Depresión, ansiedad, idea de muerte y adicciones destacan entre los principales problemas de salud mental, los cuales pueden atenderse adecuadamente si se detectan en etapas tempranas, afirmó Ingrid Vargas Huicochea, académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina.
“Un punto clave para comenzar a sospechar que una emoción o un pensamiento pudieran ser parte de un problema de salud mental es, por un lado, la disfunción, es decir que esa emoción o conducta no me están dejando funcionar adecuadamente con la familia o amigos, y por otra parte el sufrimiento que esa emoción causa y que nos hace sospechar que algo está pasando”, señaló.
Si esa emoción ya duró demasiado, más allá de lo esperable, si está comenzando a ocasionar que yo no funcione como sería adecuado desde los propios parámetros y además me está generando malestar, entonces esa emoción puede estar siendo parte de un problema, dijo.
Al hacer una reflexión a propósito del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebró el 10 de octubre, Vargas Huicochea mencionó que, para hacer un diagnóstico, los especialistas evalúan un conjunto de manifestaciones, pues una sola conducta alterada no es suficiente por sí misma.
“La depresión, que es uno de los problemas más frecuentes y discapacitantes, tiene varias manifestaciones casi todos los días de un periodo determinado, constante durante por lo menos dos semanas. Incluye ánimo bajo, a veces irritabilidad o tristeza, anhedonia, que es la dificultad para experimentar placer, alteraciones en el sueño (insomnio o dormir mucho), cambios en el apetito (que se vaya el hambre o que se coma de más), también alteraciones en la concentración y en la memoria, así como pensamientos de que uno vale menos que los demás”, detalló.
“Con la depresión encima habitualmente uno se ve menos capaz, menos exitoso o menos inteligente. Suele haber sentimientos de una culpa irracional que no tiene sustento, cambios en el nivel de energía, sentirse cansado sin haber hecho nada y puede haber síntomas físicos inespecíficos como dolores de cabeza o corporales, ardor y dolor físico.”
A veces la acompaña la idea de muerte, lo que no indica necesariamente gravedad, es una idea pasiva donde la persona no tiene la intención de hacerse daño. Cruzan por su mente ideas como “ojalá que me duerma y no vuelva a despertar”, “qué hago aquí”, “el mundo estaría mejor sin mí”. En la idea de muerte la persona quisiera ya no estar, pero no tiene la intención de hacer nada para hacerse daño.
Cuando esa idea se transforma en algo intencional, y estoy planeando cómo morir, eso es una idea suicida. “La idea suicida habla de una depresión grave, en donde puede haber síntomas fuera de la realidad, como ideas delirantes o alucinaciones”, ahondó.
Aclaró que aunque la depresión y la ansiedad son primas hermanas y a nivel cerebral se parecen mucho, la primera suele ser más episódica (aparece y desaparece), mientras que la ansiedad es constante y está muy ligada a la personalidad del individuo. “Está asentada en la personalidad y de repente se exacerba y es lo que notamos como patología”, explicó.
La ansiedad es un grupo de enfermedades. Por las que más se busca consulta es el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de pánico.
En el primero para hacer el diagnóstico tienen que haber pasado por lo menos seis meses con los síntomas, aunque muchas veces las personas acuden a atenderse después de años. Incluye ansiedad constante (la persona es incapaz de relajarse, no pueden estar en paz) y preocupaciones que suponen que las cosas saldrán mal (a esto se le llama anticipación catastrófica).
Otro problema de ansiedad es el trastorno de pánico, por el cual suelen llegar muchos pacientes al consultorio, pues incluye episodios de pánico que son picos intensos de un episodio de ansiedad que estrictamente dura de 10 a 15 minutos pero que se confunde con un dolor físico o emocional muy intenso.
Destacó que la pandemia de Covid-19 ha tenido un gran impacto en la salud mental de las personas. Algunos grupos, como los trabajadores de la salud y otros empleados de primera línea, los estudiantes, las personas que viven solas y las que tienen afecciones mentales preexistentes, se han visto especialmente afectados. Y los servicios de atención para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias se han visto considerablemente interrumpidos.
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