Enviado por Tania Hernández
Un grupo de investigadores informó que la proliferación de células malignas en líneas celulares de cáncer epitelial logró ser inhibida gracias al uso de nanopartículas de oro (nanoesferas) y al de un conjugado derivado de la hormona somatostatina(llamado lanreótido) en ensayos preclínicos.
Eva María Molina Trinidad, investigadora del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), explicó que estas sustancias, junto con otras moléculas, pueden servir para el transporte de fármacos.
La fórmula fue probada en modelos animales, la línea celular MCF-7 de cáncer de mamafue inducida en ratas, y las células tumorales B16 en ratones. Los primeros resultados mostraron que es capaz de inhibir la proliferación de células malignas MCF-7. Posteriormente, sería evaluada en células de cáncer cervico-uterino (adenocarcinomas o carcinomas) y en células de cáncer de pulmón, apuntó.
La somatostatina, también conocida como hormona inhibidora de la hormona de crecimiento (GHIH por sus siglas en inglés), es una hormona peptídica que regula el sistema endocrino y está compuesta de 14 aminoácidos. Es liberada por las células delta en el páncreas, que están involucradas de forma indirecta en la regulación del azúcar en sangre, inhibiendo también la secreción de insulina y glucagón, por mencionar algunas de sus funciones.
Los efectos beneficiosos de la somatostatina en ciertos trastornos de hipersecreción, en este caso de exceso de hormona, son bien conocidos. Sin embargo, su utilidad clínica ha estado limitada por su vida media extremadamente corta en el plasma. En la sangre, su vida media en la forma SS-14 es de únicamente dos minutos, y en la forma SS-28 es de seis minutos. Por lo tanto, tiene que ser administrada por infusión intravenosa continua.
Otro problema es que, después de suspender la infusión intravenosa, se manifiesta un efecto de rebote. En éste, la hipersecreción de la hormona de crecimiento humano (HGH), la insulina y el glucagón son hiper-secretados. Por ello, se han desarrollado derivados sintéticos más resistentes a la acción de las peptidasas (enzimas que rompen los enlaces peptídicos de las proteínas).
Los investigadores han funcionalizado las nanoesferas como sondas celulares y agentes de entrega de las biomoléculas derivadas de la somatostatina, a fin de poder otorgar un diagnóstico y tratamiento del cáncer, ya que estas nanopartículas podrían reducir la toxicidad química mediante el transporte del fármaco directamente al blanco liberando una dosis específica (vectorización y terapia dirigida).
Molina Trinidad modificó la síntesis de las nanoesferas de oro en un medio acuoso, lo cual permite la funcionalización de las mismas con el péptido derivado de la somatostatina, denominado lanreótido.
“La funcionalización radica en la unión de las nanopartículas de oro que dan lugar a la formación de un complejo químicamente estable que nos permite dirigirlo a un sitio celular en específico, en este caso al tumor en ratones y a las células de cáncer de mama. Se utilizan nanopartículas de oro con el fin de disminuir daños colaterales o efectos farmacológicos o riesgos de toxicidad que provocan otros fármacos o medicamentos en el organismo. Nos dimos cuenta que la funcionalización de nanopartículas de oro con biomoléculas orgánicas y los estudios en farmacocinética y biodistribución de las mismas pueden servir con fines de diagnóstico y terapia a futuro”, destacó la especialista.
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