PAULINA BRAVO CIRILO
La edición genética CRISPR se ha convertido en apenas una década en el método más revolucionario para modificar los genes de ser vivo. Te contamos a continuación cómo esta herramienta ha permitido ahora crear jitomates más dulces.Jitomates más dulces gracias a la edición genética
Durante miles de años, los agricultores han hibridado las especies de plantas silvestres para crear hortalizas nutritivas, resistentes y agradables al gusto. Las frutas y verduras que compramos en el supermercado tienen muy poco en común con aquellas que comieron por primera vez nuestros ancestros: en casi todos los casos, la comida ha sido modificada para ser más nutritiva y sabrosa.
Sin embargo, en el último siglo estos procesos de adaptación y modificación se han acelerado dramáticamente gracias a la edición genética. Los organismos transgénicos son aquellos en los que se han combinado uno o varios genes de especies diferentes para obtener características nuevas.
Según recupera el libro Cultivos transgénicos para la agricultura latinoamericana (FCE, 2008), hacia los noventa ya se plantaban en México con regularidad especies transgénicas de soya y algodón que resistían mejor a los herbicidas. A estos cultivos se han agregado con los años otros como la papaya resistente a las infecciones de hongos.Ahora científicos de la Academia China de Ciencias Agrícolas Tropicales han dado a conocer que crearon una variedad del jitomate (Solanum lycopersicum) que es un 30% más dulce que aquella que encontramos comúnmente en el supermercado. Lo más notorio es que este aumento del dulzor ocurrió sin cambiar el tamaño de esta fruta también conocida simplemente como tomate.
Según explicaron los científicos, solo hizo falta modificar dos genes que se encargan de regular la producción de sacarosa al interior del jitomate. En el estudio publicado en Nature se lee:
La eliminación de SlCDPK27 y SlCDPK26 editada genéticamente aumentó los contenidos de glucosa y fructosa hasta en un 30%, mejorando la dulzura percibida sin penalizar el peso de la fruta o el rendimiento.
Los investigadores confían en que su descubrimiento permita modificar el sabor de otras hortalizas, sin sacrificar sus cualidades nutritivas.
Estos hallazgos proporcionan información sobre los mecanismos reguladores que controlan la acumulación de azúcar en la fruta del tomate y ofrecen oportunidades para aumentar el contenido de azúcar en cultivares de frutos grandes sin sacrificar el tamaño ni el rendimiento.
¿Qué es la edición genética CRISPR y cómo funciona?
Con las décadas han surgido métodos efectivos, precisos y baratos para modificar el ADN los seres vivos. Anteriormente, por ejemplo, se confiaba en métodos más azarosos donde los resultados estaban sujetos a prueba y error.
Muchos de estos métodos tempranos de ingeniería genética desarrollados en el siglo XX quedaron obsoletos con la llegada de la tecnología CRISPR. Esta herramienta de edición genética emplea la proteína CRISPR-CaS-9, una molécula encontrada en varias especies de bacterias.
Desde los años noventa, varios investigadores notaron que esta molécula con forma de tijeras era capaz de hacer cortes y adiciones en una cadena de genes. A grandes rasgos, su función no es muy distinta de los comandos que usamos en un procesador de texto para cortar, copiar y pegar palabras. Por supuesto, en este caso, lo que se corta y pega es los genes que son, al final del día, instrucciones para que un organismo forme proteínas.
Oficialmente, la edición CRISPR nació gracias a las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna. Ambas desarrollaron la técnica específica que permite usar la proteína CRISPR-CaS-9 para la edición de cualquier genoma. Por su trabajo ambas ganaron el Premio Nobel de Química en 2020. Los genuinos alcances de la edición genética CRISPR aún no han sido sopesados.
Actualmente, los humanos contamos con una herramienta que permite editar el ADN de seres vivos, según nuestra conveniencia. Esto, por supuesto, entraña riesgos y beneficios tan inauditos como posibles. Al respecto, la propia Doudna escribió en el libro Una grieta en la creación:
En los aproximados 100 mil años de existencia moderna de los humanos, el genoma del Homo sapiens ha sido esculpido por las fuerzas gemelas de la mutación aleatoria y la selección natural. Ahora, por primera vez, poseemos la habilidad de editar no solo el ADN de cada humano vivo, sino el ADN de las futuras generaciones.
Con las décadas han surgido métodos efectivos, precisos y baratos para modificar el ADN los seres vivos. Anteriormente, por ejemplo, se confiaba en métodos más azarosos donde los resultados estaban sujetos a prueba y error.
Muchos de estos métodos tempranos de ingeniería genética desarrollados en el siglo XX quedaron obsoletos con la llegada de la tecnología CRISPR. Esta herramienta de edición genética emplea la proteína CRISPR-CaS-9, una molécula encontrada en varias especies de bacterias.
Desde los años noventa, varios investigadores notaron que esta molécula con forma de tijeras era capaz de hacer cortes y adiciones en una cadena de genes. A grandes rasgos, su función no es muy distinta de los comandos que usamos en un procesador de texto para cortar, copiar y pegar palabras. Por supuesto, en este caso, lo que se corta y pega es los genes que son, al final del día, instrucciones para que un organismo forme proteínas.
Oficialmente, la edición CRISPR nació gracias a las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna. Ambas desarrollaron la técnica específica que permite usar la proteína CRISPR-CaS-9 para la edición de cualquier genoma. Por su trabajo ambas ganaron el Premio Nobel de Química en 2020. Los genuinos alcances de la edición genética CRISPR aún no han sido sopesados.
Actualmente, los humanos contamos con una herramienta que permite editar el ADN de seres vivos, según nuestra conveniencia. Esto, por supuesto, entraña riesgos y beneficios tan inauditos como posibles. Al respecto, la propia Doudna escribió en el libro Una grieta en la creación:
En los aproximados 100 mil años de existencia moderna de los humanos, el genoma del Homo sapiens ha sido esculpido por las fuerzas gemelas de la mutación aleatoria y la selección natural. Ahora, por primera vez, poseemos la habilidad de editar no solo el ADN de cada humano vivo, sino el ADN de las futuras generaciones.