sábado, 14 de febrero de 2015

Aprueban un nuevo tratamiento para el cáncer de cuello de útero

Enviado por Mónica Hernández
Las noticias y las cifras alrededor del cáncer de cuello de útero (CCU) lo primero que evidencian es un estatus de desigualdad en salud entre las mujeres de la Argentina y la región.

El mal afecta principalmente a mujeres de bajos recursos socioeconómicos, entre 35 y 65 años, que por diversas razones como barreras geográficas, culturales y económicas no acceden a lo que se llama los servicios de tamizaje, que se convierten en los más efectivos escudos de prevención para el cáncer cervicouterino.

Los servicios de tamizaje contemplan no sólo una actitud de concientización y alerta por parte de las mujeres; sino también una batería de estudios de laboratorio, diagnóstico y tratamiento. Además de las consultas médicas periódicas de acuerdo a cada edad que permiten monitorear el estado de nuestra salud y evaluar los cuidados preventivos.

En la Argentina, el cáncer de cuello de útero es la segunda causa de muerte por una enfermedad oncológica en mujeres y, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (INC) , en Argentina país se realizan 4.900 diagnósticos nuevos anuales y mueren unas 2.000 mujeres al año debido a la enfermedad.

En provincias como Corrientes, Chaco, Jujuy o Misiones las tasas de mortalidad son muy superiores a las de jurisdicciones como Tierra del Fuego, Buenos Aires, Córdoba o La Pampa.

Más del 99% de los casos están relacionados a infecciones genitales por el virus del papiloma humano (VPH); contra el cual hoy existe una vacuna preventiva que se sugiere en niñas a partir de los 11 años -y está incorporada al Calendario Nacional de vacunación - para reforzar el escudo protector contra la enfermedad.

Y desde el 2008 existe en el país un Programa Nacional de Prevención de Cáncer de Cuello de Útero que contempla estrategias de tamizaje y un programa de vacunación contra el VPH.

Lo nuevo
Con la llegada de las terapias target, el escenario general del cáncer cambió para siempre. El descubrimiento del bevacizumab, un anticuerpo monoclonal humanizado, que actúa como una proteína que reconoce y se une de forma específica y única a otra proteína del organismo, ha demostrado su eficacia en el tratamiento contra varios tipos de cáncer, en especial contra el cáncer de colon, mama, pulmón y células renales.

Ahora llegó el turno de probar esta terapéutica target combinada para casos de cáncer de cuello de útero (CCU) avanzados.

EL BEVACIZUMAB INTEGRA EL GRUPO DE TERAPIAS BIOLÓGICAS DENOMINADAS "ANTI-ANGIOGÉNICA", QUE INHIBE EL SUMINISTRO DE SANGRE O "ALIMENTO" AL TUMOR PARA QUE SIGA CRECIENDO.


Es decir disminuye el crecimiento de los vasos sanguíneos producidos por el tumor para generar su propio crecimiento.


Desde hace más de 10 años se viene utilizando para tratar diferentes tipos de cáncer, y más de un millón de pacientes en el mundo ya fueron tratados con este anticuerpo monoclonal. Ahora un programa clínico global con más de 500 ensayos que se están realizando investiga su uso en más de otras cincuenta clases de tumores.

En el caso específico del CCU, la autoridad sanitaria argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología médica (ANMAT) aprobó un nuevo esquema terapéutico: el uso de bevacizumab en combinación con quimioterapia; para tratar a pacientes con cáncer de cuello de útero recurrente, persistente o avanzado.

Antes de esta nueva indicación de bevacizumab las mujeres con enfermedad avanzada tenían pocas opciones de tratamiento y una sobrevida global media de menos de 1 año.

En diálogo con Infobae, la doctora Valeria Cáceres, integrante del servicio de Oncología del Instituto Angel Roffo puntualiza sobre la nueva terapia: "El gran desafío del nuevo tratamiento es paliar los síntomas en el CCU: dolor, falla renal por obstrucción uretral, trombosis y hemorragia, anemia, flujo maloliente, linfedema, fistula. El rol de la quimioterapia es paliativa. Hasta ahora el cisplatino era el agente más activo, con tasas de reducción de la enfermedad del 10 al 20% y una sobrevida mediana de 7 meses. Esta nueva medicación produce una clara ventaja en el tiempo que las pacientes pueden vivir sin que la enfermedad progrese (8 meses) y en la sobrevida (17 meses)".

Juan José Zarba, profesor adjunto de Oncología en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán consultado por Infobae explica el aporte de este nuevo tratamiento combinado sobre las células cancerosas: "Este es el primer tratamiento, luego de 10 años, que demuestra un aumento significativo de la sobrevida de esta grave enfermedad, llevándola a un promedio de 17 meses".

Un dato a destacar es que en la Argentina, la ANMAT, como organismo de control de la salud, permite combinar bevacizumab con carboplatino; y no sólo con las quimioterapias usadas en el ensayo clínico, que no representan adecuadamente la realidad de tratamiento en nuestro país.

La quimioterapia actúa sobre las células tumorales y el bevacizumab actúa sobre las células vecinas que rodean al tumor inhibiendo la acción de los factores angiogénicos, que producen nuevos vasos sanguíneos; permitiéndole al tumor crecer y diseminarse. Además la inhibición de estos factores produce la "normalización" de los vasos sanguíneos ya existentes en el tumor, que normalmente son anormales, y de esta manera permiten una mejor llegada de las drogas de quimioterapia al tumor.

Desafíos y sobrevida
Agrega Cáceres: "Hoy las nuevas terapias se prueban en estadios más avanzados y si los resultados son satisfactorios, a posteriori se empiezan a utilizar en estadíos más precoces".

Existen más de 100 tipos diferentes de VPH y cerca de 30-40 de ellos afectan al área genital. Si bien las infecciones por VPH suelen resolverse espontáneamente, eliminando el virus (se estima que afectará aproximadamente entre el 75% y 80% de los varones y mujeres en algún momento de sus vidas, aunque muchos ni se enterarán), hay personas en las que esto no ocurre y el VPH–que se contagia mediante cualquier actividad que involucre contacto sexual– puede causar consecuencias graves como CCU.

Los tipos 16 y 18 del virus provocan alrededor del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero y vaginal, mientras que los tipos 6 y 11 provocan aproximadamente el 90% de los casos de verrugas genitales en ambos sexos, así como las lesiones cervicouterinas y genitales de bajo grado y/o un Papanicolau anormal.

Al principio, el cáncer de cuello uterino puede no presentar signos ni síntomas, pero cuando ya está avanzado suele provocar sangrado o secreciones vaginales anormales. En la actualidad, existen dos tests que ayudan a prevenir o detectar precozmente la enfermedad: el tradicional Papanicolau (Pap), que busca lesiones precancerosas (cambios en las células) en el cuello uterino y se recomienda a partir de los 21 años; y el novedoso test de VPH, que busca directamente la presencia del virus en el organismo y se lo aconseja a partir de los 30 años.

Nuevo escenario
El nuevo método de diagnóstico test cobas VPH que detecta la presencia del virus del papiloma humano (VPH) a nivel molecular consigue determinar precozmente el riesgo de desarrollar CCU, y permite actuar antes de que la enfermedad se declare.


En abril del 2014, el test cobas® -desarrollado por el laboratorio Roche- fue autorizado por la autoridad sanitaria de los EEUU - la Food and Drug Administration (FDA)- como método descreening primario. Antes se utilizaba el Pap para este tipo de estudios del cáncer cervicouterino (CCU) en mujeres mayores de 25 años. Por eso, en Estados Unidos este tipo de análisis ya desplazó al Papanicolau como forma de detección primaria. En la Argentina está aprobado por la ANMAT y crece su uso tanto en el sector público como en el privado.

Poder usarlo como tamizaje primario significa que las mujeres tendrán la oportunidad de recibir un mejor y más seguro estándar de cuidado.

Nuevas oportunidades
El test cobas® VPH, que está aprobado en la Argentina ya se lo utiliza en varios centros privados e instituciones públicas, provee tanto el resultado del conjunto de 12 genotipos de VPH de alto riesgo como la detección individual de VPH 16 y VPH 18, los dos tipos virales responsables del 70% de los cánceres de cuello uterino.

Esta ventaja en la sobrevida en un estadio de enfermedad con escasas chances y recursos terapéuticos explica por qué el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), el riguroso órgano de control del Reino Unido, aprobó y decidió cubrir los costos del uso de bevacizumab en CCU en febrero de 2014. Esta medida pionera fue imitada por la FDA, que le dio luz verde en agosto de 2014, tras sólo 2 meses de evaluación. En Latinoamérica, este año también se aprobó en Ecuador, Paraguay y Uruguay.

La doctora Cáceres concluye para Infobae: "Es deseable que el test cobas VPH pueda ser incluido como estudio diagnóstico primario -casi obligatorio- para mujeres de más de 25 años; ya que sumado a la vacuna en niñas de 11 años contra el virus del HPV se fortalece el llamado "escudo protector" contra la enfermedad. Además debería incluirse dado que las lesiones intraepiteliales precursoras del cáncer de cuello están ligadas al HPV casi en forma universal".

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