El objetivo de los vehículos eléctricos es claro: frenar los impactos nocivos sobre el medio ambiente. Las cifras son escandalosas: la gasolina usada para el transporte supone aproximadamente el 80% de la contaminación urbana total. Sólo en España se emiten durante un año 50 millones de toneladas de dióxido de carbono, que es el equivalente a 5.000 veces el peso de la Torre Eiffel de París. Este CO2 que los tubos de escape expulsan sin cesar no sólo es perjudicial para el planeta, sino también para la salud general de los habitantes. Ante esta situación, los coches eléctricos aparecen como una buena propuesta con objetivo de paliar el uso desmesurado de la gasolina.
Un coche eléctrico es un vehículo que funciona a través de uno o varios motores eléctricos, eliminando por completo la necesidad de carburantes. Según la compañía Electric Power Research, un automóvil eléctrico resulta un 97% más limpio que uno tradicional. Sin embargo, en países como España no se ha producido aún una fuerte implantación, dados los bajos niveles de venta.
Algunas marcas que fabrican vehículos eléctricos con buen éxito son Nissan, empresa pionera en la introducción del vehículo cien por cien eléctrico a nivel mundial, Ford con su modelo Focus Electric, Tesla Model o Chevrolet. Los países donde la aceptación de los coches eléctricos resulta más visible son Estados Unidos, Japón y China. En fronteras europeas destacan Holanda y Noruega.
Los defensores esperan que cada vez más compradores los tomen como una alternativa válida y se animen a dar ese necesario paso ecológico. Es una modalidad que ha venido para quedarse y que, aunque con algunas limitaciones derivadas de su aún escasa implantación, ofrece muchas más ventajas que inconvenientes.
Lo mejor que ofrecen
Los coches eléctricos son una alternativa perfecta no sólo para ahorrar dinero, sino para ayudar a contribuir hacia el objetivo común de un entorno limpio y sano. Este tipo de coches no contaminan ni atmosférica ni acústicamente. El bolsillo también lo agradece a largo plazo, ya que la electricidad es un bien mucho más barato que la gasolina, cuyo litro ya tiene un precio de 1,4 euros en España.
La principal ventaja es que no utiliza gasolina, sino que funciona a través de unas baterías que contienen electricidad. A la hora de elegir un vehículo eléctrico es importante fijarse en la autonomía de la batería; es decir, el número de kilómetros que puede recorrer sin cargarse. Los vehículos eléctricos resultan ser una óptima opción para la conducción en ciudad, donde la autonomía del coche cubre suficientemente la distancia media de ida y vuelta que una persona recorre diariamente, que suele situarse en unos cuarenta kilómetros.
Los coches eléctricos son totalmente respetuosos con el medio ambiente al emitir cero agentes contaminantes. La seguridad en carretera es asimismo mayor, pues se ha demostrado que el líquido de las baterías recoge mejor los impactos que la gasolina.
Otra de las ventajas- que, sin embargo, para algunos, resulta un inconveniente- es que su motor funciona de forma mucho más silenciosa. Por lo cual, la contaminación acústica es casi nula, aunque muchos argumentan que el ruido natural del vehículo puede ayudar a prevenir accidentes porque avisa de su presencia.
La mayor simpleza del motor ayuda a prevenir y solucionar averías con una rapidez superior. En resumen, un vehículo eléctrico pasará mucho menos tiempo en el taller.
La principal ventaja es que no utiliza gasolina, sino que funciona a través de unas baterías que contienen electricidad. A la hora de elegir un vehículo eléctrico es importante fijarse en la autonomía de la batería; es decir, el número de kilómetros que puede recorrer sin cargarse. Los vehículos eléctricos resultan ser una óptima opción para la conducción en ciudad, donde la autonomía del coche cubre suficientemente la distancia media de ida y vuelta que una persona recorre diariamente, que suele situarse en unos cuarenta kilómetros.
Los coches eléctricos son totalmente respetuosos con el medio ambiente al emitir cero agentes contaminantes. La seguridad en carretera es asimismo mayor, pues se ha demostrado que el líquido de las baterías recoge mejor los impactos que la gasolina.
Otra de las ventajas- que, sin embargo, para algunos, resulta un inconveniente- es que su motor funciona de forma mucho más silenciosa. Por lo cual, la contaminación acústica es casi nula, aunque muchos argumentan que el ruido natural del vehículo puede ayudar a prevenir accidentes porque avisa de su presencia.
La mayor simpleza del motor ayuda a prevenir y solucionar averías con una rapidez superior. En resumen, un vehículo eléctrico pasará mucho menos tiempo en el taller.
Respecto a las desventajas, la primera es que, al haber menos fabricantes y debido al precio de las baterías eléctricas, el costo general del vehículo es más elevado. Los defensores del coche eléctrico opinan que, aunque el precio inicial pueda ser superior, se compensa a largo plazo con el ahorro en la fuente de energía y en el mantenimiento.
Otras de las más nombradas es su tiempo de carga, proceso que puede incluso demorar algunas horas, aunque los últimos vehículos vienen con un tiempo de carga menor, sirva como ejemplo el Tesla Motors Model S, que lo hace en 45 minutos. Unida a esta desventaja, se encuentra la menor autonomía que ofrece respecto a los motores de gasolina. Los fabricantes están trabajando en ampliar este tiempo de conducción desde una carga completa para que un vehículo eléctrico pueda recorrer más kilómetros en una sola vez.
Debido a la juventud del concepto, aún quedan cosas por mejorar, aunque, pensando en el daño diario que el transporte hace al medio ambiente, no podemos sino verlo como un enorme paso adelante. En algunos países, el Estado premia con subvenciones económicas a los compradores de este tipo de vehículos para agradecerles su compromiso ecológico. Son muy recomendables para la conducción por ciudad, respetuosos con el entorno natural y su alimentación puede costar hasta diez veces menos que la de un vehículo a gasolina. Es por eso que no se descarta que el futuro próximo lleve la deseada etiqueta de “conducción verde”.
Otras de las más nombradas es su tiempo de carga, proceso que puede incluso demorar algunas horas, aunque los últimos vehículos vienen con un tiempo de carga menor, sirva como ejemplo el Tesla Motors Model S, que lo hace en 45 minutos. Unida a esta desventaja, se encuentra la menor autonomía que ofrece respecto a los motores de gasolina. Los fabricantes están trabajando en ampliar este tiempo de conducción desde una carga completa para que un vehículo eléctrico pueda recorrer más kilómetros en una sola vez.
Debido a la juventud del concepto, aún quedan cosas por mejorar, aunque, pensando en el daño diario que el transporte hace al medio ambiente, no podemos sino verlo como un enorme paso adelante. En algunos países, el Estado premia con subvenciones económicas a los compradores de este tipo de vehículos para agradecerles su compromiso ecológico. Son muy recomendables para la conducción por ciudad, respetuosos con el entorno natural y su alimentación puede costar hasta diez veces menos que la de un vehículo a gasolina. Es por eso que no se descarta que el futuro próximo lleve la deseada etiqueta de “conducción verde”.
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