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jueves, 8 de febrero de 2024

Titanoboa: la serpiente de una tonelada

Enviado por 

Daniel Hernandez Mendoza

En el vasto escenario del Paleoceno latinoamericano, hace aproximadamente 60 millones de años, un reptil gigante serpenteaba silenciosamente marcando su territorio como el depredador supremo de su tiempo: la Titanoboa.

La colosal serpiente de una tonelada, emerge de las páginas del pasado para asombrar con su tamaño imponente y su lugar único en la historia de la evolución.

Titanoboa: su descubrimiento en Colombia
El sorprendente descubrimiento de Titanoboa fue realizado por un equipo de científicos que trabajó en una de las minas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo en la región de La Guajira, Colombia, según publica Smithsonian Institution en un documento.

En primera instancia, en el lugar se encontraron restos de animales como cocodrilos, tortugas gigantes y peces pulmonados tres veces más grandes de los actuales.

Luego, al toparse con una vértebra enorme en 2007, los investigadores decidieron intensificar las excavaciones en ese sitio. Si bien en un principio los paleontólogos supusieron que se trataba de los restos de un cocodrilo, el equipo determinó más tarde que se trataba de la serpiente más grande jamás descubierta.

Estos hallazgos sorprendentes ofrecieron una visión sin igual del período conocido como el Paleoceno.

¿Cuáles eran las dimensiones de la Titanoboa?
La Encyclopedia Britannica (EB), señala en su sitio web que los paleontólogos han estimado que la longitud corporal de esta serpiente adulta promedio era de aproximadamente 13 metros (42,7 pies) y el peso rondaba los 1.135 kilos (1,25 toneladas).

En comparación, las anacondas adultas miden en promedio unos 6,5 metros (21,3 pies) de largo, mientras que las anacondas que baten récords alcanzan alrededor de 9 metros (unos 29,5 pies) de largo.

Nunca se ha encontrado ninguna serpiente viva con una longitud verificada superior a 9,6 metros (aproximadamente 31,5 pies), consigna la misma fuente (EB).

El ambiente selvático de hace 58 millones de años revela que esta serpiente se comportaba como una anaconda, moviéndose con facilidad tanto en la corriente de ríos como en pantanos: se trataba del mayor depredador de la selva del Paleoceno.

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