Un grupo de científicos ha logrado introducir uno de estos órganos en un babuino y que este sobreviva dos años. Esto supone un gran avance en los trasplantes entre especies
Puede parecer algo propio de una película de ciencia ficción, pero nada más lejos de la realidad. Un grupo de científicos acaba de publica un estudio en el que afirman que han logrado que un corazón de cerdo lata durante dos años en el interior de un babuino. El hecho supone un gran avance en lo referente al trasplantes de órganos entre especies y, en palabras de los expertos, hace que la ciencia esté un paso más cerca de poder introducirlos en seres humanos.
«Los resultados son muy importante porque nos acercan un paso más a la utilización de estos órganos en los seres humanos. […] Los xenotrasplantes podrían salvar potencialmente cada año miles de vidas que se pierden debido a la falta de órganos humanos disponibles para trasplantes», ha señalado Muhammad Mohiuddin -director del proyecto y miembro del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de Maryland, ubicado en Estados Unidos-.
Con todo, el estudio (que ha sido publicado en la revista «Nature Communications») explica también que el trasplante no sustituyó el corazón original del babuino, sino que fue conectado a su sistema circulatorio a través de dos vasos sanguíneos situados en su abdomen. Así pues, el mono no sobrevivió únicamente con este órgano, aunque sí se ha conseguido que este bombee sangre de forma normal.
En palabras de Mohiuddin, de momento se ha logrado que los babuinos resistan con vida tras los trasplantes un promedio de 298 días. El máximo fueron 945, es decir, unos dos años y medio. Las cifras resultantes fueron mucho más positivas de las previstas en principio por los científicos (que barajaban entre 180 y 500 días, menos de dos años). Aún así, el próximo paso será mucho más serio si cabe y consistirá entrasplantar un corazón de cerdo que sustituya el del simio.
Cerdos, los mejores donantes
Hasta ahora, el mayor problema a la hora de realizar trasplantes entre especies es que el cuerpo reacciona de forma negativa y rechaza el órgano recibido. No obstante, en este caso los investigadores han realizado varias modificaciones genéticas en el corazón de cerdo para evitar que sea rechazado. En principio, se consideró que la mejor forma de paliar esta dificultad sería apostar por los corazones de primates por su cercanía genética con nuestra especie.
A pesar de que la premisa era real, existía el problema de que multitud de especies de chimpancés están en peligro de extinción y, por otro lado, resulta imposible cubrir la demanda de órganos con los primates que están siendo criados en cautividad. Por ello, y debido a que sus corazones son anatómicamente similares a los de los humanos, se ha terminado apostando por los de los cerdos.
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