miércoles, 30 de octubre de 2024

El ADN: la molecula esencial para la vida, y el juguete de la evolución

Los seres vivos están sometidos a una ley biológica clara e implacable: su supervivencia no es más que una excusa para su reproducción, y esta no es más que la estrategia que siguen las moléculas de ADN para replicarse y perdurar, en un proceso inagotable que va transformando los organismos.

El universo está poblado de moléculas orquestadas por las leyes de la física y la química: permanecen o cambian, incluso alteran el medio que las rodea. La única que manipula su entorno de forma organizada, siguiendo un plan escrito en un código, es el ADN o ácido desoxirribonucleico. No se trata de un ácido caótico que causa efectos descontrolados sobre otros compuestos. Genera orden, utiliza la energía para que la materia baile a su son, y por eso es fascinante.

El ADN en el cuerpo humano lleva a cabo su gestión desde un búnker. Vive en el núcleo, un espacio aislado que existe en cada una de nuestras células y de las del resto de organismos eucariotas (como los hongos, las plantas y los animales). En otros organismos más elementales, como las bacterias, no tiene un apartamento privado y simplemente flota dentro de esa unidad de vida que es la célula, pero también ejerce de jefe. 

Nuestro ADN nunca sale del núcleo y envía sus órdenes a través de una copia (el ARN), la otra molécula con grandes habilidades gestoras que, por simplificar, dejaremos de lado. El ácido desoxirribonucleico muestra, desde luego, comportamiento de alto mandatario, como el director general de una empresa que habita en la zona más inaccesible del edificio y solo se comunica dando órdenes a sus secretarios.
El ADN se encuentra empaquetado en la cromatina, y organizado en cromosomas, en el núcleo de las células - Instituto Nacional de Investiga ción del Genoma Humano de Estados Unidos

Los humanos estamos constituidos por unos 40 billones de células, y en todas tenemos copias idénticas de la misma molécula de ADN. Los seres pluricelulares llevamos exactamente el mismo mensaje en cada célula. El de cada individuo es un texto único pero parecido al de los demás, una secuencia en la que se explica cómo se nos tiene que componer, dónde hay que colocar una oreja, dónde un riñón, cuándo deben empezar a fluir las hormonas, etcétera. Por eso, aunque haya sutiles diferencias entre sujetos, el texto es parecidísimo, todos tenemos las mismas piezas. De hecho, el texto de nuestro ADN es también muy similar al de todos los otros seres vivos en muchos aspectos, porque también explica, por ejemplo, cómo procesar la glucosa, algo que hacemos cada día los humanos, pero también las plantas, los hongos, las bacterias...

Las ventajas de la reproducción sexual
Nuestro texto personal está conformado por la unión de una parte de información de nuestra madre y otra de nuestro padre, que llevan en su óvulo y su espermatozoide respectivamente. Los hijos de la reproducción sexual somos así de complejos y necesitamos fusionar dos mitades del mensaje para existir, como los mapas del tesoro que requieren encontrar dos piezas para poder ser leídos.

Los seres vivos que se reproducen asexualmente lo tienen más fácil. Para su reproducción, su molécula de ADN simplemente se copia entera en una nueva célula. De este modo se generan réplicas exactas, aunque a veces imperfectas, como las Giocondas de los copistas que se sientan a las puertas del Louvre. Esas imitaciones no son inmaculadas, pero se distingue a la Mona Lisa. Los descendientes de la reproducción sexual somos más bien una mezcla de la Gioconda con el Inocencio X de Velázquez. En cualquier caso, ya sea por el método sexual o el asexual, el ADN es un fabuloso especialista a la hora de copiarse a sí mismo, da igual si es de forma sencilla o compleja, clonando o mezclando.

Aunque en todas las células de un individuo se encuentra la secuencia completa, distintas células de nuestro organismo leen diferentes fragmentos del texto del ADN. Por esta razón, en unas partes del cuerpo tenemos un hígado y en otras un cerebro, y por eso las células que forman los órganos ejecutan diversas misiones. La secuencia de ADN porta información para tareas muy variadas, como son las que ejecutan el cerebro y el hígado, pero sobre todo debe resultar exitosa al transmitir una orden: “Reprodúceme”. Si no incorporase indefectiblemente ese autoritario mensaje, habría desaparecido hace millones de años y el resto de sus singularidades no las podríamos observar; sus moléculas se habrían disgregado en la naturaleza llevando a cabo otras funciones de forma aislada e independiente.

Por tanto, no es extraño que todo lo que se construye a partir de la molécula de ADN se oriente en última instancia a la reproducción, aunque no lo detectemos si no nos fijamos muy concienzudamente. Por ejemplo, cuando se encuentran agotadas, las células que revisten nuestro intestino se dividen para dar lugar a nuevas células intestinales antes de desaparecer. Es cierto que no es habitual llamar reproducción a un evento tan prosaico como ese, pero en el fondo es muy parecido a lo que hacen los seres vivos con reproducción asexual, como las bacterias.

Otras de nuestras células, los espermatozoides y los óvulos –más atractivas que las intestinales–, se encargan de la reproducción propiamente dicha, la que supone la transmisión de nuestra genética a un nuevo individuo. Pero tanto en el caso del intestino como en el de las células reproductivas, el resultado es el mismo. En ambas situaciones se produce la transmisión del manual de instrucciones a una célula hija antes de que la célula madre se agote, o antes de que el cuerpo caduque.

Otras muchas células se encargan de dar soporte y facilitar que el evento reproductivo sea un éxito; por ejemplo, las neuronas. Aunque conseguirlo exige que se cumplan otros requisitos previos, como mantenerse con vida. El cerebro es el órgano más orientado a la reproducción a través de la supervivencia. El sistema nervioso central es el gran coordinador, pero todo nuestro cuerpo es una orquesta afinada, al menos durante los suficientes años para que sobrevivamos y lleguemos a reproducirnos.

Después, toda la coordinación decaerá, nos oxidaremos y degradaremos, y al final moriremos. Pero si antes de eso hemos conseguido pasar el testigo, la vida continuará, y ese es el ingenioso proceso que dirige con mano de hierro el ADN en todos los seres vivos, bien sea de forma simple, mediante la reproducción asexual, o tan compleja como la nuestra.

Si tuviera que quedarme con dos palabras para explicar la vida, elegiría dos: reproducción y ADN. Definir qué está vivo es muy complicado, pero es fácil reparar en que un coche no lo está y una planta o un gato sí, e incluso el hongo de la mermelada. En cuanto a los virus, que no son seres celulares, para algunos científicos están vivos y para otros no, y distintas disciplinas recurren a diversas definiciones en este debate. Los virus están constituidos de material genético (ADN o ARN) y se reproducen, como los gatos, las orquídeas y el hongo de tu queso. La diferencia es que su material genético apenas está arropado por algunas proteínas, así que para reproducirse necesitan invadir las células ajenas y usar la maquinaria de alta precisión que contienen estas.


La cadena de ADN
El ADN es una larguísima cadena de moléculas que se encadenan como las cuentas en un collar muy singular, que seduce a su entorno, a otras muchas moléculas, para que lean el código escrito en esa secuencia de cuentas. Esta irresistible seducción que ejerce el ADN sobre la materia que lo rodea es un fenómeno increíble, no existe nada parecido en el mundo macroscópico en el que vivimos. Es como si el collar de cuentas que luce una elegante dama en una concurrida fiesta supiese aprovecharse de los asistentes, de otras joyas y de los canapés y bebidas. O como si la tarjeta SIM de un teléfono móvil lo supiese manipular para que fabricase otros teléfonos en los que introducir copias de sí misma.

Esto es así porque en algún momento de la historia temprana de la Tierra, hace unos 4000 millones de años, la materia se juntó para formar una molécula que cambiaría para siempre todo lo que nos importa. Esa molécula era la antepasada de lo que hoy llamamos ADN (quizá era más parecida al ARN). Sea como fuere estructuralmente, lo interesante es que esa molécula empezó una cadena de eventos que no se ha detenido y que llega hasta cada uno de nosotros: usar lo que tiene a su alrededor y gastar energía para perpetuarse.

En la naturaleza, la tendencia al caos implica que todo lo organizado se estropea, así que si surge una esfera de paredes grasientas semejante a una célula, sabemos que acabará desapareciendo como una pompa de jabón. De la misma manera que sabemos que, antes o después, el edificio que ves por tu ventana será una ruina. Todo se degrada con el paso del tiempo, es inevitable, aunque para retrasarlo siempre podemos gastar un poco de energía: en reparar las fachadas o los cimientos, por ejemplo.

La lucha del orden contra el caos
En un caso único de lucha contra el desorden, ese antepasado de nuestro ADN se rodeó de una membrana externa en forma de muro, formando una protocélula, que no se colapsó ni desapareció. Perduró porque el proto-ADN encontró una fórmula exitosa fascinante: copiarse antes de que se degradase su propia estructura y la pompa que lo albergaba, usando para ello las moléculas que tenía a mano y produciendo una nueva protocélula. De esta manera, el proto-ADN esquivó la desaparición e inventó la reproducción en su forma más básica: de una protocélula oxidada y caduca a una nueva fabricada con nuevos materiales e idéntica estructura. Como si el edificio de bloques de al lado de tu casa supiese replicarse cuando empieza a agrietarse.

Lo que une a todos los seres vivos –desde la bacteria más primitiva hasta los miembros de la banda de rock Siniestro Total– es que somos descendientes lejanos de ese proto-ADN; la que llevamos en cada una de nuestras células es una más de esas copias que aprendió a producir antes de degradarse. Así que el ADN ha sido capaz de montar un código enlazando fosfatos, pentosas y bases nitrogenadas, es decir, juntando carbonos, hidrógenos, oxígenos, nitrógenos y fósforo para dejar copias de sí mismo, sacar una copia de su texto antes de que desaparezca el organismo o la célula que lo alberga.

Evidentemente esto no sucedió de forma planificada, tuvo que surgir por azar esa molécula que pudiese recoger semejante manual de instrucciones, y, posiblemente, antes y después ocurrirían muchos otros intentos fallidos. Aunque quizá en todo el universo nunca más haya tenido éxito otro fenómeno similar. Que exista la vida es sorprendente; sin embargo, lo que no extraña es que haya sido un proceso con un resultado tan feliz. Una vez arrancada la dinámica que impone el ADN, es difícil detenerla. Es como poner una central nuclear a toda máquina, lo complicado después es pararla.
En 1953, James Watson (izquierda) y Francis Crick descubrieron la estructura de la molécula de ADN, gracias a investigaciones previas de Rosalind Franklin - AGE

El milagro de la mutación
El ácido desoxirribonucleico nos reserva otra sorpresa, además de la que ya supone su inconsciente intención de autoperpetuarse: no se ha conformado con ser una molécula que se replica a sí misma dentro de una célula, sino que se ha diversificado en distintas especies, algunas de ellas realmente sorprendentes y complejas, como nosotros mismos, o las orquídeas, o los sapos… Entes coordinados constituidos por millones de células que llevan la misma copia de ADN con habilidad para reproducirse en cada una de ellas.

En su origen, el antepasado del ADN era modesto, vivía en una protocélula y no se organizaba en grupos. Todo eso vino después, cuando en su secuencia empezó a haber más texto, más ideas de relleno. Al inicio, la secuencia solamente decía: “Cópiate antes de colapsar”, y después fue añadiendo texto: “Dirígete hacia las fuentes de carbono y cópiate antes de colapsarte”. Pasaron unos cuantos miles de millones de años y empezó a decir: “Fabrica otras esferas y únete a ellas, dirígete hacia las fuentes de carbono y cópiate antes de colapsar”. La secuencia iba añadiendo discurso a su mensaje, igual que los anuncios de la televisión se han sofisticado con el paso de los años para seguir diciendo finalmente lo mismo: “Cómprame”.

El discurso del ADN se ha complicado tanto en algunas especies, que en ellas reproducirse no es tan simple como copiar una célula. Para conseguir su objetivo, muchas moléculas de ADN necesitan que un cuerpo entero se coordine con otro antes de cumplir con esa frase de “y cópiate antes de colapsar” que lleva el ADN de cualquier ser vivo (al menos de los que prevalecen). Desde luego, si el ADN fuese consciente nunca habría inventado la reproducción sexual, salvo que se hubiera querido complicar las cosas, pero es que no nos encontramos ante un proceso lógico, sino desbocado.

Es como si para fotocopiar un folio necesitásemos duplicar también la fotocopiadora. ¿Pero qué más da que sea muy complicado si funciona? Por las autopistas no solo circulan los coches más rápidos y modernos, también hay vehículos antiguos y motos, en muchos casos guiados por conductores que no tienen prisa en alcanzar su destino, aunque al final todos quieran llegar a uno. El planeta está repleto de seres que albergan moléculas de ADN diferentes en mayor o menor grado. Todas, ya se encuentren en un protozoo, un peral o un escarabajo, empaquetan la información para conseguir la reproducción, sea de una u otra manera.
La mutación nos puede ayudar a entender por qué el ácido desoxirribonucleico ha encontrado tantas formas de hacer que se cumpla su mensaje de perpetuación, algunas tan extrañas como la pluricelularidad o la reproducción sexual. Solamente por existir, la molécula de ADN está expuesta a sufrir cambios que llamamos mutaciones. Además, en su imparable hábito de autorreplicarse comete errores, despistes de la maquinaria copista. Por tanto, es muy cambiante. La mutación explica el origen de los lunares de nuestra piel donde antes había células normales, el de los tumores en nuestros órganos y tejidos, y las alteraciones de las que surgen nuevos rasgos, individuos y especies. Las mutaciones pueden tener efectos muy distintos según qué parte del texto del ADN se vea afectada. Si no impiden que la molécula de ADN portadora se reproduzca, esos cambios podrán pasar de generación en generación e introducir novedades en el árbol de la vida.

La mutación, por lo tanto, explica el origen de formas más complicadas de subsistir para el ADN que la simple protocélula original que se dividía. Por eso, los organismos que han evolucionado menos desde el origen de la vida –es el caso de algunas bacterias– subsisten gracias a ese tipo de reproducción asexual, partién­dose en dos. Las mutaciones en el ADN generan novedades en los individuos portadores, y ocurren porque esta molécula se oxida, se estropea y acaba cometiendo errores al copiarse. Una vez originadas, estas transformaciones permanecerán o desaparecerán, dependiendo de cómo les vaya a sus hospedadores, sean una simple célula o un organismo tan complicado como el nuestro o el de otros animales.

La selección de mutantes en acción
Por ejemplo, imaginemos una nueva mantis religiosa macho mutante que surgiese con dos cambios potentes en su ADN. Uno de ellos desencadena una cascada de eventos genéticos que se traducen en una pérdida de la habilidad de reconocer a las hembras; sería un macho sin interés por copular. Pero su segunda mutación lo dota de una extraordinaria capacidad en su sistema nervioso que implica unos increíbles reflejos para cazar saltamontes. Esta mantis se alimentaría muy bien y podría llevar una larga vida de alrededor de un año, pero las nuevas características de su ADN desaparecerían al morir junto con toda la molécula, porque si no se reproduce, no dejará copias.

Imaginemos ahora otra mantis religiosa macho con una mutación distinta, que la hiciera salir tempranamente del huevo y ya capaz de detectar hembras. Con solo un día de vida este ejemplar encuentra pareja, copula y es devorado a continuación por la hembra, como suele pasar en esta especie de insecto. Esta mantis mutante no sería una superviviente nata, desde luego, pero sí muy eficaz al pasar sus genes a la siguiente generación: lo haría recién nacida, de modo que podrían surgir más individuos semejantes con la misma capacidad.

Las mutaciones ocurren al azar, y sus efectos pueden ser deletéreos (cuando disminuyen la capacidad del individuo para sobrevivir y reproducirse), beneficiosos o neutros. En nuestro ejemplo no sabemos cuál sería el futuro de la especie, quizá convivirían las mantis preexistentes con estas mutantes tan sexuales, pero desde luego desaparecerían las mutantes que no copulan. Vista de una manera sintética, la selección natural es el término que empleamos para describir el éxito o el fracaso de una de estas novedades tras surgir. Aunque los mecanismos del cambio evolutivo en la naturaleza son menos simples que estos casos inventados.

De cualquier forma, esta historia de las mantis nos permite observar algo no siempre contemplado: reproducirse es lo que importa en la persistencia de la vida, la supervivencia es solo un trámite para la reproducción. La estirpe de la mantis que vivía un año se extingue porque no transmite su ADN. La mantis que duraba poco se lo pasa muy fácilmente a la siguiente generación, y aunque casi no disfrute de la vida, seguirán existiendo copias de su genoma.

Una molécula hecha para perpetuarse
En resumen, lo que nunca falta entre la abundante información del ADN son instrucciones para que pueda reproducirse él mismo, y este mensaje es el que ha seguido una línea constante desde la charca originaria y la primera protocélula, en un fenómeno singular que lleva miles de millones de años a sus espaldas.

Que una molécula atraiga y controle a otras para que saquen copias de ella antes de que se desmorone es un hecho más que añadir al catálogo de los procesos químicos, pero también es vida, algo único que aún no hemos encontrado en ningún otro lugar del universo. Los seres vivos hemos sido óptimos aliados para ello, envases de lujo para el hábito más raro de la naturaleza, la reproducción.

Si nos queremos sentir todavía más insignificantes, podemos recordar que los virus –y otros entes elementales como los viroides–, que son la menor expresión de esa manía reproductiva del ADN, ni siquiera tienen célula propia. Solo poseen el mínimo material genético necesario para reproducirse invadiendo organismos: son el mensaje básico del ADN, todo lo que necesita este para perpetuarse, una frase. Y el resto es decorado.

Científicos descubren que los perritos están entrando en una nueva fase de la evolución

Eviado por 

VALERIA ATZIYADE RAMIREZ CRUZ

En la actualidad, los perritos se han convertido en verdaderos integrantes de la familia y han pasado de ser solo mascotas a compañeros leales que traen alegría y amor a los hogares de millones de personas.

Incluso, muchos dueños consideran a sus lomitos como sus mejores amigos, compartiendo momentos cotidianos, celebraciones y hasta vacaciones juntos.

Esta conexión especial se refleja en la forma en que cuidamos de ellos, brindándoles atención, cariño y hasta tratamientos de salud que antes eran impensables. Los perritos hoy en día no solo enriquecen nuestras vidas, sino que también nos enseñan sobre empatía, responsabilidad y el valor de la compañía incondicional.

Sin embargo, al parecer este comportamiento de los humanos con los perritos está provocando un cambio en la evolución de estos animales que los científicos están estudiando para entender como impactará en la vida de estas mascotas.

Así están cambiando los humanos la evolución de los perritos
De acuerdo con científicos, los perritos podrían estar viviendo una nueva era de domesticación, impulsada por el anhelo de los humanos de tener compañeros que sean amigables, tranquilos y perfectos para un estilo de vida más sedentario.

Hace apenas unas décadas, los lomitos eran vistos principalmente como animales de trabajo, dedicados a cazar plagas, pastorear ganado y proteger el hogar.

Sin embargo, en la actualidad, la búsqueda de compañía y afecto se ha vuelto una prioridad mucho más significativa para los dueños de mascotas.

Los científicos han descubierto que este cambio ha aumentado los niveles de una hormona responsable del vínculo social en los perros, y especialmente en los perros de servicio.

Este cambio refleja un profundo deseo de conexión y calidez en nuestras vidas, donde los perros no solo son amigos leales, sino también parte fundamental de nuestras familias.

Un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Linköping, Suecia, reveló que la hormona oxitocina es la clave que impulsa a los perros a buscar el contacto con sus dueños, incluida su voluntad de "pedir ayuda" cuando se enfrentan a un problema difícil.

A medida que los humanos domesticaron a los lobos, transformándolos en las cariñosas mascotas que conocemos hoy, la sensibilidad de los perros a la oxitocina fue aumentando, según los investigadores.

Estos hallazgos ofrecen una idea de cómo la domesticación ha alterado los genes que influyen en las habilidades sociales de los perros. Ahora, los expertos caninos Brian Hare y Vanessa Woods dijeron que los rasgos de comportamiento de los perros están experimentando una tercera ola de domesticación.

Este proceso, estaría más centrado en adaptar las personalidades de los perros a nuestro mundo moderno, Woods y Hare creen que los humanos deberían asumir un papel activo para facilitar este proceso.

"Para la felicidad de los perros y sus dueños, los humanos necesitan criar y entrenar más perros como animales de servicio, embarcándose en una nueva ola de domesticación de perros para ayudarlos a adaptarse al nuevo mundo que hemos creado", escribieron.

Esta fascinante conexión hormonal podría explicar por qué nuestros amigos peludos son tan afectuosos y deseosos de estar cerca de nosotros. Es una muestra más de cómo el amor y la lealtad se han entrelazado.

martes, 29 de octubre de 2024

¿Cuál fue la primera molécula que se formó en el universo?

 Enviado por 

VALERIA ATZIYADE RAMIREZ CRUZ

Cuando pensamos en los primeros instantes del Universo, tras el Big Bang, podríamos imaginar que las primeras moléculas en formarse fueron las más simples y familiares para nosotros, como el hidrógeno molecular (H₂) o el helio molecular (He₂). Ambos elementos son los más abundantes en el cosmos y resulta lógico suponer que, al ser tan comunes, también serían los primeros en unirse para formar moléculas. Sin embargo, la historia de las primeras moléculas del Universo no sigue un camino tan predecible.

El Universo en sus primeros momentos era un lugar extremo: extremadamente caliente, lleno de partículas subatómicas y radiación. A medida que el cosmos se fue enfriando, aparecieron los primeros átomos, principalmente hidrógeno y helio, los ingredientes básicos para las moléculas. Pero la primera molécula que surgió no fue ni H₂ ni He₂, sino algo mucho más exótico y sorprendente: el hidruro de helio (HeH⁺). Esta molécula, a veces llamada "la molécula que no debería existir", tiene una historia fascinante que nos transporta a los primeros momentos de la historia de nuestro Universo.

LA PRIMERA MOLÉCULA
El hidruro de helio (HeH⁺) es una molécula compuesta por un átomo de helio y un protón de hidrógeno. Esta molécula apareció cuando el Universo tenía unos 100.000 años de antigüedad, lo cual en términos cósmicos es apenas un suspiro después del Big Bang. Pero ¿cómo es posible que esta molécula, y no alguna más común como el H₂, fuese la primera?

Para entenderlo, debemos recordar que, en el Universo temprano, los átomos más sencillos y ligeros, como el hidrógeno y el helio, dominaban el escenario. El helio, aunque no es muy reactivo bajo condiciones normales, estaba en un entorno tan extremo que, en ciertos momentos, podía unirse al hidrógeno ionizado (protones). Así, en este contexto de altas temperaturas y energías, el helio neutral logró capturar un protón de hidrógeno, formando el hidruro de helio.

Esta molécula no es algo que esperaríamos ver bajo condiciones comunes en la Tierra porque es extremadamente inestable. De hecho, durante mucho tiempo, su existencia era más una hipótesis que algo comprobado, y su detección en el espacio fue motivo de gran emoción para toda la comunidad científica.

LA MOLÉCULA QUE NO DEBERÍA EXISTIR
El hidruro de helio es un poco como un rompecabezas cósmico. A pesar de ser la primera molécula en formarse, su estabilidad es tan limitada que podríamos pensar que no debería existir en absoluto. Generalmente, el helio no se mezcla con otros átomos y no tiende a formar enlaces químicos. Por esta razón, cuando los científicos comenzaron a estudiar la química del Universo temprano, la idea de que el helio formara una molécula con el hidrógeno resultaba asombrosa y difícil de creer.

No fue hasta 2019 que los científicos lograron detectar la presencia de hidruro de helio en el espacio, confirmando finalmente lo que por años había sido solo una teoría. Lo encontraron en la nebulosa planetaria NGC 7027, un tipo de nube de gas que rodea a una estrella moribunda, usando un sofisticado observatorio aéreo llamado SOFIA (Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy). Este hallazgo fue como descubrir una reliquia de los primeros tiempos del Universo, un eco químico que nos conecta con los primeros minutos después del Big Bang.

La razón por la que el hidruro de helio no es común hoy en día se debe a su extrema inestabilidad. En cuanto las condiciones del Universo se hicieron más frías y las estrellas comenzaron a formarse, otras moléculas, como el H₂, comenzaron a dominar el panorama. Así, el HeH⁺ se fue desvaneciendo, convirtiéndose en una rareza cósmica, casi como una pieza de museo que solo podemos encontrar en ciertos rincones del espacio.

UN TESTIMONIO DEL PASADO
Aparte de ser la primera molécula del Universo, el hidruro de helio tiene algunas características que lo hacen particularmente interesante para la ciencia. En primer lugar, su existencia es una prueba de cómo funcionaban las leyes de la química en el universo primigenio. Al estudiar moléculas como el HeH⁺, los científicos pueden entender mejor cómo se comportaban los átomos y las partículas en las primeras etapas del cosmos, mucho antes de que las estrellas y galaxias comenzaran a formarse.

Otra curiosidad es que el hidruro de helio también tiene un papel en el estudio de los procesos estelares actuales. Por ejemplo, su detección en nebulosas planetarias, como la famosa NGC 7027, ayuda a los astrónomos a entender cómo las estrellas viejas, al morir, influyen en la química del espacio a su alrededor.

Además, aunque su formación en el Universo actual es extremadamente rara, los científicos han logrado recrear esta molécula en laboratorios en la Tierra, lo que nos permite estudiar su comportamiento en detalle. Es una ventana a un tiempo remoto que ya no existe, pero que aún deja su huella en la química del espacio.

sábado, 26 de octubre de 2024

Síndrome de Alejandria

En el Londres del siglo XIV, una joven llamada Alexandria Augustine nació con unos ojos azules que, con el paso de los años, adquirieron un tono violeta intenso. Este fenómeno, que cautivó tanto a médicos como a curiosos de la época, dio origen a lo que hoy conocemos como el "síndrome de Alejandría". Según la leyenda, este raro trastorno genético, que se dice afecta únicamente a las mujeres, no solo altera el color de sus ojos, sino que también les confiere características extraordinarias, desde una longevidad excepcional hasta una resistencia única a la luz solar. Este síndrome, que combina elementos de la genética con el misticismo de los tiempos medievales, ha persistido en el imaginario colectivo, despertando tanta fascinación como escepticismo. ¿Pero cuánto hay de cierto en esta misteriosa condición? Acompáñenos en un viaje entre la ciencia y el mito, mientras exploramos la verdadera historia detrás del síndrome de Alejandría.


El origen del mito
En el siglo XIV, Europa se encontraba sumergida en una era de transformaciones profundas y a menudo turbulentas. La Peste Negra había diezmado una gran parte de la población, lo que generaba un clima de incertidumbre y miedo que alimentaba la superstición y el misticismo. En este contexto, lo sobrenatural era un tema de fascinación y una explicación común a los fenómenos inexplicables de la época. La medicina estaba en sus etapas más rudimentarias, y la comprensión de la genética era inexistente, lo que dejaba un amplio margen para la interpretación mágica o divina de las peculiaridades físicas.

Alexandria Augustine, una joven londinense que experimentó un cambio en el color de sus ojos de un azul común a un violeta profundo, se convirtió en un símbolo de esta fascinación por lo extraordinario. Los relatos de su vida y su condición se mezclaron con la mitología local y las narrativas folclóricas, transformando su historia en una leyenda. Lo que podría haber sido una rara anomalía genética se convirtió en la piedra angular del mito del "síndrome de Alejandría". Su caso, inicialmente discutido en círculos médicos y luego llevado a las esferas de lo paranormal, ilustra cómo los hechos históricos pueden entrelazarse con la ficción para crear relatos que perduran a través de los siglos, reflejando las esperanzas, miedos y fascinaciones de una era.

Supuestos síntomas del síndrome de Alejandría
El "síndrome de Alejandría" se describe con una lista de síntomas tan fascinantes como improbables. El más distintivo es, sin duda, el cambio de color en los ojos de quienes lo padecen, que pasarían de un tono azul común a un violeta profundo y cautivador. Pero los misterios de este síndrome no se detienen allí. Según la leyenda, las mujeres afectadas poseen también una piel excepcionalmente pálida que puede soportar el sol sin quemarse, una característica que rompe las normas dermatológicas conocidas.

Además, se les atribuye una ausencia casi total de vello corporal, una falta de menstruación que no afecta su fertilidad y una longevidad extraordinaria, llegando algunas a vivir entre 120 y 150 años. Estos síntomas, que parecen sacados de un cuento de hadas o de una historia de ciencia ficción, dotan a las supuestas afectadas de una apariencia etérea y juvenil durante más tiempo del imaginable.

Tales características han capturado la imaginación de la cultura popular y los medios de comunicación, transformando al "síndrome de Alejandría" en un tema recurrente de especulación y fascinación. El atractivo de estas mujeres casi sobrehumanas, con habilidades y atributos que rozan lo fantástico, está relacionado con los deseos universales de belleza inusual, juventud perpetua y salud excepcional. En un mundo que valora la perfección y lo extraordinario, el síndrome de Alejandría ofrece un perfecto escape narrativo, uno que mezcla lo misterioso con lo deseable en igual medida.


Investigación sobre el síndrome de Alejandría: la ciencia lo desmiente
Desde una perspectiva científica, los síntomas descritos en el "síndrome de Alejandría" carecen de fundamento biológico. La genética moderna y la dermatología ofrecen explicaciones claras que contradicen las características atribuidas a esta supuesta condición. Por ejemplo, la idea de que una piel extremadamente pálida pueda resistir la radiación solar sin quemarse contradice la evidencia médica de cómo la melanina protege la piel de los daños UV. Según el dermatólogo James Spencer, la melanina es esencial para proteger contra los rayos UV, y una falta de ella aumenta el riesgo de daño solar y cáncer de piel.

En cuanto al color de los ojos, los cambios de un azul a un violeta no se deben a una mutación genética que afecte solo a mujeres. Lluís Montoliu, especialista en genética, explica que los colores de ojos menos comunes, como el violeta, no son resultado de una nueva pigmentación, sino de la dispersión de la luz y la cantidad de melanina presente en el iris.

Asimismo, la ausencia de menstruación combinada con fertilidad es biológicamente improbable, y la longevidad extrema citada no tiene respaldo en estudios epidemiológicos. “No hay evidencia científica de que la genética por sí sola pueda extender la vida humana más allá de los límites documentados”, según la gerontóloga Sarah Harper.

En resumen, aunque el síndrome de Alejandría presenta una narrativa intrigante, no resiste el escrutinio científico riguroso. Se trata más de un mito alimentado por deseos y fascinación cultural que de una condición médica real.

Realidad vs. ficción
El mito del "síndrome de Alejandría" resuena profundamente en una sociedad obsesionada con la belleza, la juventud y la perfección. Esta leyenda refleja y amplifica las ansiedades culturales sobre la identidad y los ideales estéticos inalcanzables, mostrando cómo los mitos pueden formar y distorsionar nuestras percepciones de lo normal y lo deseable. En una era donde la apariencia puede ser editada y presentada en plataformas digitales, el síndrome se convierte en un espejo de las expectativas irreales que muchas veces se promueven a través de los medios.

Internet y las redes sociales han jugado un papel crucial en la propagación de mitos médicos como el síndrome de Alejandría. Estas plataformas proporcionan un terreno fértil para la difusión rápida de información, sin la verificación adecuada, permitiendo que historias fascinantes pero infundadas ganen tracción y credibilidad. Este fenómeno destaca la necesidad crítica de alfabetización mediática y científica para discernir entre hechos y ficción en nuestra búsqueda de comprensión y autoaceptación.


El "síndrome de Alejandría" nos recuerda la delgada línea que existe entre realidad y mito, especialmente cuando se trata de interpretar lo desconocido. Este caso subraya la importancia de cuestionar y no aceptar ciegamente las afirmaciones extraordinarias sin evidencia sólida. Como lectores y consumidores de información, nos corresponde cultivar un escepticismo saludable y una curiosidad que nos lleve a buscar fundamentos científicos firmes. Esperamos que este viaje a través del mito de Alejandría inspire una mayor apreciación por la ciencia y su capacidad para iluminar la verdad en nuestro mundo lleno de maravillas y misterios.

DÍA INTERNACIONAL CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

El 24 de octubre celebramos este importante tema, para alertar sobre los efectos nocivos y devastadores del cambio CLIMÁTICO EN EL PLANETA

Esta efeméride no ha sido proclamada oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, este organismo apoya la iniciativa de generar acciones para contrarrestar el cambio climático.

Relacionado con esta celebración, la ONU proclamó también el Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el 5 de junio, con el objetivo de sensibilizar a la población mundial en relación a temas ambientales y movilizar a los gobiernos para que actúen en este ámbito.

¿POR QUÉ SE CELEBRA EL DÍA MUNDIAL CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Podemos definir el cambio climático como la variación global del clima y la temperatura del planeta, generada a largo plazo por causas naturales.

En el último siglo la contaminación generada por la actividad humana ha acelerado este proceso a una velocidad alarmante debido a la emisión de los gases de efecto invernadero generados por factores tales como la quema de combustibles fósiles, el uso del suelo, el uso de la energía y las actividades industriales.

Estos gases ocasionan un incremento de las temperaturas, generando el fenómeno del calentamiento global, causante del cambio climático. Algunos de los efectos a nivel global son los siguientes:

  • Incremento de las temperaturas medias.
  • Incremento del nivel del mar.
  • Deshielo en el Ártico.
  • Incremento de eventos climáticos extremos: sequías, incendios, escasez de agua e inundaciones.
En tal sentido, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU afirma en su informe del año 2021 titulado "Cambio Climático 2021: bases físicas" que el calentamiento global se intensifica con gran rapidez, siendo inminente la reducción sustancial de las emisiones de gases por el efecto invernadero.

¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO?
El principal contribuyente del cambio climático es el efecto invernadero, ocasionado por cierto tipos de gases como el dióxido de carbono (CO2).

En teoría, la liberación de este tipo de gases se considera natural y adecuada para la supervivencia de muchas especies terrestres, pero desde la época de la industrialización hasta la actualidad, la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) liberados al medio ambiente han superado con creces los niveles de los últimos tres millones de años.

LAS CAUSAS QUE SE RELACIONAN CIENTÍFICAMENTE CON ESTE FENÓMENO SON LAS SIGUIENTES:
La concentración de gases de efecto invernadero está directamente relacionada con la temperatura media de la tierra.
Desde la Revolución Industrial la emisión de gases ha ido en incremento.

De entre todos los tipos de gases de efecto invernadero, el más propagado y que representa dos tercios de todos los tipos de GEI es el dióxido de carbono. Esto se debe principalmente a la quema de combustible fósil.

La industrialización genera gran parte de gases de efecto invernadero

INSTRUMENTOS JURÍDICOS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO.
En el actual desafío del planeta para contrarrestar los efectos nocivos del cambio climático se han generado esfuerzos mancomunados entre las naciones mundo, tales como la emisión de los siguientes instrumentos jurídicos:

CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO: Este instrumento se originó en el año 1992, en el marco de la Cumbre para la Tierra. Su principal objetivo radica en la generación de acciones para prevenir la intervención humana en el sistema climático. Actualmente 197 países han ratificado esta Convención.

PROTOCOLO DE KYOTO: La comunidad internacional inició negociaciones en 1995, a fin de fortalecer la respuesta mundial frente al cambio climático, mediante el cumplimiento de metas para la reducción de emisiones de gases. Han firmado 192 países.

ACUERDO DE PARÍS: En la 21ª Conferencia de París celebrada en el año 2015 se firmó el Acuerdo de París, con la finalidad de reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, mediante el mantenimiento de la temperatura mundial por debajo de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales. Igualmente se aunarán esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C.

¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA MITIGAR EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Todas las personas estamos en la obligación de poner nuestro granito de arena por el planeta. Te ofrecemos algunos consejos que pueden ayudar a marcar la diferencia en la disminución de los efectos del cambio climático:
En la medida de las posibilidades utiliza fuentes de energía renovables (energía solar, eólica, marina, geotérmica, entre otras).

Compra productos que provengan de material reciclado o materiales naturales, que sean biodegradables.

Haz el mantenimiento preventivo y continuo a dispositivos, equipos electrónicos y vehículos, siendo preferible repararlos que sustituirlos por completo.

Apoya el comercio local de productos naturales u orgánicos.
Compra equipos electrodomésticos de bajo consumo.

CUMBRES CLIMÁTICAS DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
Las cumbres sobre el clima en los últimos cinco años han sido fundamentales en el esfuerzo global por enfrentar la crisis climática. Estas reuniones internacionales han reunido a líderes mundiales, científicos, activistas y representantes de la sociedad civil para discutir y acordar medidas destinadas a mitigar el cambio climático, adaptarse a sus impactos y proteger el medio ambiente. A continuación, repasamos las principales cumbres celebradas desde 2019 hasta 2023.

COP25 - MADRID, 2019
Originalmente prevista en Chile, la COP25 terminó celebrándose en Madrid bajo la presidencia chilena. Esta cumbre se centró en la implementación del Acuerdo de París, especialmente en los artículos relacionados con los mercados de carbono (artículo 6). Sin embargo, los resultados fueron decepcionantes para muchos observadores, ya que no se lograron avances significativos en temas clave como la financiación climática y los compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones. Las discusiones se centraron en cómo los países debían cumplir sus promesas anteriores, pero las tensiones políticas entre las principales potencias dificultaron avances concretos.

COP26 - GLASGOW, 2021
La COP26, originalmente programada para 2020 pero aplazada debido a la pandemia de COVID-19, fue una cumbre decisiva. Celebrada en Glasgow, Reino Unido, su objetivo principal era actualizar los compromisos nacionales (NDCs, por sus siglas en inglés) bajo el Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países presentaron nuevos planes de acción climática, y se acordó una meta global para mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C. Uno de los avances más destacados fue el compromiso para reducir el uso del carbón, aunque no se alcanzó un acuerdo para su eliminación total. También se reafirmó la necesidad de financiación, prometiendo a los países en desarrollo 100 mil millones de dólares anuales para enfrentar los impactos del cambio climático.

COP27 - SHARMA EL-SHEIJ, 2022
La COP27, celebrada en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij, fue marcada por un enfoque en la "justicia climática". Los países en desarrollo, que a menudo sufren los peores impactos del cambio climático sin ser responsables de gran parte de las emisiones globales, impulsaron con fuerza la creación de un fondo de "pérdidas y daños" para compensar los impactos climáticos. Después de negociaciones difíciles, se acordó establecer este fondo, lo que fue considerado un éxito histórico para los países más vulnerables. Sin embargo, la cumbre fue criticada por no abordar suficientemente la reducción de emisiones a largo plazo, lo que deja en duda si se alcanzarán los objetivos del Acuerdo de París.

COP28 - DUBÁI, 2023
La COP28 se centró en evaluar los avances de las metas globales a medio y largo plazo. A medida que las evidencias del cambio climático se hacen más visibles y urgentes, con fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, la presión para que los países presenten compromisos más ambiciosos ha ido en aumento. Los principales temas discutidos incluyeron la transición energética, la financiación para la adaptación al cambio climático y la necesidad de alianzas público-privadas para impulsar soluciones tecnológicas. Dubái, como sede de la COP28, ha sido un lugar controvertido debido a su rol como uno de los mayores productores de petróleo del mundo, pero también ha buscado presentarse como un ejemplo de diversificación energética hacia fuentes renovables.

¿CÓMO PODEMOS CELEBRAR EL DÍA INTERNACIONAL CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Te invitamos a proponer ideas para ayudar al planeta. Cualquier proyecto será bienvenido: poner paneles solares en el techo de tu hogar, limpiar una playa o crear un grupo de manualidades recicladas en tu localidad. Toda acción, por pequeña que sea, suma puntos para tener un planeta sano por muchos años más.
Puedes obtener más información acerca de temas relacionados con esta efeméride. Existen en nuestro calendario varios días mundiales e internacionales relacionados con el clima y el medio ambiente, como son:
La Hora del Planeta
Día Mundial de la Eficiencia Energética
Día Mundial del Agua
Día Internacional de la Madre Tierra
Día Mundial del Reciclaje
Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico
Comparte información útil e interesante en las redes sociales acerca del Día Internacional contra el Cambio Climático, con las etiquetas #DíaInternacionalContraElCambioClimático #CambioClimático











sábado, 19 de octubre de 2024

Amenaza pez león biodiversidad de santuario costero

La proliferación del pez león en aguas de la Península de Yucatán va en aumento con la detección de esta especie invasiva en el recién decretado Parque Nacional Bajos del Norte, advirtió el responsable de la oficina de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), Pastor Contreras Avilés.

“Es raro ver al pez león en la costa, principalmente está en los parques nacionales Arrecife Alacranes y Bajos del Norte. Continúan los estudios relacionados con esta especie exótica que afecta el Golfo de México, sólo que están a cargo del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca). El brazo de investigación que existe en la Conapesca es Inapesca, sin embargo, el Parque Nacional Bajos del Norte, está a cargo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)”, explicó.

Pastor Contreras dijo que, de acuerdo con los pescadores, los avistamientos se registran en las partes profundas y en las zonas arrecifales en comparación con la zona costera y que, hasta el momento, siguen las investigaciones relacionadas con esta especie, pero desconoce el respetivo avance.

Como se recordará, el Parque Nacional Bajos del Norte fue decretado como tal el pasado 8 de enero y forma parte de las 44 Áreas Naturales Protegidas (ANP). Se ubica en el Golfo de México, a 240 kilómetros de Progreso, en el cual habitan 679 especies que incluyen peces, corales, reptiles, esponjas, moluscos, tortugas marinas, y crustáceos, entre otras.
Datos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) revelan que desde la década de los ochenta, las poblaciones de pez león (como se les conoce a Pterois volitans y Pterois miles) se han expandido del Golfo de México hacia diversas regiones, representando una amenaza ambiental para los ecosistemas marinos.

A partir del año 2009 se presentaron los primeros reportes de pez león (Pterois volitans) en aguas mexicanas, y es en ese mismo año cuando iniciaron los esfuerzos por parte de la Conanp para su monitoreo y control como especie exótica.

Los ejemplares juveniles de pez león tienen una gran capacidad para desplazarse junto con las corrientes marinas, lo que les ha permitido llegar de las zonas del Caribe a las aguas del Golfo de México en muy corto tiempo.

A principios de 2010, en el Arrecife Alacranes se realizaron los primeros monitoreos dirigidos específicamente a determinar la presencia de dicha especie en el parque, con el apoyo de universidades locales y las cooperativas de pescadores de langosta. A mediados de ese mismo año, se implementaron las primeras medidas de control.

Durante 2011 y 2012, se desarrollaron programas de empleo temporal para la captura del pez león, con la contratación de 40 pescadores de la zona por año, a los cuales se les proporcionó el equipo necesario.

Como resultado de estas actividades se controló la presencia de esta especie en una superficie de 6 mil hectáreas de zona protegida, recolectando 600 kg de peces, en lo va del programa.

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