructuras denominadas cromosomas.
Entonces ya se conocía el hecho de que todos los seres vivos estaban formados por células y que en ellas había unas estructuras denominadas cromosomas.
Mendel murió en 1884, sin saber que en 1930 se comprendería plenamente la trascendencia de su trabajo, particularmente en relación con la teoría de la evolución de Darwin.
El organismo experimental que usó Mendel fue el chícharo (Pisum sativum), que posee una serie de cualidades que le ayudaron a realizar con mayor facilidad su trabajo:
• Son plantas fáciles de cultivar
• Tiene un ciclo de vida corto lo que permitió observar numerosas generaciones.
• La flor se autopoliniza, evitando la polinización cruzada para hacer cruzas selectivas.
• En las plantas de chícharo un mismo rasgo tiene dos características distintas.
Mendel hizo su investigación con 34 tipos diferentes de chícharo, que estudió durante ocho años antes de comenzar sus experimentos cuantitativos. Eligió para su estudio siete rasgos: forma y color de la semilla, posición y color de la flor, forma y color de la vaina y longitud del tallo.
Para los entrecruzamientos Mendel abrió el botón de las plantas antes de su maduración y retiró las anteras con pinzas evitando la autopolinización. Luego las polinizó artificialmente, espolvoreando el estigma con polen recogido de otras plantas.
Mendel ideó una simbología para representar y entender los mecanismos de transmisión de los caracteres hereditarios. Usó dos letras para representar los "factores" que controlan cada característica estudiada. En el tamaño de la planta, “A” describe el gen para tallo alto y “a” el gen para el tallo bajo. El rasgo dominante se denota siempre con letra mayúscula: la recesiva con la misma letra pero minúscula.
La genética actual, a partir del trabajo de Mendel, ha explicado algunos conceptos que son clave para entender los mecanismos de la herencia:
Para facilitar la notación, el cruzamiento inicial entre dos variedades se llama generación paterna, o P1, y su descendencia, ya fuese para la forma de las semillas o para las plantas, se llama primera generación filial, o F1. Las generaciones sucesivas a partir de este cruzamiento se denominan F2 y así sucesivamente.
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