Un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke y de la Universidad de Melbourne ha descubierto que las drogas adictivas como la cocaína o la heroína activan las mismas células nerviosas y conexiones cerebrales que un fuerte instinto ancestral: el apetito por la sal.
En experimentos con roedores, los investigadores identificaron ciertos genes que están regulados en el hipotálamo y controlan el equilibrio de sal, agua, la reproducción y otros ritmos biológicos. Y lo que es más interesante: comprobaron que los patrones de activación de estos genes que estimulan el comportamiento instintivo del apetito por la sal son idénticos a los que regulan la drogadicción, según publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
“Hemos demostrado que un instinto clásico, la ganas de consumir sal, posee la misma organización neural que origina adicción a los opiáceos y la cocaína", aclara Derek Denton, coautor del trabajo. Las vías profundamente arraigadas de un antiguo instinto pueden explicar por qué los tratamientos de desintoxicación basados en la abstinencia resultan tan complicados. Y ofrecer un argumento al éxito los tratamientos de desintoxicación que no implican la abstinencia, como la sustitución de la heroína por metadona y los cigarrillos por chicles o parches.
Además, el hallazgo “podría conducir a una nueva comprensión de las adicciones y las consecuencias perjudiciales de que los alimentos que favorecen la obesidad contengan demasiado de sodio", añade el neurobiólogo Wolfgang Liedtke. Todo apunta a que el consumo de sal en grandes cantidades provoca un mayor apetito por los alimentos. Además, cuando el apetito por la sal aumenta el hipotálamo se vuelve más sensible a los efectos de la dopamina, el neurotransmisor de la recompensa y el placer.
En la naturaleza, el apetito innato por la sal resulta clave para la supervivencia. Entre los animales salvajes, la capacidad de compensar rápidamente las necesidades de sodio del organismo lamiendo con avidez una solución con alto contenido en sal puede resultar vital en muchas circunstancias.
En experimentos con roedores, los investigadores identificaron ciertos genes que están regulados en el hipotálamo y controlan el equilibrio de sal, agua, la reproducción y otros ritmos biológicos. Y lo que es más interesante: comprobaron que los patrones de activación de estos genes que estimulan el comportamiento instintivo del apetito por la sal son idénticos a los que regulan la drogadicción, según publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
“Hemos demostrado que un instinto clásico, la ganas de consumir sal, posee la misma organización neural que origina adicción a los opiáceos y la cocaína", aclara Derek Denton, coautor del trabajo. Las vías profundamente arraigadas de un antiguo instinto pueden explicar por qué los tratamientos de desintoxicación basados en la abstinencia resultan tan complicados. Y ofrecer un argumento al éxito los tratamientos de desintoxicación que no implican la abstinencia, como la sustitución de la heroína por metadona y los cigarrillos por chicles o parches.
Además, el hallazgo “podría conducir a una nueva comprensión de las adicciones y las consecuencias perjudiciales de que los alimentos que favorecen la obesidad contengan demasiado de sodio", añade el neurobiólogo Wolfgang Liedtke. Todo apunta a que el consumo de sal en grandes cantidades provoca un mayor apetito por los alimentos. Además, cuando el apetito por la sal aumenta el hipotálamo se vuelve más sensible a los efectos de la dopamina, el neurotransmisor de la recompensa y el placer.
En la naturaleza, el apetito innato por la sal resulta clave para la supervivencia. Entre los animales salvajes, la capacidad de compensar rápidamente las necesidades de sodio del organismo lamiendo con avidez una solución con alto contenido en sal puede resultar vital en muchas circunstancias.
Maestro Miguel
ResponderEliminarMe parecio muy interesante esta lectura ya que aveces como jovenes comemos muchos alimentos con sal apesar de que escuchamos o nos dicen que es mala. Pero nunca nos dicen en que nos afecta a nuestro cuerpo sino solamente que nos engorda.
Gracias por su interes y aparte es algo que nos beneficia a nuestra salud.
Monica Argüelles