Según informes noticiosos locales, en Memphis, Tennessee, donde millones de arañas remontaron el vuelo y terminaron cubriendo los campos con su seda.
En una zona, las arañas formaron un manto sedoso casi ininterrumpido que se extendía cerca de un kilómetro. Algunos residentes lamentaron la invasión arácnida: “Están en el aire, flotando por todas partes”, dijo Debra Lewis, entrevistada por WMC Action News. “Es como una película de terror”.
Pero la repentina aparición de las arañas no debe causar temor, señala Todd Blackledge, biólogo y experto en seda de araña de la Universidad de Akron, Ohio.
“Si se hubieran tomado la molestia de ponerse a gatas, habrían visto a las arañas ocupadas en vivir sus vidas”, dice. Blackledge no pudo identificar la especie de arácnido en las fotos disponibles, pero opina que puede tratarse de tejedoras de orbes o bien, de linífidos (tejedoras de mantos).
En primavera y otoño, millones de arañas jóvenes trepan a los puntos más elevados de sus hábitats –por ejemplo, postes de cercas o plantas altas- y despiden hilos de seda que les permiten flotar en las corrientes de aire.
Esos hilos actúan “como globos de aire caliente”, explica Blackledge. De allí deriva el nombre en inglés de esta conducta: ballooning (montar en globo). Esto significa que las arañas “van adonde sea que el viento las lleve”, lo que permite que sus poblaciones se dispersen.
La gran mayoría de los arácnidos no consigue terminar el viaje, pues son devorados por depredadores o las condiciones climáticas extremas acaban con ellos. No obstante, solo se necesita que sobreviva una pequeña cantidad para establecer un nuevo hogar.
En primavera y otoño, millones de arañas jóvenes trepan a los puntos más elevados de sus hábitats –por ejemplo, postes de cercas o plantas altas-.
La arañas
Las arañas son un grupo que supera a los demás arácnidos, como los escorpiones, opiliones y ácaros, en número y variedad de especies, además de presentar una gran complejidad en sus patrones de comportamiento. En la actualidad se tiene constancia de la existencia de 41.253 especies de arañas en todo el planeta, repartidas en 3.777 géneros, aunque el número total de especies existentes es, con una alta probabilidad, unas tres o cuatro veces mayor de lo catalogado por el ser humano
Todas estas hay en Buenos Aires (Tambien en Uruguay)
El fenómeno de las voladoras
Un caso especialmente curioso, de su capacidad de desplazamiento y colonización de nuevos hábitat (incendios forestales, erupciones volcánicas, búsqueda de nuevo territorio por arañas solitarias o parejas) es el de las arañas voladoras (ballooning spider, en inglés), que, llevadas por el viento, se trasladan de un lugar a otro dejando escapar algo de hilo de seda al aire, que a modo de vela, les permite elevarse con ayuda del viento y volar. El período más frecuente en el que ocurre este fenómeno es durante el otoño y la primavera.
Todo esto es posible ya que la seda está constituida principalmente por proteínas, es decir, por aminoácidos (que forman dichas proteínas). La araña los produce por medio de unas glándulas llamadas “hilanderas”, en la parte posterior de su abdomen. Estas glándulas unen las proteínas para crear una seda flexible y resistente. El hilo de una araña puede llegar a ser cinco veces más resistente que un filamento de acero de igual grosor.
Incluso se ha dicho que si se tuviera un hilo de araña del grueso de un lápiz, podría llegar a detener un avión Boeing 747 en pleno vuelo. Además, el hilo de una araña se puede estirar hasta el 30 por ciento más de su largo original sin romperse.
“Aterrizadas”
Las arañas necesitan la cooperación del viento para lograr su asombrosa migración, y eso es justo lo que hizo falta en Tennessee.
De hecho, Blackledge sospecha que el manto de las fotos de Memphis no es una telaraña, sino un amasijo de hilos de seda que testimonia los intentos fallidos de ballooning.
Estimuladas por condiciones favorables –tal vez la temperatura cálida del suelo, que puede generar corrientes ascendentes-, las jóvenes arañas habrían tratado de proyectar sus hilos de seda más o menos al mismo tiempo.
Es difícil determinar la especie de las arañas, pero un experto opina que pueden ser tejedoras de orbes o bien, linífidos (arañas tejedoras de mantos).
Pero brisas inopinadamente fuertes habrían soplado los hilos a la hierba, una y otra vez, formando una capa enmarañada.
Los jóvenes arácnidos “aterrizados” habrían tenido “serias dificultades para morderte y además, no son venenosos para los humanos, así que no hay de qué preocuparse”, asegura Blackledge. “De hecho, es un ejemplo de historia natural asombroso”.
Lluvia de arañas
Los eventos masivos de ballooning no son exclusivos de Estados Unidos. Ocurren en muchas partes del Hemisferio Norte –por ejemplo, se han detectado arañas “montando en globo” en Gran Bretaña- y se observan periódicamente en Australia.
Las arañas no solo remontan el vuelo para empezar una nueva vida en otra parte. También lo hacen para evitar desastres naturales. En 2012, lluvias récord en Australia precipitaron un evento masivo de ballooning.
En aquella ocasión, la conducta permitió que las arañas “escaparan de lugares donde seguramente se habrían ahogado”, explicó Robert Matthews, profesor emérito de entomología en la Universidad de Georgia.
También se han observado eventos masivos de ballooning en Gran Bretaña y Australia.
Aunque hectáreas de telarañas podrían horrorizar a los aracnofóbicos, la impresionante proeza demuestra “la versatilidad de las cosas que [las arañas] pueden hacer con seda”, agregó Matthews.
La seda es un “enorme avance evolutivo”, prosiguió, y “este es un ejemplo más de porqué las arañas han sido un grupo exitoso.
¡¡Interesante!!
Algunos (entre ellos Darwin hace ya muchos años), proponían que en el proceso intervenían fuerzas electrostáticas, y ahora se está viendo que, efectivamente, las fuerzas electrostáticas algo tienen que ver. El físico Peter Gorham de la Universidad de Hawai, explica el proceso de la siguiente manera: En primer lugar hay que tener en cuenta las cargas electrostáticas en la atmósfera. Para simplificar las cosas y para lo que nos interesa aquí simplemente decir que la atmósfera se comporta como un campo vertical cargado de forma negativa.
Para conseguir vuelos eficaces en condiciones de poco viento, la araña necesita construirse un “parapente” con la carga negativa suficiente, de modo que la carga negativa de la atmósfera la “dispare”, ya que cargas iguales (en este caso negativas) se repelen.
¿Y cómo consiguen los hilos de telaraña cargarse negativamente? La telaraña contiene muchas moléculas cargadas, como aminoácidos, que se cargan de forma negativa cuando se frotan con otros materiales (como cuando frotamos un globo con un jersey de lana para conseguir que se cargue de electricidad estática). De este modo, la telaraña se carga al abandonar las hileras, las estructuras que poseen las arañas para dar soporte a las glándulas productoras de seda. Al estar cargadas de forma negativa, también se repelen entre si, de modo que tienden a separarse.
Seguro que usted vio “Babas del diablo” paseando por los cielos, y nunca se le habria ocurrido que eran telas de arañas y menos de las voladoras Darwin en 1932 a bordo del Beagle, en la costa este del río de La Plata observó cientos de minúsculas arañitas amarradas a sus “partes de telarañas fluctuantes”. En su diario, el mismo Darwin también hace referencia a J. Blackwall, otro naturalista que observó este comportamiento Alguna de las dos de abajo “serian”, las que andan volando por estos pagos.
Todo esto es posible ya que la seda está constituida principalmente por proteínas, es decir, por aminoácidos (que forman dichas proteínas). La araña los produce por medio de unas glándulas llamadas “hilanderas”, en la parte posterior de su abdomen. Estas glándulas unen las proteínas para crear una seda flexible y resistente. El hilo de una araña puede llegar a ser cinco veces más resistente que un filamento de acero de igual grosor.
Incluso se ha dicho que si se tuviera un hilo de araña del grueso de un lápiz, podría llegar a detener un avión Boeing 747 en pleno vuelo. Además, el hilo de una araña se puede estirar hasta el 30 por ciento más de su largo original sin romperse.
“Aterrizadas”
Las arañas necesitan la cooperación del viento para lograr su asombrosa migración, y eso es justo lo que hizo falta en Tennessee.
De hecho, Blackledge sospecha que el manto de las fotos de Memphis no es una telaraña, sino un amasijo de hilos de seda que testimonia los intentos fallidos de ballooning.
Estimuladas por condiciones favorables –tal vez la temperatura cálida del suelo, que puede generar corrientes ascendentes-, las jóvenes arañas habrían tratado de proyectar sus hilos de seda más o menos al mismo tiempo.
Es difícil determinar la especie de las arañas, pero un experto opina que pueden ser tejedoras de orbes o bien, linífidos (arañas tejedoras de mantos).
Pero brisas inopinadamente fuertes habrían soplado los hilos a la hierba, una y otra vez, formando una capa enmarañada.
Los jóvenes arácnidos “aterrizados” habrían tenido “serias dificultades para morderte y además, no son venenosos para los humanos, así que no hay de qué preocuparse”, asegura Blackledge. “De hecho, es un ejemplo de historia natural asombroso”.
Lluvia de arañas
Los eventos masivos de ballooning no son exclusivos de Estados Unidos. Ocurren en muchas partes del Hemisferio Norte –por ejemplo, se han detectado arañas “montando en globo” en Gran Bretaña- y se observan periódicamente en Australia.
Las arañas no solo remontan el vuelo para empezar una nueva vida en otra parte. También lo hacen para evitar desastres naturales. En 2012, lluvias récord en Australia precipitaron un evento masivo de ballooning.
En aquella ocasión, la conducta permitió que las arañas “escaparan de lugares donde seguramente se habrían ahogado”, explicó Robert Matthews, profesor emérito de entomología en la Universidad de Georgia.
También se han observado eventos masivos de ballooning en Gran Bretaña y Australia.
Aunque hectáreas de telarañas podrían horrorizar a los aracnofóbicos, la impresionante proeza demuestra “la versatilidad de las cosas que [las arañas] pueden hacer con seda”, agregó Matthews.
La seda es un “enorme avance evolutivo”, prosiguió, y “este es un ejemplo más de porqué las arañas han sido un grupo exitoso.
¡¡Interesante!!
Algunos (entre ellos Darwin hace ya muchos años), proponían que en el proceso intervenían fuerzas electrostáticas, y ahora se está viendo que, efectivamente, las fuerzas electrostáticas algo tienen que ver. El físico Peter Gorham de la Universidad de Hawai, explica el proceso de la siguiente manera: En primer lugar hay que tener en cuenta las cargas electrostáticas en la atmósfera. Para simplificar las cosas y para lo que nos interesa aquí simplemente decir que la atmósfera se comporta como un campo vertical cargado de forma negativa.
Para conseguir vuelos eficaces en condiciones de poco viento, la araña necesita construirse un “parapente” con la carga negativa suficiente, de modo que la carga negativa de la atmósfera la “dispare”, ya que cargas iguales (en este caso negativas) se repelen.
¿Y cómo consiguen los hilos de telaraña cargarse negativamente? La telaraña contiene muchas moléculas cargadas, como aminoácidos, que se cargan de forma negativa cuando se frotan con otros materiales (como cuando frotamos un globo con un jersey de lana para conseguir que se cargue de electricidad estática). De este modo, la telaraña se carga al abandonar las hileras, las estructuras que poseen las arañas para dar soporte a las glándulas productoras de seda. Al estar cargadas de forma negativa, también se repelen entre si, de modo que tienden a separarse.
Seguro que usted vio “Babas del diablo” paseando por los cielos, y nunca se le habria ocurrido que eran telas de arañas y menos de las voladoras Darwin en 1932 a bordo del Beagle, en la costa este del río de La Plata observó cientos de minúsculas arañitas amarradas a sus “partes de telarañas fluctuantes”. En su diario, el mismo Darwin también hace referencia a J. Blackwall, otro naturalista que observó este comportamiento Alguna de las dos de abajo “serian”, las que andan volando por estos pagos.
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