La sensibilidad de la materia viva se manifiesta por su capacidad para reaccionar frente a estímulos físicos o químicos procedentes tanto del interior del propio organismo como del exterior. Así como en los seres unicelulares todas las funciones vitales se realizan en la misma célula, en la organización pluricelular, en la que existe una división del trabajo fisiológico, la sensibilidad o excitabilidad corre a cargo de tres tipos de órganos que actúan de manera sucesiva.
· Los órganos receptores se encargan de captar los estímulos.
· Los sistemas nervioso y hormonal se encargan de la transmisión, coordinación e integración de sensaciones captadas por los receptores.
· Los órganos efectores esencialmente los músculos y las glándulas, son los que elaboran la respuesta adecuada.
El sistema nervioso es un sistema de comunicación rápido, que gobierna la actividad de los órganos y puede reaccionar a estímulos exteriores, mientras que el sistema hormonal o endocrino (también llamado humoral) es más lento y coordina el funcionamiento de los tejidos y de las células.
El sistema endocrino funciona en estrecha coordinación con el sistema nervioso para el mantenimiento de la homeostasis. Las principales hormonas son secretadas por las glándulas de secreción interna, pero también hay hormonas secretadas por neuronas y otro tipo de células especializada.
Actualmente se define la hormona como un mensajero químico producido por un tipo de célula, que tiene efectos regulatorios específicos sobre la actividad de otro tipo de células, llamadas células diana o células blanco, a las cuales llegan por vía sanguínea.
Las hormonas pueden ser esteroides, proteínas o derivados de ácidos grasos o aminoácidos, y son específicas por que las células de los tejidos diana tienen receptores especiales para ellas.
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